20/09/2024 09:56
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Estoy sentado ante el televisor viendo la etapa de hoy, 3 de julio del 2021, y a la espera que llegue la montaña, del mejor ciclismo, he cerrado los ojos y me he ido (¡Dios, miedo me da sólo de pensarlo!) al año 1954, o sea mi primer Tour y el primer «Rey de la montaña» de Federico Martín Bahamontes, ¡67 años me contemplan! y desde entonces no me he perdido ni un solo Tour de Francia.(en ese tiempo también vi algunos «Giros de Italia» y algunas «Vueltas a España»), porque el Tour es único. Así que cuando llega junio ya me estoy «calentando» porque ya sé que viene mi pasión y 20 días pegado al televisor a las 4 de la tarde.
 
                    Recuerdo, y seguí por aquella radio de madera con aspecto de catedral gótica, los 6 Reinados de la Montaña, sobre todo aquel Tour histórico de 1959, por ser el primero que ganaba un español… Cuando «El Águila de Toledo» entró vestido de amarillo en el Parque de los Prínipes de Paris  España entera vibró de emoción y las lágrimas de Fermina, la mujer del nuevo campeón, fueron compartidas por millares de españolas envidiosas de tanta gloria.
                   Y es que aquellas «galopadas» subiendo el Tourmalet, el Aspin, el Galibier, el Aubisque, el Peyresourde, el Izoard, el Mont Ventoux o el Alpe d´Huez, que asombraban al mundo y dejaban kao a los adversarios con 25 y hasta 30 minutos de ventaja en las cumbres, no se olvidarán mientras exista el Tour.
               Luego, llegó Luis Ocaña y vuelta a empezar… sobre todo cuando vimos que era capaz de doblegar al monstruo de los monstruos, el belga Edy Merxk.
               1973 fue su año y el mio. Porque él ganó el Tour y yo gané el Premio Nacional de Teatro, con mi Séneca.
               Ocaña era, fue, el más europeo de los nuestros. Verle correr era como ver a un Príncipe bailando un val.
 
                       ¡Ah, pero cuando Bahamontes era ya un ídolo con nietos llegó Pedro Delgado, «Perico» para los aficionados, mi primo Zumosol!, y vuelta al Tourmalet y al Galibier… y vuelta a disfrutar como un enano viendo a otro españolito ganando en París. Con las «arrancadas» del segoviano volvió la salsa del ciclismo, ya que desde que se iniciaba la subida, del 12, del 13 o hasta del 18% todo el mundo esperaba, pedía a gritos que saltara el «Perico» y el «Perico» cuando ya no lo esperaba nadie, de pronto salía disparado del grupito de cabeza y ya no había quien le echase el guante…
 
                     … Y con «Perico» llegó, casi de la mano, ¡¡¡ DIOS !!!, mi dios particular, mi ídolo, el más grande de los españoles de todos los tiempos, el irrepetible:  MIGUEL INDURAÍN… el vengador, el que nos desquitó de las derrotas de los Anquetil en las «Contrarreloj»…
                         ¡Oh, Dios, aquella tarde de Luxemburgo, cuando voló a 52 km/h y humilló al campeonísimo italiano
 
 Gianni Bugno, sacándole 3 minutos en 59 km. e hizo exclamar al   francés Laurent Fignon. , cuando le dobló en la carretera: «¡Este tío no es un hombre, es un avión!». Aquel «Miguelón» a quien «L´Equipe», el diarIo organizador del Tour, llamaba «El Extraterrestre»…. 5 Tour 5, consecutivos, únicos, inalcanzables para los españoles.
                          Pero, no, no era un ser de otro mundo y también para él pasaron los años y volvió a la tierra y un día se jubiló… ¡¡Y ya nada fue igual !!… Al menos para mi, tal vez porque también para mi fue corriendo el reloj y cuando acordé ya tenía 60 años.
                        Pues, a pesar de los 80, que ya he superado, aquí sigo, delante del televisor y viendo (ahora si en color)  el Tour y disfrutando del deporte más duro de todos, pero el más bello y el más vistoso en cuanto aparecen los colosos de los Alpes y los Pirineos… y sobre todo cuando un mozalbete de apenas 20 años pega un latigazo y se va solo para los cielos como si fuese montado sobre «Pegaso». Se llama Tadej Pogacar…y lleva camino de ser otro Dios. ¡¡¡ Lástima que no sea español !!!…. HACE 67 AÑOS. ¿Hay quien dé más?.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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