Mueren tus abuelos, tus padres, hasta tus hijos...y sabes de sobra que ha sido por la timovacuna. Por Luys Coleto

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Ya sabes, memento, Mark Twain: «Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados». Y, obvio, te jode reconocer que los negacionistas teníamos razón. Y lo siento, la verdad.

Nos mintieron, eso es todo…

Nunca debieron “vacunarse”, lo intuyes. Lo sabes, precisión. Los no kakunados, de nácar, al lado de los polichutados. Y, hogaño, las de la gripe de toda la puta vida: innecesarias, inútiles y, como todas, extremadamente peligrosas. Y si cuentas con cierta edad, ni te cuento. Es la repentinitis, no la climatitis. Ni tampoco el fantasmal cuento covidicio, ni el macabeo rollo de las revisiones atrasadas.

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Autor

Luys Coleto: Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.