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Leandro Blásquez. Casado, padre de 7 hijos. Abogado de profesión, es miembro del Centro de Estudios Universitarios P. Leonardo Castellani. Nos habla en esta entrevista de la Opción Santa Bohemia.
Empecemos por el título. ¿Por qué “La Opción Santa Bohemia? ¿En qué se diferencia el primer libro de este segundo? ¿Es una continuación?
Bueno, de algún modo es una continuación, pero de ninguna manera es una segunda parte. Con esto se quiere decir que no es necesario leer el primero para entender el segundo, aunque pueda ser conveniente.
En el primer libro va tomando forma gradualmente esto que denominamos “La Opción Santa Bohemia”. El Pinta primero se encuentra solo, batallando como un francotirador sin proyectiles; pero luego es invitado al “Ritual Original”, donde descubre un grupo de amigos con los que puede hablar el mismo lenguaje, el de la fe. Y al calor de esa amistad, frente a un fogón, entre guitarras, asados y bebidas espirituosas, surge eso que se dio en llamar “Santa Bohemia”.
En este libro, en cambio, la amistad del Pinta, el Pipa, el Sheriff, el Alemán, La Mole y, ahora también, Raúl Elcano, ya está consolidada, y se erigen en líderes naturales de “La Resistencia Bohemia”. Las Bohemias se expandieron por todo el continente, llegando, incluso, a la Madre Patria. Pero he aquí, como es natural, que se enfrentan a nuevos desafíos y a nuevas aventuras para, finalmente, quedar bajo el Ojo de Saurón, el Radar del Anticristo, que ve cómo las Bohemias le arrebata corazones para Dios y se decide perseguir a los cabecillas. Gran parte de esta entrega narra la resistencia de cara a esa persecución, pero no es sólo eso, hay más.
¿Qué más nos puede adelantar?
Incorporamos una sección de ensayos bohemios (que se llama 2 + 2 = 4) y de cuentos infantiles. Ahí quisimos realzar la importancia de cultivar el sentido común y de hacernos como niños, como enseña el Evangelio. La “Gran Mentira” (o “Plandemia”), puso en evidencia como muchos de los nuestros, muchos de ellos intelectuales, cayeron en la trampa y hasta se erigieron en defensores y promotores de ese ensayo anticrístico, propiciando que los cristianos se sometan acríticamente a un experimento que todavía hoy no sabemos qué consecuencias en la salud va a traer.
Es decir, un “eruditismo” privado de sentido común, se alza como una muralla que nos impide “ver” los signos. Jesús le dio gracias al Padre por esconder estas cosas a los sabios y entendidos y revelárselas a la gente sencilla. No se trata de no estudiar o formarse, nada más lejos de eso; sino de hacernos niños frente al Padre, para tener el privilegio de ser protegidos de las voces de los pseudo-profetas que abundan a diestra y siniestra en esta época de confusión y oscuridad.
¿Qué quieren transmitir con el diseño de portada del libro?
Quisimos hacer una tapa simple pero con mucho simbolismo. Al igual que el primer libro, hay un grupo de amigos en torno al fuego, esta vez sentados rezando el santo rosario. El dron con el ojo masónico que todo lo ve, representa al mal, que se traduce en el control social que se da en el final de los tiempos, en la persecución a los cristianos que resisten al Anticristo (Felsenburg), y también en los demonios, cuyo elemento es el aire, por lo que no se puede escapar de ellos ni aun huyendo a las montañas: por eso la importancia del rezo en comunidad.
La mano de uno de los integrantes con la gomera u honda apuntando al dron, es fundamental; no se propone un quietismo, la resistencia es activa, simboliza la lucha que debemos dar con los medios que tenemos a disposición, por más modestos que sean, ya que bien utilizados y con la ayuda de Dios, pueden ser muy eficientes. Un hondazo bien colocado puede derribar al mejor de los drones, incluso a uno como el de la portada, que se muestra grande y poderoso pero que, sin embargo, no lo es.
Por último, optamos por usar de fondo dos señales en el cielo que indican el cumplimiento de las profecías y suscitan la consecuente alegría que brota de la sana expectación de Cristo: una aurora austral y la cruz del sur.
Advierto que se sumó una nueva pluma a la Santa Bohemia, la número 6. ¿De quién se trata?
Así es. Se trata del amigo y escritor de cuentos Luis Darío Figueroa quien, después de leer “El Pinta y sus amigos”, se entusiasmó con este proyecto y decidió sumarse haciendo un gran aporte. Es interesante destacar que, en sus cuentos, propicia el encuentro entre los personajes de sus libros con los personajes del “Pinta…”, para hacer un frente común, llamado: “La resistencia Bohemia”, cuya misión es resistir, denunciar y contradecir al Anticristo (representado con el nombre Felsenburg, aquél icónico personaje de la obra “Señor del Mundo” de R. H. Benson).
Se destaca en la pregunta el número 6, lo que nos da pie para una breve reflexión. Sabemos que el 6 en la simbología bíblica es el número del “hombre”, ya que, según el relato bíblico fue creado en el sexto día. Y que el 666 es el número de la Bestia, el Anticristo, porque es número de hombre, ya que se trata de un hombre, cuyo pecado va a ser la auto-exaltación, el ponerse en el lugar de Dios, pretendiendo que se le adore; de ahí el énfasis en la repetición del 6, tres veces. En definitiva, es la exaltación del hombre sobre Dios, proceso que comenzó hace varios siglos, cuyo signo actual es la gran apostasía de la que somos testigos y que finaliza con la encarnación en este personaje que, como se dijo, no es más que un hombre y, por tal razón, a Jesucristo le bastará su aliento para destruirlo, como rezan las Santas Escrituras.
Uno más y eran siete, el número de la perfección divina, ¿verdad?
Bueno, nosotros lo vemos de la siguiente manera. El mero número 6 nos representa bien, porque somos simples seres humanos, pero como la Santa Bohemia se funda en la amistad de sus miembros “con” Cristo y “en” Cristo, pasamos a ser siete miembros, ya que Él prometió que donde dos o más se reuniesen en Su Nombre Él estaría en medio de ellos.
Por ahí, mencionan que las Santas Bohemias llegaron a la Madre Patria, ¿qué importancia tiene eso?
Como miembros que somos de la Civilización Hispánica (que incluye Brasil y, por qué no, gran parte de los Estados Unidos), heredamos de España, la Madre Patria, su genio conquistador y evangelizador. Como se sabe, todo occidente está en crisis terminal, pero principalmente su corazón, que es Europa. El cono sur, principalmente Argentina, no escapa a esa crisis, pero al mismo tiempo somos testigos de la presencia de minorías católicas que han conservado la tradición y el depósito de la fe. Esto se manifiesta no sólo en sus intelectuales y su impresionante producción de libros católicos que se exportan a los demás países de la hispanidad, sino también en las peregrinaciones marianas, en los grupos que llevan la Realeza Social de Cristo a las calles a través del rezo público del Santo Rosario, entre otras cosas.
Hoy nos sentimos con el deber de devolver lo recibido de la “Madre” a la “Madre” que agoniza: la fe. Por eso, decidimos incorporar dos cuentos que reflejan esta misión: “El Caballero Bohemio”, en donde, básicamente, aparece la figura del Quijote, encarnadura arquetípica del espíritu bohemio, quien tras su lucha contra los molinos de viento (que representan no otra cosa que el “misterio de iniquidad” del que hablaba San Pablo, que a través de sus grandes aspas disemina por el aire las herejías e ideologías que van fracturando la cristiandad a lo largo de los últimos siglos), le profetiza a Sancho, su escudero, la aparición en el final de los tiempos de una última generación de caballeros bohemios que levantarán la antorcha de la fe y la espada de la fortaleza, para enfrentar y resistir hasta el martirio, si fuese necesario, al mismo Anticristo.
¿Y el otro cuento?
El otro se llama “El quinto viaje del Almirante”. No queremos espoilear los cuentos, pero a grandes trazos se desarrolla a través de una ficción esa idea que entre nosotros predicaba el filósofo Alberto Caturelli: cuatro viajes hizo Colón al continente para traernos la fe, ahora falta el quinto viaje del Almirante, el que parte de las Américas hacia una España que perdió sus raíces cristianas, para llevarle de nuevo la antorcha de la fe.
Llama la atención un cuento titulado La Nadiversidad… que no habla de la diversidad sino de que la Universidad en Argentina ya no existe. ¿Por qué afirma eso?
Para simplificarlo, podemos decir que la Universidad tiene como objeto el saber universal, el conocimiento de la Verdad, de lo Bueno y de lo Bello. Nada de eso se encuentra en las universidades públicas argentinas, pero lo más doloroso es que tampoco lo encontramos en las universidades llamadas católicas. Y esto es doblemente malo, por aquello de que la corrupción de lo mejor es lo peor.
Muchos creen que en las universidades católicas van a estudiar una carrera desde la cosmovisión católica, o sea, desde la verdad completa. Pero no es así. Hace décadas que se han quitado de los programas de estudio todo lo que tenga que ver con la religión católica, o se han limitado a un simple punto de una bolilla (que por supuesto no entra en el examen). Además, y puedo decirlo como ex alumno, a los buenos profesores se los han quitado de encima, para reemplazarlos por docentes más abiertos y menos exigentes, curas más tolerantes y sin sotanas…
En el caso de la Universidad Católica Argentina se podría afirmar, sin exagerar, que la misma ya no es ni universidad, ni católica, ni argentina…
Así es. La única diferencia que tiene con la universidad pública es una mayor organización, edificios limpios, y un alto valor de la cuota mensual. Por lo demás, comparten casi las mismas características. De las públicas saldrán profesionales con un tinte más comunista, y de las católicas saldrán liberales, y de los peores: los católicos liberales. No nos olvidemos que el Rector de la UCA fue hasta hace muy poco tiempo, nada menos que Mons. “Tucho” Fernández. Creo que esto lo dice todo.
En definitiva, las universidades actuales son una fábrica de analfabetos nihilistas que reciben conocimientos técnicos para que, al recibirse, pueden encontrar un trabajo que les permita ganar algo de dinero. Por eso es que uno de los cuentos llama a la actual Universidad, Nadiversidad, ya que en el major de los casos, son la nada misma, y en el peor, enemigas declaradas de Cristo. Por eso es que siempre recalcamos la necesidad de formarse seriamente de manera paralela. Sobre esto también tenenos un cuento…
¿Por qué expresar estas ideas a través de cuentos y no de un ensayo?
Pensamos que el cuento o relato es un modo propicio para hacer más amables y atractivas las verdades que se intentan transmitir. El cuento es breve, en una época donde cada vez se lee menos por falta de tiempo o por la pérdida de los buenos hábitos; y también brinda más libertad que un ensayo para comunicar la realidad, ya que se le da más licencia a la imaginación y, a través de ficciones o invenciones, se puede lograr con más eficacia hacer visible el mundo invisible. Esto es importante porque vivimos en un mundo naturalista e inmanentista. Como no se tiene ojos para ese mundo invisible, se ponen los ojos en las soluciones mundanas. Aún entre los nuestros están los que Javier Anzoátegui llama «optimistas de lo inmanente». Esperan soluciones de falsos mesías, sean personas o sistemas de pensamiento, que lo único que han hecho es sumergirnos en la confusión y en la ruina. Como decía Marechal de los laberintos se sale por arriba: eso es lo que humildemente tratamos de hacer, hacer presente la trascendencia.
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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