
El polifacético Santiago Segura creó en su día una figura cinematográfica que se hizo muy popular a través de unas cuantas películas que todas tuvieron mucho éxito a pesar de que ninguna de ellas contó con subvenciones gubernamentales. Es obvio que las subvenciones al cine español recaen siempre en directores afines al Gobierno.
La primera de la serie se estrenó en 1998 y se tituló “Torrente, el brazo tonto de la ley”; tres años después llegó a las pantallas de cine” Misión en Marbella”; en 2005 los espectadores pudimos ver “El protector”; seis años más tarde fue “Lethal Crisis”, la cuarta de la serie y en 2014 finalizó la misma con la proyección en salas de cine de “Operación Eurovegas”.
Me refiero obviamente a la serie cinematográfica que popularizó un tipo llamado José Luis Torrente espejo de zafiedad y marginación social, afín a los prostíbulos, gran consumidor de alcohol y sustancias psicotrópicas, con amistades indeseables y que todas sus andanzas las realizaba en un vehículo que se caía a pedazos. Lo cierto es que esta “joya de personaje “caló muy hondo en la sociedad española de la época. Es duro decirlo, pero fue así. En otra época en España triunfaban otro tipo de personajes digamos más limpios en todos los sentidos.
Desde no hace mucho tiempo en la política se ha dado a conocer a gran escala un sujeto que guarda un cierto paralelismo con el Torrente cinematográfico. Su nombre de pila es José Luis – como Torrente – y para más coincidencia es nacido en la localidad de Torrente – vaya casualidad -; su físico es además muy parecido al del personaje de cine y tiene como pasión desmedida las izas, rabizas y colipoterras hoy llamadas señoritas de compañía o escorts. Sus gestos ante la presencia de una mujer atractiva cerca de él demuestran su desenfreno sexual. Hizo carrera política en un coche con compañeros, todos ellos indeseables al igual que los que acompañaban al célebre Torrente. Se desconoce la música que sonaba en el Peugetot que le catapultó a la fama y también el equipo de sus amores, pero sí es conocido que el Torrente político es hijo del torero “Carbonerito”, aunque su hijo, de haber seguido los pasos de su padre en la fiesta nacional hubiera sido picador. Su tipo es el idóneo para esa suerte torera.
No hay duda que el Torrente de la política actual es José Luis Ábalos Meco un hombre que lleva en política desde 1976 cuando se afilió, ni más ni menos al PCE y cinco años más tarde al partido del puño y la rosa donde se hizo fuerte. En 1983 ya debutó con picadores – utilizo un símil taurino – como jefe de gabinete del Delegado del Gobierno en la Comunidad valenciana, y allí, forjó su espíritu de “hombre de bien” en cargos municipales y autonómicos. Posteriormente, dio el salto a cargos nacionales y fue diputado de las IX, X, XI, XII, XIII y XIV legislaturas llegando a ser el “capo” de su partido, ya se sabe, el de los cien años de honradez y ministro de uno de los ministerios que más presupuesto dispone, el de Fomento. Ya lo dijo en su día: “he venido a la política para quedarme, no estoy de paso”. Sin duda, otro nombramiento ad hoc: Ábalos dirigiendo todas las inversiones en infraestructuras y obras públicas. Solo había un precedente similar en el cargo por su nula idoneidad: Pepiño Blanco.
Con la llegada al poder, omnímodo sin duda, de pedrisco Sánchez, José Luis Ábalos se hizo no sólo con el poder en el ministerio de Fomento sino con las riendas del PSOE siendo por tanto un hombre de plena confianza del psicópata de la Moncloa, tanto que fue Ábalos el que dio la cara en la moción de censura, demostrando por primera vez al gran público lo excelente actor que es. Allí, en la tribuna de Congreso, mostró la cara de un hombre digno, honrado y lleno de virtudes que le hacían idóneo para ejercer un cargo público. Obviamente, con esas dotes de actor mejores incluso que las del protagonista de Torrente, nos trató de convencer que el “puto amo” las atesoraba en mayores niveles y que el socialismo es la tabla de salvación de los españoles.
Ciertamente, de sus otros dos compañeros del Peugeot no habló ni los encumbró, pero con el tiempo, los premió sobradamente. Pero el tiempo, es también un gran juez y ha puesto a cada uno de la banda, Sánchez, Ábalos, Koldo y Santos Cerdán donde se merecen dada su conducta moral.
Recientemente, se ha sabido que durante los tres años que fue ministro de Fomento llevó a cabo multitud de actos reprobables aprovechando su cargo y a costa de los contribuyentes, beneficiándose económicamente tanto él como sus íntimos Koldo García y Santos Cerdán. El primer caso conocido de este granuja de mirada sucia y de placeres ocultos, fue la connivencia con la delincuente Delcy Rodríguez a la que acogió indebidamente en la sala VIP del aeropuerto de Barajas y recibiendo de ella unas enigmáticas maletas.
Pero las gotas que han colmado el vaso han sido las corruptelas que ha proporcionado, compartido y aceptado de gente sin escrúpulos y comisionistas de alto nivel. Esto, junto con las estancias en paradores nacionales a costa del contribuyente pagando a señoritas de compañía llevadas expresamente allí en furgonetas, destrozando el mobiliario de las habitaciones y consumiendo en ellas ciertas sustancias, demuestran claramente la catadura moral de este sujeto que fue amparado en su día por el presidente del Gobierno y por un director de paradores que ocultó su comportamiento incívico e inmoral en varios de ellos. Este exdirector, realmente no tiene muchas luces y por eso es hoy ministro. No hay que olvidar tampoco la contratación “digital” de sus amigas íntimas para cargos inexistentes en la plantilla de empresas públicas con cargo, sin duda, a los contribuyentes.
Estos actos que son los únicos que perpetró el Torrente de la política tienen aún más gravedad porque se llevaron a cabo en pleno periodo de la COVID 19. Los sucesos del parador de Teruel, eran conocidos por la Delegada del Gobierno en Aragón pues se alojó en esas fechas en el mismo parador. Esa mujer, Pilar Alegría es hoy también ministra. Algo parecido ocurrió en el parador de Sigüenza donde además de destrozar varias suites, se fue sin pagar.
Tres años le duró la bicoca de ministro a Ábalos – los aprovechó bien el granuja – y en 2021 fue cesado por su colega del Peugeot pero, dado su ejemplar comportamiento como ministro, fue premiado por su colega Paquita Armengol como presidente de la comisión de Interior en el Congreso. Una arbitrariedad así solo es posible en la política actual en España.
Creo que no hay duda de los parecidos y semejanzas entre los dos José Luis, uno apellidado Torrente y otro Ábalos. El primero sin dinero y el segundo con el de todo un ministerio y por tanto de los españoles.
Propongo humildemente por tanto al gran director y actor Santiago Segura una nueva película y le sugiero varios nombres: “Torrente existe”, “Torrente y su harén” o “Torrente el nuevo doncel”.
Cualquiera de ellas tendrá un éxito asegurado. A la España de hoy le van este tipo de protagonistas y de políticos.
Solo tengo una duda: ¿asistirá a su estreno el actual ministro de Cultura?
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