Corría el año 1942 cuando se fundó la Instrucción Premilitar Superior (IPS) conocida popularmente como milicias universitarias. Era una modalidad de cumplir el servicio militar para los estudiantes universitarios como alféreces o sargentos cumpliendo unos periodos campamentales inicialmente, otra fase en las Academias de las Armas y finalmente, ya con un empleo militar de oficial o suboficial, de prácticas en diversas Unidades. La IPS duró hasta 1972 que pasó a llamarse Instrucción militar de la escala de complemento en los tres Ejércitos (IMECET, IMECEA y IMECAR) hasta 1991 y desde este año hasta que desapareció en 2001, fue conocida como sección de formación de cuadros de mando (SEFOCUMA).
Los miles de jóvenes españoles que formaron parte desde los años cuarenta de la conocida escala de complemento en sus diferentes denominaciones se iniciaban en la milicia en multitud de campamentos desplegados por toda España. Monte la Reina en Toro, Zamora; Montejaque en Ronda, Málaga; El Robledo en La Granja, Segovia; Estrecho de Quinto en Tierz, Huesca; Los Castillejos en Reus, Tarragona; Santa Fe del Montseny, Gerona; Talarn, Lérida fueron en sus primeros años los más conocidos.
En aquellas décadas el servicio militar era obligatorio y cumplirlo de oficial o de suboficial era un motivo de orgullo para los jóvenes universitarios españoles que en el periodo veraniego ocupaban todos los campamentos militares que estaban reservados para en su día los “milicianos” o posteriormente los “imecos”.
En uno de los campamentos más conocidos, el de El Robledo, en las inmediaciones de la Granja de San Ildefonso se instruyó en 1948 como alumno de la IPS y perteneciente a la 5ª compañía del IIIº batallón el alumno Julio Salgado Alegre. Este, entonces desconocido alumno, que cinco décadas después fue condecorado con una medalla al mérito militar, fue el autor de una célebre y marcial canción que en esos años era cantada en todos los campamentos militares. Esa canción, en principio solo cuartelera, dio nombre a una película del mismo nombre, dirigida por Tito Fernández y protagonizada por la guapísima actriz Mercedes Alonso y estrenada en 1961. La canción, ya popular en toda España, fue banda sonora de cinco películas más. La marchosa canción no es otra que la conocidísima “Margarita se llama mi amor”.
Las milicias universitarias dejaron de existir como el servicio militar obligatorio y así mismo muchas de las canciones que entonces se entonaban por los jóvenes españoles en edad militar. Algunas de ellas incluso se prohibieron. Actualmente, ya no se canta la canción marcha de “Margarita se llama mi amor” aunque hay una Margarita en las Fuerzas Armadas, ni más ni menos que la ministra. La Margarita, amor de los soldados españoles, se apellidaba Rodríguez Garcés, la actual ministra Robles Fernández.
Margarita Robles, magistrada, ha sido siempre un puntal muy importante en el PSOE pero solo cuando este partido está en el gobierno. Podemos decir que es socialista a tiempo parcial. Cuando los socialistas no gobiernan vuelve a la carrera judicial y cuando gobiernan se ofrece como secretaria de Estado de Interior o Subsecretaria de Justicia y encabeza listas del partido en cualquier provincia. Desde 2018 es la titular del ministerio de Defensa y persona de confianza del felón Pedro Sánchez.
El proceder de esta juez como ministra de Defensa está lleno de actuaciones indecorosas, actitudes sectarias, comportamientos indignos e inadmisibles y declaraciones improcedentes, más aun siendo ella una mujer de leyes. Estos son algunos ejemplos.
Margarita Robles tiene en su “haber” el cese del JEMAD Fernando Alejandre un magnífico y excelente militar. La manera en la que lo hizo fue de lo más mezquino y miserable. Su sustituto, que ella mismo nombró, también fue cesado de manera fulminante y este JEMAD, Miguel Ángel Villarroya, solo hizo que cumplir las órdenes que ella misma había dado sobre las vacunaciones de la COVID en las FAS.
La implacable Margarita, también tiene en su ceñidor dos muescas más a modo de ceses. Uno de ellos, el vicealmirante Alfonso Gómez Fernández de grandísimo prestigio en la Armada cuando ocupaba el cargo de Subdirector General de Reclutamiento que se negó a petición de la ministra, a modificar la normativa de acceso a las FAS en plena selección de aspirantes para que una mujer con tatuajes accediera a las mismas. La ministra no solo lo cesó sino que pidió a su superior jerárquico que no le otorgara un puesto de relevancia. Otro cese más, este de más notoriedad porque fue noticia en televisión y en prensa fue el de la directora del CNI Paz Esteban a instancias y presiones de partidos independentistas catalanes. No son los únicos ceses que adornan el ceñidor de la ministra, hay muchos más.
Aunque Margarita Robles, al igual que su compañero de profesión y ahora de bancada en el Congreso y de mesa en los Consejos de ministros, Grande Marlasca, son socialistas a tiempo parcial, cuando ejercen como tales, lo son tanto o más que su jefe de filas o de su fiel lacayo Bolaños. Hay dos Unidades en el ET muy ligadas a la historia militar de Francisco Franco, La Legión y la Academia General Militar. En ambas, ha ordenado que no haya vestigio alguno de su paso tanto cuando era un joven jefe de Unidad legionaria o en el Centro Docente zaragozano cuando fue su fundador allí y único director en su segunda época. Quien visite la AGM podrá observar que no hay ni rastro del general que llevó a orillas del Ebro tan prestigioso Centro de formación de oficiales en el que han cursado estudios, además de miles de españoles dos reyes de España, una princesa, un jefe de Estado extranjero y dos vicepresidentes de Gobierno.
Margarita Robles que lleva ya más de seis años en Castellana nº 109 ya sido incapaz, o no ha querido, incrementar el exiguo presupuesto de Defensa e intentar que esté acorde o próximo al 2% del PIB como requiere la OTAN y los países de nuestro entorno. Acepta y calla ante el despilfarro de ministerios absurdos e innecesarios del gobierno en el que ella milita. Su actitud, siendo ella juez, aceptando y asintiendo a todos los atropellos jurídicos de su jefe de filas y de ciertos compañeros la define claramente.
La leonesa Margarita Robles además de estas actuaciones indecorosas, actitudes sectarias y comportamientos indignos descritos anteriormente también se ha caracterizado por declaraciones improcedentes, absurdas y fuera de lugar. Una de esas declaraciones las hizo en Medina del Campo, Valladolid, localidad en la que falleció la reina Isabel en noviembre de 1504. La ministra de Defensa dijo textualmente: “La reina Isabel fue la primera mujer socialista de la historia”.
Es difícil digerir y comprender estas palabras de una mujer con sólida formación. Vamos, que la mejor reina que ha tenido España, la madrigaleña Isabel I de Castilla, católica convencida y practicante, que unió los reinos de España, que combatió como se merecían a los musulmanes, que expandió la fe católica allende los mares, que otorgó un idioma y una cultura a los pueblos indígenas a los que protegió tenía los mismos valores e ideales que Leire Pajín , Bibiana Aído, Matilde Fernández, Adriana Lastra, Nadia Calviño, Marisú Montero, Teresa Ribera o Pilar Alegría entre otras muchas mujeres socialistas.
De ser eso cierto, de ser la primera mujer socialista de nuestra historia, ¿ por qué no la hizo el gobierno socialista un sentido homenaje en el quinto centenario de su muerte en el palacete que testó y falleció sito en la plaza mayor de la Hispanidad de la villa de ferias de Medina del Campo?
Otra declaración de la ministra, mucho más reciente ha sido en el aniversario de la UME cuando de una manera nada protocolaria se dirigió a la reina Sofía sin el tratamiento adecuado diciéndola que se sentía muy orgullosa de ella, de su hijo el Rey y de su nieta la Princesa con una buena dosis de ironía hacia el comportamiento del rey Juan Carlos. No era ni el momento ni el lugar para ese tipo de reproches. Una vez más, Margarita Robles no estuvo a la altura que requiere su cargo.
Igualmente, en el pasado desfile de la Hispanidad, día en el que diluvió en Madrid, se presentó cuando el batallón de la Guardia Real rindió honores al rey Felipe VI, protegida de la lluvia bajo un paraguas. Su Majestad y su Alteza – a los que días antes alabó –, el JEMAD, subordinado directo suyo y todos los cuadros de mando y soldados aguantaron el diluvio sin protección alguna. Otra actuación indecorosa y nada ejemplar de Margarita Robles delante de sus subordinados.
Por tanto, no es de extrañar que Margarita Robles Fernández no sea el amor de sus soldados. Indudablemente, cuadros de mando y soldados prefieren a ”Margarita Rodríguez Garcés, una chica, chica chica pum del calibre 183”… como así se cantaba en el campamento de El Robledo, santuario del honor, en el lejano 1948.
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La banda de eunucos perjuros y traidores que se hace llamar «ejército» lleva cincuenta años demostrando que traga con todo.
Y QUIEN VA ATRAGAR A ESA, SI NO LA TRAGA NI SU FAMILIA