21/11/2024 20:48
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Los españoles vamos entendiendo (¡lo que ha costado!), pero aun no denunciando de manera general, que se ha sobrepasado la muy negativa línea del reinado de las ideologías políticas; las clásicas desvergonzadas fabricas de delincuencia y delincuentes. La Izquierda y Derecha, ahora disfrazadas de Social Democracia y Centro Derecha, para disimular sus pasadas «correrías», ensombrecidas por las recientes, que son las «correrías» que no han impedido «el engorde de los políticos», pero que al resto nos han llevado a empellones hasta esta ruinosa realidad  instalada. La sociedad española lucha en las peores condiciones conocidas, no para mejorar, sino para subsistir, hundidos moralmente sin el consuelo de pensar en un esperanzador futuro. Unos y otros, izquierdas y derechas, responsables de esta foto, han gobernando -es un decir- alternativamente y, con el remate final de Pedro Sánchez «El Chulapón del Ramiro», han convertido a España en un cementerio donde han terminado enterradas, junto a las ilusiones, empeños y sufrimiento muchas personas, todo tipo de empresas. 

En este presente, impresentable ínterin entre un pasado ascendente con posibilidades alcanzables (de la alpargata al SEAT 600 y de una habitación alquilada, a la propiedad de la vivienda), a la esperanza de un milagro de nuestro Señor como futuro. Y es que hasta el deseo de retener lo poco que se tiene se ve presente en los saludos entre las personas normales; los ciudadano honrados y decentes a los que suelo aludir con frecuencia, con ellos me identifico. Es frecuente como actor o espectador asistir a: «¿Que tal te vas, Luis?». Pregunta en otro tiempo retórica, hecha con cierto aire expectante y temeroso.

-«¿Que te voy a decir, Torcuato? Tirando como, cuando y cuanto puedo, si se me permite».

-«Pues no se si te has enterado que no están los tiempos para ir tirando así como así».

El Luis de turno queda arrepentido de «ir tirando», reprendido por el saludo del amigo.

Ese, «No están las cosas para ir tirando». Lo que fue muestra de humor, la situación lo ha convertido en fórmula tintada de tristeza, penuria e impotencia que se escucha con insistencia en toda España. Se dice en castellano, en catalán, en eusquera (ke los separatistas se introduzkan la k en el kulo, pero… los que no disfruten de ello), en gallego, en el bable y hasta en el murciano «panocho».   

Cerca de la cincuentena de anos (no es error) de Democracia Inorgánica y Participativa (¡por los cojones!) para los españoles responsables, serios, disciplinados, honrados, honestos y decentes, cuyo único vinculo que les une con el Gobierno es la obligatoria «visita»  a Hacienda, la sensación que les bulle en el cerebro es la creencia de que se le ha estado aplicando alternativamente el timo del «tocomocho» y de la «estampita», quebrando su economía y arruinando su poder adquisitivo, para con ello pagar la inútil proliferación de partidos, cuyo único fin, alejado a distancia sideral de la mas insignificante muestra del altruismo, es procurar el enriquecimiento de sus dirigentes y en cascada (claro que se la cascan) a sus familiares, a sus mas apreciados amigos y, sucesivamente hasta llegar a la cuidadora de sus hijos, la mayoría, de padres inciertos.

Autor

Eloy R. Mirayo
Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en  las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.