21/11/2024 20:35
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¡Qué mierda de vacuna es Pfizer, que habiendo recibido tres de sus dosis no ha sido capaz de proteger; de impedir, como debería ser su obligación, que el Covid-19, entrase enchulecido como un podemita cualquiera en mi hogar, del mismo modo en que lo viene haciendo en infinidad de hogares en toda España, infectándonos a los cuatro miembros que formamos mi familia.

No solo nos fastidió la salud -gracias a Dios ya estamos a punto de salir de ello-, sino que también nos arruinó económicamente, impidiéndonos abrir nuestro pequeño negocio familiar del que dependemos para cubrir nuestras lógicas necesidades, y las de Hacienda. Todo el pequeño comercio, andábamos muy pendientes del rendimiento económico en estas fechas…

Vacuna: (a ver si estoy en lo cierto) «preparado de antígenos que, aplicados a un organismo, provocan en él una respuesta de defensa» (pues si; estaba en lo cierto).

Esto que nos dice muestro Real Diccionario, aplicando a la propia opinión -mi opinión- por la experiencia vivida, es un mentira absolutamente indiscutible, a la medida de las que a diario viene soltando nuestro Pedro I, «El Trolas». ¡Ah¡ ¿qué no estoy oficiando de muerto? Claro que no; ni siquiera tengo tiempo para eso, además de que aún me queda un retal de la hipoteca. Pero no es porque la vacuna Pfizer (las otras también caminan por la misma trocha) dentro de mi organismo laboriosamente hubiera conseguido con los tres pinchazos (sin descabello) «enguachinar» al jodedor virus rebajando su ímpetu como cuando el tabernero «bautiza el vino» dejándolo hecho un asco, sino que el virus de tanto jodernos a tantos, una y otra vez, desde el día de su aparición oficial, empieza a mostrar ya su «penetrante miembro» un tanto morcillón, muy lejos de la fogosa versión de los primeros tiempos allá por marzo de 2020.

Las vacunas, esta de la que se me aplicaron tres dosis, igual que todas las demás, solo han cubierto gloriosamente las expectativas, sobrepasando con amplitud las más ambiciosas, con el beneficio económico (solamente entre Moderna, Pfizer y BioNTech esperan alcanzar hasta 2022 la escalofriante cifra benefactora de 130.000 millones de dólares americanos) a los dueños (los mayores accionistas) de los laboratorios que las «descubrieron» con la rapidez del trueno (como si lo estuvieran esperando, avisados por alguien «superior») y las comercializaron a toda pastilla.

Hoy esos conocidísimos señores son infinitamente más millonarios, con vistas al amplísimo horizonte que les augura el incesante crecimiento de su elástico «calcetín» per Saecula Seaculorum.

Con estas vacunas o con otras nuevas vacunas ¡qué más da! que, sorpresivamente, aparecerán como salidas, cuál conejo sacado de una chistera, una tras otra (no así la española) para maltratar virus en estudio (poniendo especial énfasis en el bolsillo del personal) y a novedosos e igualmente dañinos futuros virus nacidos en ¡quién coño sabrá que sórdidos laboratorios de Chi…!  Si; en uno de esos laboratorios en los que se suele manipular con esas cosas raras y en donde algunos de los más grandísimos ricachones tienen escritos sus nombres entre lo más altísimo y selecto. Auténticos criminales que de repente, al más puro estilo Mafia, regalan una pequeña fortuna a la Beneficencia.

Autor

Eloy R. Mirayo
Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en  las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.