
A lo largo de este último año y medio se han producido en España una serie de acontecimientos absolutamente anómalos en democracia, estando todos ellos relacionados con el conjunto de rasgos patológicos que caracterizan a nuestro perturbado presidente del Gobierno, entre los cuales cabe destacar el narcisismo, la adicción al poder, la amoralidad y el autoritarismo. A su vez, el problema adquiere mayor relevancia cuando observamos que una parte no despreciable de la ciudadanía, cegada por el velo del fanatismo, sigue mostrando su apoyo a tan lamentable personaje. Por ello y dado que los españoles nos estamos jugando el ser o no ser en los próximos meses no parece cuestión baladí desgranar paso por paso el conjunto de sucesos que han llevado a la nación española a una situación limítrofe con un escenario asfixiantemente fantasmagórico, donde tan solo brillan la ausencia de libertades y la miseria económica.
Así, el patológico narcisismo de P. Sánchez se plasmó de manera harto evidente el mismo día de las elecciones generales de 2023, cuando, incapaz de asumir su derrota electoral, salió al balcón de la sede del PSOE en Madrid para afirmar, sin mostrar ni un mínimo rastro de turbación, que “somos más”, a pesar de que el PP había obtenido más votos y más escaños que el PSOE tanto en el Congreso como en el Senado. Asimismo, P. Sánchez, celoso de los continuos éxitos electorales de Isabel Díaz Ayuso, en lugar de orientar sus esfuerzos a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, se ha dedicado sin descanso a construir de forma artera diversas campañas de difamación, todas ellas sin fundamento alguno, contra la presidenta madrileña, guiado en todo momento por su perverso deseo de desacreditarla personalmente y destruirla políticamente.
Obviamente y dada su adicción al poder, el falseamiento de la realidad para convertir una derrota en victoria, sólo fue el primer paso de su maquiavélico plan para mantenerse instalado en el Palacio de la Moncloa. Así, con la exclusiva finalidad de obtener el apoyo parlamentario necesario para continuar al frente del Ejecutivo, P. Sánchez no dudó ni un instante en llegar a acuerdos de gobierno con partidos tanto de extrema izquierda como de extrema derecha, sin pesarle lo más mínimo que en tan aberrante conglomerado político se dieran cita, esencialmente unidos por el odio a España, comunistas radicales, golpistas xenófobos y filoterroristas nazis.
Todo ello junto a su manifiesta carencia de barreras morales ha llevado a P. Sánchez a resignarse sumisamente a cumplir con todas las exigencias planteadas por las fuerzas independentistas que le sostienen en la Presidencia del Gobierno, incumpliendo así por enésima vez sus promesas electorales. En consecuencia, P. Sánchez no solo ha caído en la ignominia de blanquear al golpismo catalán y al terrorismo vasco, sino que, traspasando en no pocas ocasiones los límites marcados por la Constitución, ha ido progresivamente concediendo prerrogativas y traspasando competencias a Cataluña y al País Vasco, de tal forma que poco a poco ha ido desarmando al Estado y deconstruyendo a la nación española.
A su vez el talante totalitario de P. Sánchez ha provocado que el PSOE haya colonizado las instituciones del Estado, en un intento de eliminar la independencia de los organismos encargados de vigilar al Gobierno, de tal forma que el Tribunal Constitucional, la Fiscalía General del Estado, el Tribunal de Cuentas, el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno o el Instituto Nacional de Estadística en lugar de fiscalizar la actuación gubernamental y criticarla cuando es pertinente, en la actualidad se dedican, cada uno en su particular parcela, a apoyar al Gobierno y refrendar tanto sus iniciativas -por más que éstas sean en muchas ocasiones manifiestamente ilegales e ilegítimas- como sus resultados -a pesar de que éstos no pocas veces solo sean el producto final de la manipulación torticera de la realidad-.
No contentos con dicho control institucional, P. Sánchez también ha parasitado RTVE con la espuria intención de imponer su falsario relato en el seno de la sociedad española. Así, diariamente es posible observar en RTVE a periodistas como Xavier Fortes o Silvia Intxaurrondo entregados de manera indecente a la defensa incondicional y acrítica del Gobierno socialcomunista y a la descalificación desmesurada y grosera de la oposición, demostrándose así que desde las altas esferas del ente público hace tiempo que decidieron enterrar el compromiso deontológico con la independencia informativa y el respeto a la verdad que debe regir en el mundo de la comunicación.
Como no podía ser de otra forma, en medio de tan inmenso lodazal solo podía crecer el retorcido árbol de la deshonestidad y efectivamente nació y se expandió como si de un reguero de pólvora se tratara. En consecuencia, nos encontramos en el entorno de P. Sánchez con que su esposa, su hermanísimo, el que fuera su ministro de Transportes y mano derecha en el partido socialista, el fiscal general del Estado y una de las asesoras de la Moncloa han sido acusados de delitos ligados a la corrupción y al tráfico de influencias. Todo lo expuesto hace que sea inevitable pensar que bajo el bastón de mando del psicópata monclovita se ha desarrollado en el seno del PSOE una organización mafiosa cuyas actitudes y conductas muestran con inusitada claridad la nauseabunda escala de valores sostenida por la plana mayor del socialismo español.
Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos llevados a cabo por P. Sánchez para sostenerse en el poder, lo cierto es que el “sanchismo” no es otra cosa que un “castillo de naipes”, esto es, una estructura de poder siempre frágil, siempre a punto de derrumbarse, fundamentalmente porque desde un principio la ingobernabilidad ha sido la tónica dominante en esta legislatura. Así, en primera instancia, nos encontramos con que sus socios de Gobierno, es decir los comunistas de Sumar, necesitan trasladar a sus votantes que están en el Consejo de Ministros no solo para llevárselo calentito, que se lo llevan, sino también para influir en el rumbo de la política nacional. En consonancia con este planteamiento y remarcando su posición diferencial no son pocas las iniciativas legislativas socialistas que han sido rechazadas por sus socios comunistas, resquebrajándose de esta forma la unidad de acción gubernamental. A su vez, las formaciones independentistas catalanas y vascas que apoyan al Gobierno socialcomunista tan solo están interesadas en desligarse progresivamente de España y así ir paso a paso construyendo su delirante proyecto político. En consecuencia, la hoja de ruta del nacionalismo pasa por exprimir al máximo a P. Sánchez sin concederle como contrapartida estabilidad política alguna, como han demostrado de forma fehaciente al impedir durante dos años consecutivos la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, sabiendo que ello imposibilita de facto la concreción de las políticas a desarrollar en todo tipo de ámbitos.
Un caso que ejemplifica a la perfección la situación que acabamos de describir se ha dado estos día a propósito del “Plan de Rearme” aprobado por la Comisión Europea ante la negativa de la Administración Trump a seguir defendiendo militarmente a los países europeos ante agresiones de terceros países. Pues bien, mientras en Bruselas P. Sánchez se veía obligado a aceptar la aprobación de dicho plan de defensa, resulta que en el Parlamento español votaban en contra del incremento del gasto militar exigido por la Unión Europea los diputados de Sumar, Podemos, ERC, Bildu y BNG, es decir, la práctica totalidad de las formaciones políticas que sostienen al Gobierno socialcomunista.
En definitiva, atrapado entre la corrupción y la ingobernabilidad, P. Sánchez es ya tan solo un náufrago que, sin mostrar un ápice de dignidad, gime y chapotea desesperadamente en medio de un océano definitivamente hostil, sin llegar a comprender del todo, dada su proverbial egolatría y sus indudables carencias intelectuales, que se encuentra al final de su despreciable singladura política.
Autor

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Rafael García Alonso.
Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista en Medicina Preventiva, Máster en Salud Pública y Máster en Psicología Médica.
Ha trabajado como Técnico de Salud Pública responsable de Programas y Cartera de Servicios en el ámbito de la Medicina Familiar y Comunitaria, llegando a desarrollar funciones de Asesor Técnico de la Subdirección General de Atención Primaria del Insalud. Actualmente desempeña labores asistenciales como Médico de Urgencias en el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid.
Ha impartido cursos de postgrado en relación con técnicas de investigación en la Escuela Nacional de Sanidad.
Autor del libro “Las Huellas de la evolución. Una historia en el límite del caos” y coautor del libro “Evaluación de Programas Sociales”, también ha publicado numerosos artículos de investigación clínica y planificación sanitaria en revistas de ámbito nacional e internacional.
Comenzó su andadura en El Correo de España y sigue haciéndolo en ÑTV España para defender la unidad de España y el Estado de Derecho ante la amenaza socialcomunista e independentista.
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