22/11/2024 04:37
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El espectáculo sórdido de esta semana confirma lo que desde hace tantos años venimos denunciando, a pesar de la incomprensión y los insultos de muchos desdichados. Los partidos políticos han parasitado las instituciones públicas, han gangrenado el alma nacional y han convertido nuestra amada Patria en un estercolero. Un mercadillo de vanidades donde los peores, los más torpes y mediocres trafican con los votos de los españoles para seguir en el poder.
 
Hace años, cuando se hacía público un caso de transfuguismo, se organizaba un enorme escándalo y el tránsfuga recibía tal cantidad de improperios que a menudo abandonaba el cargo y se marchaba a su casa, avergonzado. Ahora, cuando se ha perdido ya toda noción de decoro y el mínimo respeto a las formas, los politicuchos cambian de partido de un día para otro, con toda desfachatez, para seguir agarrados a la ubre del sueldo público, ese maná fácil e inagotable que les permite hacer el vago y vivir como verdaderos reyes.
 
Vayamos por partes. Parece claro que toda esta marejada política parte de la voluntad de Inés Arrimadas de ser el felpudo de Pedro Sánchez. A través de sus perritos falderos, Redondo y Cuadrado (nótese el cachondeo), idearon una moción de censura en Murcia para echar al PP del poder por un «quíteme allá esas pajas». Al final, tres diputados naranjitos han abandonado a Arrimadas, frustrando la moción y dejando todo como estaba. Tanto lío y tanto secretismo para finalmente hacer el ridículo de manera lamentable. 
 
El amago en Murcia sirvió a Díaz Ayuso para curarse en salud y convocar elecciones en Madrid, cosa que tenía todo el derecho a hacer cuando quisiera, como cualquier presidente. Isabel estaba hasta el moño del niñito Aguado, que debe ser pelma como un cuñado en paro. Su órdago no solamente hace picadillo a C’S en Madrid, sino que permite recomponer la alianza con Vox, construyendo los puentes que torpemente bombardeó Casado durante la frustrada moción de censura de Abascal a Sánchez. Ayuso empieza a dejar claro que los únicos pantalones que hay en su partido los viste ella.
 
Ahora las urnas decidirán el 4 de mayo. A veces se convocan elecciones en la certeza de que uno va a arrasar y el pueblo (siempre caprichoso y voluble) te da la espalda. Pero Díaz Ayuso representa la única y verdadera oposición real a Sánchez e Iglesias, que han intentado de todo para intentar derribarla, sin éxito. Con un machismo institucional, furibundo, desesperado, viendo cómo una jovencita plantaba cara a sus torpezas y desmanes totalitarios sin despeinarse. Y dando ahora un golpe de mano para afianzar una mayoría que, con Rocío Monasterio como aliada, será una derecha reconocible y con muy pocos complejos.
 
Es, en fin, el único aspecto a destacar en un contexto político y social decadente. En una España que agoniza lentamente por una pandemia engañosa y una creciente ruina económica para trabajadores y familias. Una España que ya ni siquiera se indigna ni sale a protestar, porque prefiere el desahogo de la terraza entre amigos y cervezas clandestinas, sin distancias y con la mascarilla en el codo. Bebiendo y riendo para olvidar, porque para hacer la revolución pendiente (pensarán) siempre habrá tiempo. 

Autor

Rafael Nieto
Rafael Nieto


Nació en Madrid en 1975. Es Doctor en Periodismo por la Universidad San Pablo CEU. Ha dedicado casi toda su vida profesional a la radio, primero en Radio España y desde 2001 en Radio Inter, donde dirige y presenta distintos programas e informativos, entre ellos "Micrófono Abierto", los Domingos a las 8,30 horas. Ha dirigido la versión digital del Diario Ya y es columnista habitual de ÑTV en Internet. Ha publicado los libros "España no se vota" y "Defender la Verdad", "Sin miedo a nada ni a nadie", "Autopsia al periodismo". Esta casado y tiene un hijo.