22/11/2024 07:26
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La última actuación de Zelenski pasaría por ser una más de su historia, si no fuera por la cantidad de muertos que a través de su infame protagonismo va cargando en su mochila. 

Zelenski. Un gobernante que supera cualquier expectativa conocida cuando hablamos de negativa gestión, solo superada por el gobierno español, gracias a Dios en distinto escenario. Después de conseguir solo administrar la muerte de inocentes, penuria económica y daños colaterales, además de ser la más generosa herramienta de manipulación de la parte oscura de la comunidad internacional, hoy se atreve a emplazar al Putin, el tirano ruso. Situación planteada mediante la previa amenaza que pone en riesgo la decadencia del este para las próximas décadas. Conversaciones significativas. ¡Así las denomina! 

Es muy difícil conseguir llevar un hilo lógico o novelar una realidad como la que quiero exponer, ya que serían necesarias muchas horas para plasmar lo complicado de la actual situación bélica motivada por la salvaje invasión que emprendió Putin sobre Ucrania hace casi cuatro semanas. Pero podríamos empezar diciendo que prácticamente la totalidad del planeta y sobre todo Europa, vive bajo el paraguas de lo que yo denominaría La Gran Estafa. 

Los intereses económicos por otra parte lógicos que mueven los motores de la geopolítica actualmente puesta en práctica, se hacen cada día más públicos y nos reiteramos en equivocación tras error a la hora de usar la opinión pública para apoyar las propias decisiones que tomamos. El poder dirigente, y no me refiero a la pandilla de los Scholz, Draghi, Biden o Macron, ha cometido el segundo mayor error de todos los tiempos en clave, repercusión sobre el día a día de la sociedad. El primero fue La Primavera Árabe sobre lo que todavía nadie se atrevió a escribir en profundidad, ni mucho menos a contar la verdad. 

Un simple inciso. Entrar en un bar o interaccionar con la gente que cualquiera tiene alrededor me produce una elevada consternación, que desaparece a la misma velocidad que llega. El sentimiento social es solo una fachada. ¿Conocemos o tenemos información de los treinta o cuarenta conflictos, cordialmente llamados guerras, que la economía mundial requiere que nos trabajemos para mantener de manera constante? A día de hoy, cualquier día del mes de marzo del año que vivimos, podría enumerar sin remitirme a ninguna fuente no menos de cincuenta guerras que son actualidad. Siria, Afganistán, Haití, el conflicto palestino, Yemen, Etiopia, República Centroafricana, Congo, Cabo Delgado y así podría seguir contando el motivo de cada uno de estos conflictos que se han llevado por delante millones y millones de muertos. Podríamos hacer especial mención por ser más conocida, la guerra en Irak o el Narcotráfico, tipificado como conflicto bélico a todos los efectos. ¿Estábamos al día? No. 

La sociedad vive ausente. Y somos claramente equiparables como conjunto general al pueblo alemán contemporáneo y valedor de los crímenes de otro dictador como Hitler. Leer a Bauman en Modernidad y Holocausto, para entender la fusión del pueblo alemán en apoyo al Führer y que cada uno saque sus conclusiones. ¡Es de segundo curso! 

Dicho esto. ¿Qué es una guerra? Una pregunta que parece fácil, pero no lo es. Vivimos educados en base a películas, series y documentales que nos cuentan las cosas de una determinada manera. Una forma que no ayuda a entender dos premisas básicas que tenemos que comprender. Una guerra es la mayor catástrofe que puede sufrir un pueblo y la brutal paradoja que se forma a esa idea, pasa por que las guerras son necesarias y no pretendo abrir un debate incomprensible para lo amplio de la sociedad. 

Mi vecino, mi padre, mi hijo, mi amigo, mis gatos y ovejas. Todos tienen las mismas dudas. ¿Por qué a la vez que negocian ucranianos y rusos, se producen los peores bombardeos? ¿Por qué Putin quiere invadir Ucrania? ¿Zelenski el mártir? ¿Por qué suben los precios? ¿Por qué no hacemos desaparecer Rusia del mapa? ¿Qué es economía de guerra?  

Vivimos una de las mayores estafas de la historia de la humanidad. Estafa necesaria, fácil de explicar, pero muy difícil de entender por la acomodada sociedad que duerme sin inmutarse más de ocho horas diarias y que desconoce quién decide sobre ellos y sobre todo no conoce el verdadero sentido de la palabra sensibilidad. 

Para concluir un texto propio de alguien que busca amigos, podríamos adelantar cuando y como se producirá el final de los problemas que Zelenski está generando a su pueblo. Como cualquier guerra clásica y esta podría ser una obra de arte del Siglo de Oro de los conflictos bélicos, terminará por que ocurran dos cosas. La primera de ellas es que Ucrania esté totalmente destruida y la cifra de muertos ronde los doscientos mil, ya que la débil economía rusa podría enquistar, lejos de lo que muchos piensan el conflicto durante meses y Putin ponga sus condiciones en un maquillado tratado que hará del territorio en guerra un satélite de Moscú. La segunda es que el primer mandatario ucraniano recurra a la lógica sensibilidad intrínseca a cualquier persona y haga que cese la muerte de inocentes de ambos bandos. ¡Ya sabemos quién es Putin! 

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Autor

REDACCIÓN