De Davos a Puebla. Por José Ramón Rivera Guitián

Son las seis de la mañana y aún retumban en mis oídos los ecos del repaso electoral que te dedicó el pueblo español. También los rumores de que estás loco. Me dolería mucho, pues deseo ardientemente que estés lo más lúcido posible para que padezcas, minuto a minuto, los desengaños inherentes a tu caída y el desprecio general de todo el grupo de ladrones y traidores que, en su momento, dentro de tu idiotez habitual, calificaste de compañeros. Tal vez pensaste, en tu borrachera de poder, que habías llegado a creerte que la lección de la historia no era para ti. Luego, los acontecimientos se precipitaron y, de pronto, saltó la gran noticia: Tu decisión de huir de “tu realidad” como una rata que no encuentra otra salida. Con este hecho eres fiel a la vieja tradición española de la renuncia de los traidores: La bochornosa huida del imbécil Alfonso XIII, la de los ladrones y asesinos republicanos y, más recientemente, la del Indigno y nunca suficientemente vilipendiado, Mariano Rajoy. Es un gran ejemplo de actitud pueril “romper el jarrón y escapar de la justicia paterna”, aunque en tu caso la justicia española esté escandalosamente vendida a tu perdido poder.

Me has hecho vivir una etapa cargada de estupor ante tus vilezas y de desesperación ante la pasividad cobarde de los mandos militares, ignorando el valiente comportamiento de aquellos heroicos generales africanistas: Mola, Sanjurjo y Franco que, cansados de atrocidades, alzaron su voz en defensa de nuestra patria, víctima de tanta ignominia.

A mí, personalmente, me apena tu cobardemente calculado adelanto de las elecciones, pues hubiera disfrutado viéndote arrastrado por las masas encolerizadas, protagonizando tu final al estilo Mussolini o Ceaușescu.

Difiero de la mayor con todos aquellos que te atribuyen una vena de locura, semejante a la que llevó a Felipe V a creerse una rana. Lo cierto es que, en contadas situaciones de mi vida, he visto variedad de ranas multicolores y temibles por su letalidad, pero no me parece injusto tildarte de batracio, dado que tú, en mi modesta opinión, no eres más que un reptil, un reptil venenoso y nocivo, que ha constituido un peligro real para nuestra Sociedad, y que ha servido como reactivo para poner cara y ojos a todos los hijos de puta que permanecían emboscados.

Espero y deseo que los que vengan actúen con contundencia, y todos sintáis el aliento de la justicia en vuestras nucas. Si somos capaces de dar ejemplo de firmeza en el castigo de los forajidos políticos, pronto estos buscarán nuevos horizontes, estimulados por su miedo cerval a las consecuencias de sus fechorías, y hasta podríamos ser testigos de tu proeza al intentar cruzar el estrecho gibraltareño nadando a braza, escoltado por tus esbirros Marlaska e Iceta nadando a la mariposa. Si consigues concluir felizmente tu hazaña, una vez en el continente de acogida, caminarías por las zonas desérticas para alcanzar el honor de postrarte de hinojos a las plantas de tu sultán, jurándole sumisión (no lealtad, pues no figura en tu lenguaje) y poder estar rendido, esperando las migajas que el sátrapa te pueda arrojar. Me dolería enormemente el verte apoltronado en un puesto internacional, dentro de ese colorido trampantojo que es la política mundial, más bien deseo que envejezcas solo y humillado, rodeado del desprecio de tus compatriotas y aquejado de dolencias largas y dolorosas, y así pagues con tu sufrimiento una ínfima parte del daño que nos causaste con tu felonía y arrogancia, pero, lamentablemente, mi experiencia me dice que en el futuro no veré satisfechos mis deseos, y seguirás succionando de la generosa teta del poder, reptando sobre la baba de tu indignidad junto a tu camarada Zapatero, que pronto dejará de ser un correligionario para convertirse en un competidor en los negocios turbios. SE PUEDE ENGAÑAR A UNA PERSONA TODA UNA VIDA, O A UNA MULTITUD UN INSTANTE, PERO NO A ESA MULTITUD ETERNAMENTE.

En cuanto a los detritus, confiando en el contingente de Mamertos que os votan, y que tratarán de prolongar el momio enterrando las antiguas siglas, de ese cáncer congénito llamado Partido Socialista Obrero Español, por el cambio al progreso y el nuevo arte de “gobernar para el pueblo” por: PARTIDO OPORTUNISTA LOGRERO ANTIESPAÑOL.

No te deseo más que te caiga un uno por mil de las maldiciones que los españoles te hemos dedicado, y yo, el primero; que vivas tu deshonor en soledad, que el infortunio se cebe contigo, y que en lugar de ir a DAVOS en nuestro falcon lo hagas a PUEBLA en clase económica y en línea de bajo coste. Y al resto de mis compatriotas, que nos consolemos con aquello de que en España empieza a amanecer, superando la ruina que nos produjo este canalla.

Y concluido este artículo aún me sigo preguntando: ¿QUÉ NUEVAS PUTADAS NOS HARÁ ESTE INDIVIDUO ANTES DE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES? SÓLO DIOS LO SABE O, MAS BIEN “EL MALIGNO”.

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REDACCIÓN

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