12/12/2024 05:40

Pretender echar a Sánchez del gobierno con el tema de la corrupción es absolutamente insuficiente. Mirad donde están aquellos que fueron condenados por los casos de los EREs. Han sido aplaudidos como héroes en el Congreso del PSOE de diciembre de 2024. Se ha modificado el delito de malversación para sacar o impedir que fueran a la cárcel aquellos que emplearon dinero público para los fines del partido pero que no se lo llevaron a sus propios bolsillos. Es decir, en nombre del partido Socialista Obrero Español se puede hacer cualquier cosa con el dinero público, si no te lo llevas a tu bolsillo. Estos dos ejemplos son suficientes.

Por ello reitero, no os engañéis. Es importante poner en evidencia la corrupción del partido socialista pero no es suficiente para echar a Sánchez del poder. Mira lo que ha sucedido en el reciente Congreso del PSOE. Todos han cantado con el puño en alto la Internacional, el himno comunista, mientras que nosotros, franquistas o antifranquistas, no nos atrevemos a cantar el himno español, con la bonita letra que le dio Pemán, la cual, al margen de la época en que se dio, es muy poética y neutral.

Otro ejemplo. La palabra antifascista se sigue usando hoy para recabar apoyos y aplausos, mientras que la palabra antimarxista ni siquiera se saca a relucir en ningún momento, en los mítines o manifestaciones, de los demócratas, sean de derechas, de centro o medio pensionistas. (No sé si Milei la usa cuando crítica a los «zurdos»)

Sin embargo, es ahí, en el plano ideológico, donde está la clave de la victoria contra la izquierda marxista y sus afines o conniventes. Derrotarla es imprescindible para defender y restaurar, o instaurar, una auténtica democracia en España con una clara separación de poderes, no solo entre el Ejecutivo y el Judicial, sino también entre el Ejecutivo y el Legislativo, pues éste, hoy en día, es una mera excrecencia de aquél, que es quien hace las listas electorales.

Es sorprendente a estas alturas que en España no haya un generalizado repudio al marxismo por su carácter totalitario y por los crímenes que ha causado a lo largo de su vida política.

El Fascismo fue una dictadura que encabezó Mussolini, hasta el 25 de julio de 1943, fecha en la que fue depuesto, cuando ya los americanos habían desembarcado en Sicilia y se preveía la derrota inmediata del Ejército italiano. El Fascismo causó muchas víctimas con su política de conquista de Libia y Etiopía y, posteriormente, por su participación en la Segunda Guerra Mundial con Hitler. No obstante, como mucho, no llegaron al millón, según Wikipedia.

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Frente al Fascismo, el Marxismo ha dado lugar a una treintena de dictaduras, muchísimo más sangrientas y duraderas. El Libro Negro del Comunismo, publicado en 1997, cifraba sus víctimas en más de 100 millones de muertos. A ellas hay que añadir las que le sean atribuibles, desde entonces, en este último cuarto de siglo.

En cuanto a duración, Mussolini fue dictador de Italia desde 1922 hasta 1943, es decir su dictadura duró 21 años. Para comparar el Fascismo con el Marxismo, conviene preguntarse, ¿cuántos años están, o han estado, en el poder la treintena de dictaduras que han surgido del Marxismo? La dictadura marxista lleva en el poder en China 75 años, en Corea del Norte 79, en Cuba 65. Asimismo, hasta la caída del comunismo en 1989, la URSS sufrió una dictadura de 72 años y los países de Europa del Este (Bulgaria, Rumanía, Hungría, Polonia, Checoslovaquia, Alemania del Este, Yugoslavia, Estonia, Letonia y Lituania) 44 años cada uno, etc.

Por tanto, hay motivos más que suficientes para denunciar que las dictaduras marxistas son mucho peores que las fascistas, tanto por razones objetivas como sus crímenes y su duración, como por razones intelectuales ya que hay argumentos más que suficientes para denunciar la falsedad de su ideología, tanto en lo económico como en lo filosófico.

En España, dada la actitud demagógica y revanchista de la izquierda, conviene recordar que el Marxismo sufrió su primera gran derrota. en nuestra querida patria. Conviene recordar que nuestra trágica y lamentable Guerra Civil se debió a las actitudes de la izquierda radical, inspirada por el marxismo revolucionario, que dio un golpe de estado armado contra la República, en octubre de 1934, la llamada Revolución de Asturias, que exigió que el Gobierno recurriera al Ejército de África y a Francisco Franco para derrotarla y mantener la República. Esa Revolución golpista sangrienta fue organizada por el PSOE y la UGT, como agentes principales y capitaneada por Largo Caballero, que llegaría a ser Presidente del Gobierno, desde septiembre de 1936 a mayo de 1937, durante la Guerra Civil.

A pesar de esa derrota el PSOE continuó con sus planteamientos marxistas y constituyó el Frente Popular, que ganó oficialmente las elecciones de febrero de 1936, si bien estudios posteriores señalan que hubo fraude en esas elecciones. Lo peor en todo caso fue la actitud revolucionaria y agresiva que toleró, o propició, el Gobierno de Azaña, lo que dio lugar a que Gil Robles, en su famoso discurso ante el Congreso del 16 de junio de 1936, cifrara la violencia que se estaba viviendo en España desde el 16 de febrero en 160 Iglesias totalmente destruidas, 160; asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos de asalto, 251; muertos, 269; heridos de diferente gravedad, 1.287; centros particulares y políticos destruidos, 69; ídem asaltados, 312. Ese grado de violencia, en tan sólo cuatro meses, fue mucho más grave que los atentados de ETA en sus años más duros. ¿Cuál fue el desenlace? Lo conocemos, la Guerra Civil.

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Por ello mientras que los demócratas no condenemos pública y sólidamente al Marxismo como la ideología criminal que es, no estaremos atacando los fundamentos del PSOE actual que se identifican y son conniventes con el Marxismo, cosa que no sucede con la mayor parte del resto de partidos socialista europeos, que han renunciado claramente al Marxismo y a sus símbolos y canciones.

¿Cabe en España un frente amplio por una auténtica democracia? La respuesta es un sí rotundo, pero requiere una renuncia clara, total y explícita al Marxismo y a sus métodos. Ese el reto ideológico clave para echar a Sánchez y al sanchismo, cuyos gestos complacientes con dictaduras, tales como la de Venezuela y Cuba, permiten ver que siguen apegados a la caduca y criminal ideología marxista. Y es ahí donde hay que atacar para poder construir esa España solidaria y verdaderamente democrática que anhelamos.

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Autor

Enrique Miguel Sánchez Motos
Administrador Civil del Estado.
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