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Vox ha anunciado en los últimos tiempos de forma reiterada, su intención de formar un sindicato para trasladar al ámbito laboral sus planteamientos, basados en un Estado que proteja la libertad individual al tiempo que promueva la justicia social, de forma efectiva.

Y el nombre no puede ser más simbólico: Solidaridad. Ese mismo nombre, Solidaridad, Solidarnosc, en polaco, está íntimamente ligado al recuerdo de la lucha del pueblo polaco, por la libertad, contra el tiránico régimen comunista. La caída del comunismo en Polonia fue el detonante de la caída de la tiranía marxista en todo el Este de Europa, a finales de los años 80.

Solidaridad fue, en su origen, un sindicato independiente fundado a finales de los 70, en la ciudad de Gdansk (la antigua Danzig) una ciudad portuaria del norte de Polonia. Formado al principio por trabajadores de los astilleros, se abrió posteriormente a trabajadores de diversas ramas. Su líder era Lech Walesa, trabajador electricista. Era un sindicato de inspiración católica y patriótica, que contaba con el apoyo, desde la distancia, del Papa Juan Pablo II.

Su línea de oposición a la tiranía comunista, que llevaba instalada en Polonia desde 1945, y de preocupación sincera por los trabajadores y la libertad del pueblo, se convirtió rápidamente en un grave problema para el régimen comunista, que decía representar a la clase trabajadora, aunque realmente nadie lo apoyaba en el país, o solo los polacos más estúpidos o antipatrióticos.

En 1981 las manifestaciones en apoyo a Solidaridad fueron tan masivas, que el régimen comunista estaba a punto de caer. La Unión Soviética instigó entonces un golpe de estado militar comunista, encabezado por el general Jarruzelsky. El nuevo gobierno militar comunista intentó ahogar en sangre a Solidaridad a la que persiguió implacablemente. Un gran referente por la libertad, el sacerdote Padre Popielusko murió apalizado por policías comunistas y muchos patriotas más también fueron asesinados. Al mismo tiempo la URSS intentó acabar en Roma con Juan Pablo II, mediante un sicario turco islamista, Alí Agca, afortunadamente sin éxito.

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Pero todo fue inútil. En 1988 Jarruzelsky tuvo finalmente que dimitir, y cayó al fin la dictadura comunista, que había mantenido a Polonia esclavizada y en la miseria durante 40 años. Unos años más tarde, Lech Walesa fue presidente del país.

Esta es la lucha en la que se inspira VOX, ahora que es España la que ha caído en una dictadura comunista, encabezada por los siniestros Pedro Sánchez y su corte de ministras y el no menos siniestro Pablo Iglesias. Una dictadura, que como en Polonia, solo es apoyada por los más estúpidos o por los traidores antiespañoles. Un régimen que ha sido responsable ya de la muerte de 40.000 españoles y de la caída en la miseria de una España, que en otro tiempo tuvo una economía pujante y una justicia social garantizada.

Confiemos en que millones de españoles, como ocurrió en Polonia y en el este de Europa, estén dispuestos a luchar por su libertad.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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