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“El triunfo del Mal es hacernos creer que no existe”

Una gran parte de los males no provienen de los malvados sino de los necios”

Existe en algunos temas ideológicos unas dicotomías muy curiosas. Por ejemplo, para unos la raza es todo para otros no existe. Para unos los toros es arte y para otros es tortura. Unos desean Cataluña independiente y otros quieren solo provincias sin diferencia alguna. Unos creen que la prostitución es algo infame y otros hablan de las ‘trabajadoras del sexo’ como una profesión más.

Hay casos donde lo razonable es algo ponderado y en otros la razón la tiene un extremo.

Algo similar pasa con el tema de los complots. En nuestros medios y en la literatura existe una cierta tendencia a ver ‘complots’ en todo y en el Sistema a negar todo complot como una manía persecutoria.

Así que el primer complot sería que el Sistema no quiere que se hable de complots, en cambio la prensa, la literatura y los neuróticos ven complots en todo, pero normalmente niegan los que realmente existen de verdad.

La manía de ver complots en exceso proviene de nuestra psicología, que no le gusta aceptar algo sin motivos, sin intenciones, como proveniente del azar o por motivos varios independientes que casualmente se han coordinado en el resultado. Y si además se puede asignar esa ‘causalidad’ a un ‘enemigo’ mucho mejor.

La negación de todo complot es normalmente intencionada para evitar que se vean los que son reales, y proviene esa negación de los medios que realmente efectúan complots, o sea del poder.

La prensa, medios y literatura son los culpables de ver complots absurdos, totalmente sin sentido, ya sean para vender novedades o porque la creación literaria ya supone una ‘no realidad’, es una invención, pero esa invención repetida tantas veces genera una idea en los lectores de posibilidad de complots extravagantes en la vida real.

La infinidad de películas sobre extraterrestres refuerza las manías de complots por reptilianos, platillos voladores y elementos de otros mundos.

Cuando el resultado de un complot es de gran importancia y magnitud, una prueba previa es observar si ha sido algo muy perfecto, o sea muy bien llevado a cabo: Si es así duda ya de que sea todo solo obra de un complot. En las tramas largas y complejas es muy fácil que salga mal algo, lo que sale perfecto no suelen ser obra solo ni principalmente de un complot.

TIPOS DE COMPLOTS

Hay fundamentalmente tres tipos de análisis sobre complots:

1- Los hay falsos o neuróticos, donde la extravagancia es excesiva y debemos sospechar más de neurosis y de desvaríos que de otra cosa. Suelen darse ‘pruebas’ sin base científica ni comprobable.

Unos ejemplos claros son:

– Actuaciones de reptilianos o extra-terrestres camuflados en formas humanas, llegadas de fuerzas extra terrestres o divinidades varias.

– Los basados en números mágicos, 666, el 13, los supersticiosos. La ‘Bestia’ o ‘Golems’, viajes en el tiempo o confluencias de astros, lecturas incorrectas del Apocalipsis, etc.

– El Satanismo y sus diversas variedades, posesiones o influencias de músicas satánica, misas negras, zoombies, etc.

– Todo hecho importante se pone en duda por un complot: La llegada a la Luna, por ejemplo, o un maremoto se cree culpa de alguna explosión atómica secreta.

– Los Illuminatis y otras sectas extrañas culpables de complots de lo más raro.

La mayoría de estos temas han sido muy popularizados por el cine y la literatura, pero han dejado rastros solo en la gente poco dotada.

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No son de importancia si no fuera porque su repetición y su popularización generan una desconfianza popular seria en los complots verdaderos. Se tiene la tentación de asimilar un posible complot real con las fábulas de este tipo neurótico de complots.

2- Hay complots con cierta base real, con datos y pruebas que indican la intervención de ciertas fuerzas en los hechos, pero no se pueden reducir esos hechos solamente a un complot por esas fuerzas.

Este tipo de complots son muy frecuentes en temas muy graves y de gran importancia. Son los más indicados por medios políticos nuestros.

El principal problema es querer REDUCIR esos hechos a un mero complot, pero en cambio no puede negarse la intervención de esas fuerzas.

Un ejemplo claro es la participación de la masonería en la Revolución Francesa y sus ideas. No hay duda de que la Masonería conspiró por ella, pero reducir todo el tema a esa influencia es excesivo. Hay otros motivos y razones, poderes y fuerzas que intervinieron. De forma que no se puede negar la conspiración masónica, pero sí que fuera el tema central único y esencial.

Otro caso similar es la influencia judía en la generación y triunfo del comunismo. Hay pruebas más que de sobras de la relación de judíos con el comunismo y su triunfo en Rusia. Pero una vez más no fue el único motivo. Solo con la acción judía no hubiera sido posible el comunismo como tal. Hay otros factores fundamentales, desde la injusticia brutal del capitalismo, la decadencia zarista o el deseo generalizado de un cambio social.

Podemos ver casos donde existen razones y contra razones.

– Se habla de que se está tratando de cambiar el clima con medios como el HAARP y se asigna todo el cambio climático esos ensayos. Eso es absurdo, la fuerza del HAARP no es más que local. Es cierto que esos medios pueden ser usados en complots locales contra alguna zona o país, pero no más.

-Algunas vacunas sin duda están muchas veces lanzadas y promocionadas por un complot de farmacéuticas, pero no todas las vacunas son inútiles o abusivas. Estar contra toda vacuna es absurdo, pero creerse que no ha habido lanzamientos de miedo y propaganda para vacunar de algunos temas sin sentido por parte de las farmacéuticas es también iluso.

– Hay una enorme cantidad de gente que duda de los hechos del 11 de septiembre en New York, y los ve como un complot sionista para iniciar la destrucción del mundo árabe que molestaba a Israel. Hay muchos temas que apuntan a que ciertas fuerzas trataron de no descubrir el complot islamista y dejarlo seguir adelante. Pero de eso a considerar que todo fue una trama judía es un reduccionismo excesivo. Los islamistas deseaban atacar a USA, tenían motivos sobrados para ello debido al apoyo de USA a Israel. Ellos realizaron el ataque.

De la misma forma que parte del gobierno de USA pudo parar el ataque japonés a Pearl Harbor, y posiblemente no quisieron algunos mandos supremos actuar para así lograr entrar en guerra, pero los que atacaron fueron los japoneses, también con motivos sobrados.

– La conjura contra la Iglesia es otro tema repetitivo. Hay libros sobre ese ‘Complot’. Sin duda las fuerzas anti cristianas del progresismo, masonería y marxismo desean destruir la Iglesia o al menos convertirla en una servidora de sus planes (cosa que han logrado en buena parte).

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Pero la decadencia cristiana no viene solo, ni quizás esencialmente, por los ataques o planes externos. Es una característica en la historia la tendencia de las jerarquías religiosas a acercarse y unirse al poder político-económico dominante. Son los propios dirigentes eclesiásticos los que no quieren enfrentarse al poder y se pliegan a su línea en lo posible, poco a poco, tratando de ser reconocidos y aplaudidos. Lo han hecho siempre sin necesidad de complots.

Por último, hemos de hablar de los Protocolos de los Sabios de Sion y el complot mundial talmudista (usar judío es excesivamente generalizador)

Una vez más hay pruebas claras de la influencia de grupos judíos que llamaremos talmudistas (grupos supremacistas judíos que pretenden el dominio mundial), en las realidades del mundo.

Hemos de diferenciar temas concretos como la creación del Estado de Israel que es producto de un complot bien claro, con la realización de los planes mundiales de un supuesto complot talmudista.

En primer lugar, durante un tiempo se hablaba y daban pruebas de que el comunismo era el medio para realizar ese complot, y ya vemos que no fue así. Eso ya debería dar dudas sobre un complot único y dirigido con los planes de los ‘Sabios de Sion’.

Sin duda hay pruebas suficientes para asegurar una intervención vital de los grupos (diversos y no siempre unidos) de talmudistas en la generación de lo que hoy llamamos ‘Sistema’.

El enorme poder que tienen ahora los medios ‘judíos’ no es una casualidad sino resultado de un plan para lograrlo. Pero todos los males que sufrimos no son causados por esos medios talmudistas, hay muchos debidos a problemas de cada pueblo, de sus errores y gobiernos, de ambiciones y egoísmos. Como decía Mota, hay mucho ario rubio entre los malvados de este mundo actual.

3- Por último, hay complots claramente ciertos, donde el resultado es consecuencia única y directa del complot. No cuelen ser de un gran hecho sino de consecuencias limitadas.

Históricamente se conoce bien el complot para el asesinato de Cesar, o el complot para matar a Hitler llamado operación Valquiria. Docenas de asesinatos han sido planificados en complots peor o mejor organizados.

Otros asesinatos como el de Kennedy o Lincoln dejan mucho que hablar sobre el complot que los llevo a cabo.

No hay dudas sobre que tanto la CIA, el KGB o el Mossad han realizado complot para derribar gobiernos, asesinar a dirigentes o influir en decisiones políticas.

Hay que ser muy crédulo para no ver un claro complot en el ataque a Irak con la excusa totalmente falsa de sus armas de destrucción masiva.

Hay y habrá ‘complots’ de precios entre empresas en competencia (llamados ‘carteles’). Sin duda hay planes de multinacionales y de grupos de presión para lograr objetivos. Los grandes Bancos y financieras toman decisiones comunes en asuntos de importancia. Los Bildeberger no se reúnen solo para hablar, planifican ‘complots’.

En fin, como conclusión: Ni todo es un complot, ni se puede negar que hay complots.

Autor

REDACCIÓN