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He dudado de si incluir este escrito que inicio ahora en la serie del “Poder Supremo” pues no puedo resistir al deseo de comentar el artículo de “la Cigüeña de la Torre” sobre la triste realidad de “la crisis de los religiosos” Para quienes vivimos los problemas de la Iglesia como los de nuestra madre, el efecto es desolador. Las vidas de los centenares de miles hombres y mujeres consagradas por entero a Dios en las órdenes y congragaciones religiosas, han sido algo así como la sangre para el cuerpo humano, esencialmente vital. Cuando han florecido la Iglesia ha rebosado salud. Paralizar su circulación es lo mismo que morir.
Comprobar ahora –¡los datos estadísticos sobreabundan y nos apabullan!– que los monasterios, los conventos, los seminarios y noviciados, se van cerrando por carencia de vocaciones a la vida religiosa es la peor noticia para los creyentes amantes de la Madre Iglesia. Pero mi duda se ha desvanecido al pensar que, en grandísima parte, eso se debe a la marcha triunfal de la Sinagoga de Satanás.
Tengo otra razón más para incluirlo: haber acertado en la previsión de los frutos del Vaticano II. Me cuento entre quienes han sido considerados siempre como “pesimistas reaccionarios y profetas de desastres”, cuando nos limitábamos a ser analistas fríos y responsables, preocupados por los nuevos caminos elegidos para la difusión de nuestra FE, pues nos parecían ajenos a los que Nuestro divino Maestro hizo y enseñó a hacer a los Apóstoles. Además habían sido normas durante casi dos milenios.
No hacía falta ser un genio para prever lo que ahora vivimos. Ciertamente, lo bonito era anunciar primaveras en la Iglesia cuando llevábamos el camino hacia el crudo inverno. Pero lo rentable era hacer creer que empezaba “la primavera de la Iglesia”… ¡Qué agradable sonaba eso! Mientras íbamos de cara al crudo invierno que ahora nos toca vivir y sin calefacción…
He leído casi al mismo tiempo el artículo de Francisco de Alvarado en Unida Católica sobre “Concilio Vaticano II, seminarios, vocaciones y futuro del Catolicismo” —donde nos informa de que en Barcelona han cerrado 160 (CIENTO SESENTA) dc las 208 parroquias (DOSCIENTOS OCHO), ¡el setenta y siete por ciento!–, y la información de “la Cigüeña de la Torre” sobre las Congregaciones religiosas (¡camino de su desaparición!). Es desolador enterarte de que la mayoría de las órdenes y congregaciones religiosas masculinas y femeninas han quedado reducidas a menos de la mitad, y algunas a la cuarta parte…y, todas, sin vocaciones que vengan a frenar la caída.
Los “reaccionarios” siempre hemos tenido claro que a la Iglesia se la “reforma” con la santidad y oración, no mediante el “dialogo con el Mundo”. Isabel de Castilla –como buena “reaccionaria”– pidió a Roma, ¡más bien le forzó!, a iniciar la “contrarreforma”, cien años antes de Trento, exigiendo que los obispos nombrados fuesen hombres santos y a tal fin, fueran preferentemente miembros de órdenes religiosas y monásticas. ¡Eso es tener las ideas claras! y no los grandes teólogos modernistas que despreciaba, ninguneaban y escondían a Santo Tomás de Aquino para sustituirlo por Kant. ¿Cómo se puede ser objetivo con una mente que se fía de la subjetividad? ¿Cómo sustituir a Sócrates y Platón, por Descartes y el filósofo de Könisberg?
O sea, que nunca hemos soñado despiertos, ni confiado en la renovación del fervor católico como fruto del Vaticano II, tras ser testigos de las barbaridades –auténticas burradas– que se decían en el aula conciliar…Por suerte, la equivocada medida de la llamada “trasparencia”, fruto del “nuevo espíritu democrático” de la Iglesia Modernista, sirvió, al menos para que nos pudiéramos enterar de semejantes asnadas. No creo que sirviera para nada más. Un Concilio es algo más serio que la democracia, invento satánico como tengo demostrado…
Nuestro profesor de griego en Villanueva – que se sulfuraba al encontrar en un libro de la BAC un error ortográfico –¡en una palabra, faltaba un “espíritu”, ni siquiera llegaba a acento!….—refería algo que me enseñó mucho. Cierto día, un sacerdote le dijo escandalizado: — “P. Angel, ¿se ha enterado usted? el padre tal es un hereje…” Su reacción fue, una carcajada y a continuación, este comentario: “Para ser hereje hay que ser muy inteligente, y ese pobre hombre es un asno”.
Leyendo cada día, en la prensa, las herejías de muchos de los que intervenían, en la basílica de San Pedro, me acordaba del P, Angel y de su teoría: Ciertamente, más que herejes eran burros parlantes. Nunca comprendí –y sigo igual– que esto pudiera ocurrir en un Concilio ecuménico. Siempre había creído que los obispos eran gente que creía en los dogmas y en el Magisterio tradicional y perenne, al alcance de cualquier católico medianamente instruido.
Deseo, pues, dejar constancia de que el Poder Supremo sin rostro, no solo dirige los gobiernos de las naciones y sus partidos políticos, sino que desgraciadamente –como lo sugirió el papa Montini, ha penetrado en la Iglesia donde por lo que estamos viendo mangonea más de los que cabría esperar.
El consuelo de los creyentes es saber que Jesús estará con su Iglesia hasta el fin de los siglos y que nada ni nadie la puede hacer naufragar.
Personalmente lo tengo muy claro. Apenas nacido me embarcaron en la “barca de Pedro” con el Bautismo. Luego, la Santa Misa y los sacramentos, han sido la fuente de mi equilibrio mental, pues no hay nada que proporcione más paz interior tener a tu Dios siempre muy cerca y que es tu alimento siempre que lo desees. Por otra parte, como gritó San Miguel: “¿Quién como Dios? Tengo claro, repito, que mientras siga en la Barca de Pedro, estoy seguro y no me preocupa lo que no es cuestión mía. Los responsables del timón darán cuenta de los rumbos, mi deber es seguir en el barco, porque la llegada a buen puerto la tengo asegurada por Quien me eligió para ser embarcado. Un don de valor infinito que nunca agradeceré bastante.
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.