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A finales de los años cuarenta del siglo XIX, el sector metalúrgico y, por ende, las empresas Peugeot estaban en pleno desarrollo, y cada año se añadían nuevos productos en las diferentes divisiones de la marca. En esta primera fase como sociedad anónima, la producción se concentró en las tres líneas principales de desarrollo desde la fundación de la matriz Peugeot Fréres: sierras, cuchillas y herramientas. Dentro se encontraban una amplia gama de objetos que se siguen produciendo hasta nuestros días: desde un simples productos terminados de fundición hasta herramientas completas.

En aquella época, se asignó al orfebre Justin Blazer el diseño de un logotipo que unificase todas las divisiones de Peugeot. Aunque no fuese la tarea específica de un orfebre, la necesidad de que dicho logotipo apareciese en uno de los productos de esa época, eminentemente siderúrgicos, hizo de esta necesidad el requisito imprescindible para encargar a este artesano tan importante labor.

Tras varios procesos anteriores, el símbolo del león aparecería por primera vez en 1847, pero no se aplicaría hasta tres años más tarde, en la hoja de una sierra. De hecho, existe una sutil similitud entre el animal, las cualidades del animal y la herramienta: el león fue elegido porque representaba las tres características principales de los productos fabricados por Peugeot, es decir, la flexibilidad de la columna vertebral del león, que se compara con la de la cuchilla; la velocidad de esta última en el corte se asimila al golpe del animal; y los dientes afilados representan la resistencia de los productos.

La intención que se quería transmitir con este nuevo logo era doble: crear una marca que certificase su producción y, al mismo tiempo, permitiese ser identificada por esa parte de la población que aún no sabía leer y escribir. En 1872 aparece en todas las herramientas de Peugeot y, posteriormente, se va implantando en otros productos de la marca como molinillos (1881), bicicletas (1882) y motos (1898). Curiosamente el primer automóvil fabricado por Peugeot, el Type 2 (1889), no lució el león en su frontal. Se tuvo que esperar hasta 1905 para ver esta circunstancia, utilizando un logotipo del león sobre una flecha. En 1923, los escultores Marx y Baudichon dieron un paso más. Siguiendo los patrones artísticos de la época, el león pasó a ser tridimensional y funcionaba como tapón para el radiador, con dos versiones: el león dispuesto a saltar, y el león rugiendo.

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Una marca de la burguesía

En los años 30, Peugeot adoptó una estética más aristocrática, común en todos los vehículos por aquel entonces, símbolo del desarrollo industrial como elemento diferenciador entre clases sociales. La cabeza del león con las fauces abiertas coronaba la calandra de modelos míticos como el Peugeot 301, 401 y 601. El mismo emblema, pero más estilizado, seguiría siendo el patrón normal en los modelos de los años 40, destacando el Peugeot 402, el automóvil que cambiaría la historia de la casa, y que recibió el nombre popular de ‘el cohete de Sochaux’, ciudad francesa donde se ubicó la primera factoría para la fabricación casi en exclusiva de vehículos.

En 1948, el logo de Peugeot adoptó un estilo heráldico y, por primera vez, mostraba el león apoyado sobre sus dos patas, recordando el estilo actual del mismo. Además, en modelos como el 203, el bisabuelo del Peugeot 208, el emblema se puede ver por primera vez en el volante, manteniéndose hasta la década de los 60, cuando se volvió a modificar.

Arte sobre ruedas

Llega Pininfarina, y con ellos el moderno Peugeot 404, con un nuevo logo del león más imponente y con las crines al viento. Es un momento de libertad cultural en la práctica totalidad de Europa, imperaba el movimiento ‘hippy’, y aparece la inscripción de la marca junto al león en tonos dorados. Ya en el 68, con la gran berlina de la marca, el Peugeot 504, este león tan brioso se dejó de “encorsetar” en el característico marco que le había acompañado durante décadas.

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Fue un período de trazos más minimalistas y depurados, quitando elementos superfluos hasta desembocar en lo que se ha conocido como el ‘león de alambre’, una figura delineada que, desde 1975, ha liderado los frontales de modelos como el Peugeot 604, el 306 o, sobre todo, el 205, icono de la década de los 80.

Las siguientes revisiones del emblema, en 1998 y en 2010, han ido redondeando y limpiando las líneas, creando formas y texturas con relieves metálicos dando la sensación de firmeza y solidez, paradigmas de la marca francesa en sus modelos actuales.

Hoy, 170 años más tarde, el león representa el orgullo de una marca con una historia que ha innovado profundamente en todos los sectores en los que se ha abierto paso a lo largo de los años, tanto a nivel estilístico como tecnológico, siempre con gran atención a la excelencia, y actualmente representado por las nuevas generaciones de la gama híbrida enchufable. De hecho, como última evolución del logo, las versiones 100 % eléctricas de los Nuevos Peugeot 208 y 2008 cuentan con una versión dicroica del león situado en la calandra, lo que hace que, dependiendo de cómo le dé la luz y del ángulo de visión, éste cambie de color.

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