15/05/2024 17:43
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Nuestra Cosmovisión del Mundo no es de base económica, por ello el objetivo esencial no es económico sino ético, moral. Por tanto el objetivo principal en general es recuperar una forma de vida comunitaria, donde arte, cultura y costumbres se ajusten a una elevación humana, anti decadente.

Y para ello debemos combatir la degeneración del estilo humano del capitalismo y el progresismo, acabar con el poder del dinero sobre las formas de educación y su influencia en los pueblos.

Incluso lograr eliminar el paro a cambio de la decadencia moral, esclavitud, degeneración masiva, no sería solución aceptable, pues la economía es un servicio para lograr un pueblo sano, no es el fin en sí mismo. Pero la realidad es que el capitalismo no solo degenera al pueblo sino que crea un paro constante y elevado, y un empleo precario.

Si nos referimos de forma central al entorno económico, primero debemos exigir que la economía sea un servicio a la comunidad, no su director. Eso forma parte de esa cosmología general que es la esencia comunitaria de nuestra revolución.

 

Ahora bien, ya como algo puramente de política económica, el tema esencial es acabar con el paro. Dar trabajo estable a todo el pueblo.

El primer resultado de ello es que los salarios no bajarán al tener una mano de obra adecuada a la demanda, y el trabajador que no esté contento con el trato recibido puede marcharse y buscar otro empleo con mayor facilidad. Esa es la libertad real del trabajador, su estabilidad de empleo le permite pensar en formar familia y hacer planes culturales de futuro.

Cuando hay empleo completo todos los demás problemas económicos tiene solución. Hay medios para las pensiones, habrá posibilidad de superávit presupuestario, y con ello de ir eliminando el endeudamiento, auténtica prisión actual contra el pueblo.

Hace poco ha salido el texto «Economía para socialistas y patriotas» de Laureano Luna, que demuestra como el pleno empleo es la base de una economía sana.

El que todas las democracias tengan un paro elevado y además un empleo inestable, parcial e inseguro, es la demostración de que las democracias son solo plutocracias, pero además nos explica los problemas para pagar las pensiones, el endeudamiento gigantesco, los problemas para formar familia y tener hijos a una edad juvenil, el estado de ansiedad que tienen los trabajadores que pierden un empleo, etc.

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El paro y el empleo inestable es un producto del capitalismo progresista en base a dos de sus principios básicos: Invasión inmigratoria masiva y globalización económica.

La invasión inmigratoria mantiene el paro siempre elevado, cuando aumenta la necesidad de mano de obra se abre aún más la invasión gracias al apoyo mediático e ideológico del progresismo. La globalización evita salarios en aumento y producción equilibrada, al aportar al mercado mundial sin control una mano de obra esclava en otros países.

Es evidente que la invasión inmigratoria es una forma planificada de destruir el sentido comunitario popular, una táctica progresista y sionista.

Pero lo peor es que ni siquiera sirve para acabar con la miseria del mundo no blanco. Millones de inmigrantes africanos no han mejorado en nada, nada de nada, la miseria de África. En realidad la empeoran al eliminar masas trabajadoras.

Las ayudas oficiales a los inmigrantes son inmensas y serían mucho más útiles aplicadas a fomentar producción y mejoras de instalaciones en los países de origen.

El capitalismo ofrece para el paro la infame solución de un sueldo gratuito mínimo para casos extremos de necesidad al que se suman millones de inmigrantes. No se acepta que ese dinero sea una posibilidad de sueldo para un trabajo comunitario, se elimina la idea de ‘trabajador’ para ser solo un ‘mantenido’, lo que elimina dignidad al obrero en paro europeo, que tiene (o tenía) la idea del trabajo como una base digna de vida.

 

COMUNISMO Y PLENO EMPLEO

 

El sistema comunista no tiene nada que ver con el progresismo ‘marxista’ actual, que es una mezcla de demagogia, freudanismo y hedonismo. Apoyado por drogatas, femi-histéricas, movimiento gay, estudiantes de fiestas alcohólicas, demagogos profesionales, etc. el progresismo tiene de todo menos obreros con familia, o sea proletarios.

El comunismo económicamente visto (dejando aparte su origen de odio y brutalidad infinita, fronteras electrificadas, prohibición de movimiento, etc.) no tiene su base en la igualdad (jamás fueron iguales en la URSS) sino en la eliminación de la propiedad privada y por tanto dejar la economía totalmente en manos del Estado.

Por tanto el primer problema es que en el comunismo la economía estatalizada es superior a todo tema ético, cultural, artístico, personal o colectivo. La economía centra todo, y eso es un error enorme, la economía es un instrumento para objetivos humanos.

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Pero veamos solo la parte puramente económica.

En los países realmente comunistas hay pleno empleo y es estable. Así que debería esperarse una economía sana y un nivel de vida adecuado. Que en todos los países de economía comunista la situación sea desastrosa para la gente debe explicarse para evitar creer que solo la economía del capitalismo ‘funciona’.

El principal problema es eliminar la iniciativa e interés privado y querer sustituirlo todo por la burocracia estatal. No es un problema ‘político’ sino ‘económico’. 

El Estado debe controlar férreamente, no eliminar la inventiva e iniciativa privada. En China han comprendido eso, y tienen una economía privada con un control político firme. 

Para lograr eliminar toda libertad e iniciativa tienen que cerrar fronteras, eliminar movilidad de la gente, que pierde todo interés personal en mejorar. Los planes estatales pierden la realidad directa y todo es un caos.

Es famoso que en la URSS, ya al final, se llegó a detener una persona por fabricar escobas de forma privada. Esa persona se había dado cuenta de la necesidad de escobas en sus vecinos, pero el Estado no tenía previsto en su plan quinquenal más escobas.

 

Aun así a largo plazo una economía comunista, sin la brutalidad política, no es peor que el capitalismo actual. No solo no hay paro, el empleo es seguro, sino que no hay invasión inmigratoria, ni globalización, ni la esclavitud del endeudamiento a la finanza bancaria, ni el control de la moneda por la banca, etc.

Si rechazamos absolutamente el comunismo no es tanto por el fracaso de su economía respecto a las cifras aparentes del capitalismo, sino por sus bases igualitarias utópicas y absurdas, su materialismo ideológico con todas sus consecuencias, la falta de libertad de iniciativa, el control de movimiento del pueblo, la tiranía contra toda iniciativa, etc.

Hoy el enemigo ÚNICO es el capitalismo progresista. No es el anti comunismo, pues el comunismo hoy es el palanganero del capitalismo, transformado en ‘progresismo’.