Los últimos acontecimientos en materia de política internacional, o sea, de relaciones entre naciones, ponen en evidencia lo que sólo los tontos no quieren reconocer (los malvados lo que no quieren es reconocerlo en público):
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Que la guerra de Ucrania lo fue porque a los EEUU le interesó.
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Que para ello hizo todo lo posible durante más de una década para provocarla.
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Que su objetivo era impedir la estabilidad y crecimiento de Rusia y su consiguiente ascendencia en Europa como la potencia (europea) que es.
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Que el denominado “Maidan” fue un “golpe de Estado” (que la propia Victoria Nuland ha reconocido).
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Que el ascenso al poder de Zelenski se debió a que era (y se ha visto que ha sido y es) el títere perfecto.
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Que los acuerdos de Minsk (de los que Zelenski en su bronca con Trump ha dado una versión falsa) fueron lo que Angela Merkel ha confesado pública y voluntariamente (ergo relevo de pruebas): una trampa para ganar tiempo a fin de poder armar a Ucrania.
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Que Europa (OTAN y UE), o sea, nuestros dirigentes de todo color político (también VOX), actuaron en todo momento como lo vienen haciendo desde 1945: cual mamporreros de los EEUU.
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Que tanto EEUU como los mamporreros, y para qué decir los ucranianos, se creyeron su propia propaganda (mentiras-desinformación) no dudando en vender la piel del oso (ruso) antes de haberlo cazado.
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Que ni uno solo de los servicios de inteligencia occidentales supieron, pudieron o quisieron alertar sobre las capacidades reales rusas, así como sobre las del pueblo ruso y menos aún sobre las de Putin como estadista (el único hoy con esa talla) a cuya prudencia se debe que la cosa no haya ido a más (no habiéndose dejado llevar por la bilis y caer en las múltiples y groseras provocaciones casus belli).
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Que la guerra la tiene perdida Ucrania-EEUU-OTAN-UE desde casi el comienzo.
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Que para nada han servido (ni iban a servir) las “armas mágicas” (misiles de largo alcance y aviones último modelo) que finalmente le fueron facilitadas a Ucrania por EEUU y OTAN-UE.
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Que la guerra nos ha traído graves perjuicios (entre otros el causado por el sabotaje del gasoducto “Nord Stream 2” por parte de EEUU) y ningún beneficio.
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Que cuando a los EEUU, por diversos motivos (sería excesivo enumerarlos aquí), ya no le interesa, la guerra se acabará, se está acabando, está finiquitada, lo que reafirma todo lo dicho hasta ahora.
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Que el empeño de nuestros dirigentes (así como el de Zelenski) en intentar prolongarla, y más aún sin los EEUU, es un imposible que a nada conduce salvo a una mayor destrucción humana y material de Ucrania, y al agravamiento de los perjuicios causado a nuestras respectivas naciones.
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Que dicha contumacia se debe exclusivamente a que nuestros dirigentes tienen sus enfermizos egos destrozados, así como a su dificultad (por su egoísmo y corrupción, y para qué decir de Zelenski) para cambiar su belicoso y victorioso (estúpido) discurso de casi tres años con respecto a lo ocurrido y a Rusia, sin que sus cabezas terminen rodando en cuanto los ciudadanos se den cuenta de la desinformación y manipulación a la que han sido sometidos; llegaron incluso (y aún siguen) a jugar con hacer ir a esa injustificada guerra (incluso guerra nuclear) a nuestros hijos y nietos.
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Que en relaciones internacionales no hay amigos ni enemigos, ni lo son, unos u otros, para siempre, sino sólo y exclusivamente intereses y además circunstanciales pudiendo variar lenta o rápidamente.
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Que en relaciones internacionales hay que jugar hábilmente con las cartas (sí, el símil de Trump es correcto) que se tienen en cada momento (que nunca serán las que uno quisiera), sacando de ellas el mejor partido posible (que nunca será el ideal).
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Que los EEUU si eres su enemigo intentará derrotarte y si no lo consigue te comprará, pero que si eres su amigo antes o después te venderá y además a bajo precio.
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Que la realidad, en lo individual y en lo colectivo, se impone siempre, por lo que es mejor aceptarla cuanto antes, porque no hacerlo supone que cuando se imponga lo hará con sus peores formas.
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Que dejarse gobernar (desgobernar) por mediocres, corruptos y degenerados lleva siempre a la perdición.
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