22/11/2024 08:33
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Que estos canallas lo harían lo sabíamos todos. Que el odio les ciega y quieren además sacar con ello crédito con sus fechorías, es seguro y además que hagan las barbaridades que hagan les sale gratis, es un hecho.

      Se cumplen dos años del escarnio vergonzoso de la profanación de la tumba del Caudillo como primer paso para acabar con El Valle de Los Caídos y todo lo que representa, pero esta no es la reflexión que quiero hacer en este aniversario y además a las puertas de un 20N que posiblemente sea uno de los últimos, sino el último en que reposen delante del altar mayor los restos de nuestro JEFE. De nuestro, sí, nuestro José Antonio. Cuando ellos quieran se ocuparan de él y nosotros les dejaremos hacer sin ninguna reacción de hombres ultrajados y ofendidos. No hicimos nada cuando el Frente Popular sacó de la basílica en un acto cruel a Franco y nos quedaremos calladitos cuando saque a nuestro JEFE. El Valle no se toca… Ya está. Y toda esta jauría de comunistas y terrorista de la izquierda se revolcaban por el suelo de la risa ¿Y saben por qué? Porque somos unos tíos mierdas que ni siquiera somos capaces de organizarnos para por lo menos no dejar que ultrajen a nuestros muertos sin oponer una digna resistencia. Cuando se vio que la profanación de la tumba era algo inminente indiqué en las redes sociales que podíamos y debíamos hacer algo contundente para impedir lo que esta gentuza nos iba a hacer. Propuse una parada de camisas azules y gente fiel a nuestras ideas en la explanada y alrededores del Valle. Una movilización a nivel nacional con camaradas llegados en autocares de todos los rincones de nuestra Patria para juntos defender a nuestros muertos y también nuestro honor. Quedarnos allí vigilantes y tensos para evitar que pasara lo que pasó y volverá a pasar. Ni Falange, ni La Fundación Francisco Franco me contestó nada en absoluto. Hemos olvidado, por ejemplo que José Antonio se metió en política por defender la memoria de su padre. De ser un abogado brillante y con un futuro garantizado lo dejó todo por honor llegando a entregar su vida. El Caudillo nos salvó de ser depredados por un comunismo implacable y además salvó a la Iglesia de ser exterminada, a esa iglesia farisea y cobarde que permitió y permitirá que profanen otra vez y mil veces más una basílica y que dinamiten la Cruz si a estos bandidos les apetece. El Valle no se toca

    Dos años han pasado de esa profanación y secuestro. ¿Se imagina alguien que pasaría en Francia si a un gobierno del color que fuera se le ocurriera plantear la exhumación de Napoleón de su tumba en Los Inválidos? Pues eso… Unos mierdas.

Autor

Alejandro Descalzo
Alejandro Descalzo
Nace en Madrid en 1958. Estudia en Los Escolapios de San Antón. Falangista. Ha publicado 4 libros de relatos. Apasionado del cine y la lectura. Colaborar en este medio lo considera un honor.