21/11/2024 19:38
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Estas son las cosas que necesitan una buena explicación para que puedan ser entendidas por las personas sencillas:

«El banco Sabadell registró un beneficio neto de 370 millones de euros a cierre de septiembre de 2021, un 82,4% más que en el mismo periodo del año pasado».

«El banco Sabadell planea un recorte de más de 1200 empleos. La nueva salida de empleados supone un recorte del 12,5% de la actual plantilla».

Pero la realidad es que de realizarse este recorte, del Sabadell habrán salido 3.700 empleados que, unidos a los 6.452 que está planeando Caixa Bank y los 2.935 del BBVA, el sector bancario destruiría aproximadamente 15.000 empleos.

Estas dos Informaciones han sido publicada hoy, por dos distintos periódicos.

Es incomprensible para todo pensante, especialmente para quienes hemos dirigido un negocio, que una empresa que en nueve meses ha logrado un beneficio de 370 millones de euros, piense en un «plan de ajuste y medidas adicionales» que le supondrían un ahorro anual de 130 millones de euros. Que se permita por sus accionistas, porque eso tiene un coste ganso que se justificará en el rédito de sus acciones; que lo permitan los sindicatos; y que lo permita el Gobierno que, en el tanto por ciento que sea, obtendrá menor ingreso en todos sus impuestos que atañen a la empresa y a los «ascendidos a desempleados».

Sean bajas voluntarias o prejubilaciones bajo semi tapadas posibles amenazas, lo cierto es que, a pesar de que haya quienes se sientan liberados cobrando todos los meses sin darle un palo al agua, una vez pasada la euforia, con tanto tiempo por delante viéndolo pasar vacío, soso y aburrido, si no del trabajo del que salieron, si les gustaría a muchos encontrar un algo que les permitiera justificarse ante sí mismos. Y es que además, a la hora de echar cuentas, resulta un negocio ruinoso para el prejubilado teniendo en cuenta que según la edad, cobrará de la empresa el 50-55 % de su sueldo hasta los 62-63 años con una indemnización de un máximo de 270.000 euros, de los que se les descuenta lo que sería en euros los dos años del paro (eso sale de nuestros no prejubilados bolsillos).

Debe ser doloroso para el jubilado, cobrando el 50% de su sueldo, ver cómo la indemnización cobrada va mes a mes adelgazando por su obligación de ayudar a la paga oficial para llegar a final de mes.

Todo eso que supone la parte económica del prejubilado, pudiera ser que no le compense por no tener que madrugar ni tener que aguanta al gilipollas de su jefe inmediato ni a los clientes pesados que llevan cantidad de recibos para que sean pagados pero ¿qué es lo que está pensando la mujer del jubilado mirándole fijamente desde la puerta del salón, estando él sentado en el sofá leyendo el AS? ¿Cómo se le queda el cuerpo al jubilado cuando sin haber terminado de leer la crónica del partido su mujer le dice con cierta acritud: «tu ahí, sentadazo mientras el pobre Fifí (un perrito yorsay) está a punto de hacerse pis y caca en casa, por no haberle bajado a la calle a tiempo? Y no le sirve de excusa decir ¡es que el Barcelona acaba de cesar a Koeman!,

«Tu baja a Fifí a que haga sus cositas a la calle y procura subir pronto que hoy, en la 1 de televisión, Pedro Sánchez nos volverá a contar otro de sus cuentos para no dormir…  ¿Qué vas a hacer…? ¡No; no saltes por la ventana, Pepe, que es un bajo!

Yo sigo sin entender que, ganando esas estratosféricas cantidades de millones de euros los bancos, tengan derecho de pernada para deshacerse se sus trabajadores ¿será porque los partidos clásicos les deben todo un pastizal?

Autor

Eloy R. Mirayo
Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en  las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.