02/02/2025 17:54

El todavía ministro Ángel Víctor Torres ha demostrado ser un socialista de pro de ese PSOE cuya seña de identidad y blasón es la mentira y la calumnia por sistema, a tiempo y a destiempo, con ocasión o sin ella, desde su fundación. Así, nos sitúa también, y una vez más por si nos faltaran ejemplos, ante la verdadera cara de tal “partido”… que nunca lo fue ni lo es, sino organización históricamente criminal, y a las pruebas documentales me remito.

El ministro Torres, sumido en su propio laberinto formado por la salida a la luz de sus corruptelas –que lo fueron a costa del sufrimiento de los demás con el Covid, nada pues más repugnante– y de la desmemoria que capitanea mediante la que pretende lavar el cerebro a los españoles, por supuesto a los que se dejen, no ha tenido mejor cosa que hacer para intentar salir de él que afirmar que durante la etapa de gobierno del Francisco Franco las mujeres no podían estudiar, llegando incluso a calumniar a la madre que le parió afirmando que era una perfecta analfabeta… por supuesto por culpa de Franco.

El problema es que como la mentira tiene las patas muy cortas y antes se coge a un mentiroso como él que a un palomo cojo, hasta los de su propia cuerda roja se han echado las manos a la cabeza doliéndose de que se haya “pasado diez pueblos”, pues con semejante rebuzno perjudica seriamente a la causa… de la mentira institucionalizada por el PSOE desde su fundación.

El caso es que las cifras oficiales del INE desmienten a Víctor Torres hasta dejarle en el ridículo que se merece; cifras que nadie puede discutir, ni siquiera él, y que dan fe de que las mujeres no sólo podían estudiar, por supuesto, sino que precisamente durante las décadas de gobierno de Franco fueron in crescendo de forma exponencial dejando también en ridículo, de paso y comparativamente, a las de la II República tan idealizada Víctor Torres y los suyos.

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Empecemos por decir que durante la II República el número de universidades públicas se mantuvo invariable en 12. Durante la etapa de Francisco Franco se elevaron a 28.

Sigamos por Las Palmas, ciudad y provincia de donde es originario el ínclito Torres. En el curso 1940-1941, la población escolar de niñas era de 19.045, de las cuales 14.218 estaban matriculadas en las escuelas primarias asistiendo continuamente a clase 10.798 de ellas. Transcurrido el tiempo, para 1975 funcionaban 3.540 centros de Educación General Básica y 265 centros prescolares, acudiendo habitualmente a clase 57.381 niñas. Asimismo, en dicho año, en la Universidad de La Laguna estudiaban ya 3.857 mujeres frente a 6.724 varones, o sea algo más de mujeres que varones. Flaco favor le ha hecho Torres a su madre porque si fue analfabeta como dice se debió sólo a que no quiso estudiar.

Sigamos con datos a nivel nacional. Entre 1940 y 1960, años de dificultades de todo tipo, el número de mujeres matriculadas en universidades pasó del 8 por ciento de 1936 al 19 por ciento. Entre muchos datos puntuales destacados a favor de las mujeres, y a título de ejemplo, señalemos que en el curso 1957-58 en farmacia y filosofía el número de mujeres igualaba al de hombres.

Entre 1966 y 1967 había en España 53.809 centros de enseñanza primaria, con 117.067 profesores y 4.025.244 alumnos matriculados de ambos sexos de los cuales, ojo al dato, las niñas matriculadas superaban a los niños pues llegaban hasta los 2.045.234. En la enseñanza media, los centros abiertos eran 3.488, los profesores sumaban 57.730 y los alumnos de ambos sexos totalizaban 1.331.392. En la enseñanza superior había 174 centros abiertos, 10.459 profesores y 147.233 alumnos matriculados de ambos sexos.

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Si en 1960 el número de estudiantes universitarios era de 77.000, en 1975, cuando fallece el Caudillo se elevaba a 530.000 de los cuales casi un 25 por ciento eran mujeres. Asimismo, en 1975 existían en España 159.922 centros de Educación General Básica, enseñando a 5.361.771 alumnos de ambos sexos, representando las niñas más de 2.600.000 alumnas, es decir, la mitad.

Si como dicen dato mata a relato, no cabe duda de que la verdad histórica documentada mata a la desmemoria antihistórica y antidemocrática del ministro Torres y de los suyos.

Si algo positivo tiene lo ocurrido es servirnos de prueba una vez más para demostrar lo grande que fue la etapa de gobierno del Generalísimo, así como que los masones, pues Torres lo es reconocido y públicamente declarado por él mismo, mienten tanto como hablan. Aviso a incrédulos y otros navegantes.

Autor

Francisco Bendala Ayuso
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