30/04/2025 11:27
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Entrevista a Fernando Cavanillas, que nos explica la necesidad imperiosa de volver a difundir la explicación del santo Catecismo en los colegios, en las familias… pues es uno de los grandes bienes que Dios ha dispuesto al hombre para su vida. Contra el Catecismo y la santa doctrina siempre están los masones, enemigos acérrimos de la Cristiandad.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Lo que Cristo nos prescribió y nos ordenó es predicar el Evangelio a toda criatura. El Evangelio es la Revelación, la Palabra de Dios, no el catecismo, ni el actual, ni el holandés de los años sesenta, ni ningún otro que se cambia a conveniencia de los políticos (siervos de satanás) que quieren instrumentalizar heréticamente la Palabra de Dios en su beneficio e imponen a los prelados muchos engaños mezclados con sano Magisterio heredado de santos y santas, los únicos con Autoridad en la Santa Iglesia Católica Apostólica. Esa imposición es política o económica (a cambio de donaciones a la Iglesia).

Por desgracia, el actual catecismo de la Santa Iglesia Católica Apostólica, de 1992, arrastra errores propiciados por políticos y mercaderes a su propia conveniencia, especialmente los derivados del anatema de la mal llamada «doctrina social de la Iglesia», que ni viene de Cristo (2 Jn 9-11) ni de ninguna revelación por medio de santo o santa alguno y que sí es altamente ofensiva contra Dios mismo por instrumentalizar su Palabra en beneficio de esos intereses políticos, sindicales y empresariales, algo verdaderamente diabólico, propio de masones de logias ocultas, de herejes protestantes conforme a su subjetiva interpretación y que tendrá castigo inequívoco en el infierno si los precursores no se retractan a tiempo y logran vencer su soberbia.

El catecismo son preceptos de hombres, que no de Dios, así de claro. De hecho, el catecismo holandés de los años sesenta, el de Schillebeeckx entre otros, fue condenado por el Santo Oficio para la doctrina de la fe, porque introducía la subjetiva interpretación del NT a conveniencia de políticos progresistas en aquel caso. El catecismo NO es Palabra de Dios salvo en las citas del sano Magisterio que viene de los santos, elegidos de Dios, pastores del rebaño de Dios, no de los funcionarios o asalariados empresariales o políticos, y no se puede mezclar el trigo con la cizaña, de lo contrario se daña la confianza en Dios mismo por los errores de sus prelados, aleja almas de la Iglesia y de Cristo y daña las vocaciones religiosas y sacerdotales. Y esto, al Señor no le agrada nada, es, de hecho, lo que más le hiere. Nada hiere más el Sacratísimo Corazón de Jesús que las ofensas proferidas por sus propias almas consagradas.

En todo lo que está impregnado de política (demoníaca, sea del signo que sea), el catecismo es erróneo, y se subsanará, sin ninguna duda, cuando un papa santo que no esté sometido a la voluntad de poderes exteriores a la Iglesia, erradique dichos errores de él como cizaña que no solo no hay que creer, sino que hay que desenmascarar y erradicar.

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