"El crimen de la Dana" muestra sin ambages la psicopatía del desgobierno sanchista

La tragedia de la Dana es en realidad el crimen de la Dana. Seguramente tengamos presidiendo España, con los ilimitados daños que comporta, a un delincuente al que veremos juzgado hasta por crímenes de lesa humanidad. Su corrupción es lo de menos. De su auténtica suciedad aún por aflorar poco sabemos, a pesar de lo que aparentemente conocemos de sus cavernosas intenciones. No duden de que en su mente criminal está sopesar los beneficios de la muerte masiva para tapar las inmundicias de su mujer, ergo de sí mismo y de la mafia montada con sede en La Moncloa.

La inocente ciudadanía del Levante no ha sufrido una tragedia natural sino un crimen; un crimen sanchista de la Dana: así deberíamos denominar lo sucedido en Valencia. Con origen de psicopática evidencia en La Moncloa, la máquina criminal sanchista está generosamente subvencionada por una descomunal compra de voluntades y conciencias, además de gestionar el abuso y el chantaje, para ocultar la verdadera máquina del fango delictiva que con la tragedia de la Dana queda completamente al descubierto, así como la corrupción que pretenden enterrar con los barros sin despejar de la zona de guerra en que han convertido Valencia. Las responsabilidades innúmeras comienzan por la farsa ecolojeta que impidió limpiar las lindes de los ríos con ese detritus que se convirtió en un arma mortal durante la riada. El PP convino en mantener el riesgo y es culpable por omisión, por ceder a las presiones radicales con esa tibia hipocresía que lo caracteriza.

El Partido Popular cuando no es el cómplice necesario para que las barrabasadas corruptas de Sánchez continúen, se convierte en el tonto útil para además salir perjudicado. Con un necio como Feijóo al frente del partido no se pueden esperar más que exabruptos y errores tan reiterados como intolerables. A Feijóo le pasa como a Sánchez con distintas ambiciones y codicias porque las de Sánchez son criminales; las del otro necedades varias, pero no delictivas.

Una vez les han dado motivos para usarlos en sus sádicos planes, no importa si hay muertos de por medio. Que no se quejen si Mazón se prestó a ser ofrecido en engañoso sacrificio aceptando comparecer con el trilero que fue capaz de acusar, con parvularia inmundicia inexplicablemente eficaz, de ultraderecha a los vecinos que fueron abandonados a su suerte macabra durante días cuando lo han perdido todo. Un vez que el ingenuo Mazón pasó por el aro de entonar un sutil mea culpa ante el pueblo, el turbio engranaje de la manipulación se encargó de montar una manifestación con los prostituidos medios de manipulación prestos a echarle la culpa, cargarle con la responsabilidad obviando que en la protesta también estaban los que pedían la dimisión del miserable ocupa de La Moncloa. La rapidez de organización por parte de los manipuladores zarrapastrosos que montan el cisco acusando a los ajenos de sus propias y cínicas culpas, da cuenta de cuántos parásitos viven de subvenciones de chiringuitos orquestadas desde La Moncloa para asegurarse la presión de la calle.

La Dana no sólo ha dejado la aniquilación esperable cuando sin aviso se desembalsa una presa sin avisar a las futuribles víctimas de la llegada de un tsunami. Conociendo a este malnacido, porque lo conocemos demasiado, hasta podríamos sospechar que los errores no fueron casuales. La intencionalidad fue maximizar los daños que parece que Sánchez ha buscado ex profeso para luego rodearse de ese halo de oscurantismo tan habitual del PSOE como lo fue, con las mismas estrategias de manipulación, el irresoluto y prescrito 11-M. Y tanto apesta la oscura referencia a la ocultación de datos que si el 11-M fue la oscura página de la historia de España escrita durante el sospechoso mandato de Zapatero, la plandemia y el crimen de la Dana se han convertido en el particular 11-M del criminal Pedro Sánchez como cortina de humo dimensionada para difuminar las investigaciones judiciales. ¿Cómo explicar la artificiosa excusa de denegación de auxilio si no es para surta efecto el plan deseado de oportunismo politizando el dolor, tal y como preconizaba el mierda Pablo Iglesias antes de comprobar en nuestras propias carnes el sufrimiento de esa malvada especulación de cálculo político durante la plandemia?

La Dana no ha sido la asesina de esta catástrofe a la altura de las bajezas socialistas, sino el instrumento usado para matar con cierta voluntad criminal como demuestra la carencia de auxilio y el secretismo para ocultar la verdadera dimensión de esta devastación programada antes y después de las tragedia. El asesino de la Dana es aquel que especuló con la oportunidad de la debacle antes de canalizarla hacia intereses políticos y agravarla con manipulaciones antes y después de una aparente masacre incontrolada. El control fue diseñado para que la Dana trabajase la destrucción bajo directrices previamente calculadas. Las múltiples sospechas sobre la utilización programada de la catástrofe son certezas macabramente sanguinarias cuya clave está en las supuestas negligencias, en realidad capítulos estudiados con frialdad para multiplicar los efectos devastadores de una adversidad climática, la denegación consciente del auxilio humanitario más elemental, incluso criminalizando las eficaces iniciativas de ámbito civil, y el subrepticio y desalmado dispositivo para ocultar el número de fallecidos y desalojarlos en camiones frigoríficos anatematizando públicamente a los denunciantes de esta satánica maniobra de cálculo político y personal. Personal del psicopático sánchez secundado por canalla de todo percal, incluida la indignamente uniformada actuando como sicarios.

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Sólo un criminal es capaz de supeditar un auxilio económico frente a una dantesca catástrofe calculando el interés político de sacar adelante los Presupuestos Generales de Estado que aseguren su permanencia en el poder. La Asamblea francesa dejó negro sobre blanco, con un estupor generalizado, la ralea, el percal diabólico del malparido Sánc-HEZ capaz de usar el caos infernal y medir los tiempos de ayuda hasta asfixiar a los damnificados con el objetivo de proyectarlo como un ariete empujado por dementes contra el adversario político.

Suma y sigue de un desalmado retratado ante el mundo y que sigue presidiendo esta pesadilla dantesca en que ha transformado España.