De todos es sabido que el Valle de los Caídos ahora Cuelgamuros, monumento nacional, está en el abandono más absoluto, debido a las políticas de memoria y desmemoria del Gobierno socialista actual o de Sánchez y los gobiernos que surgieron tras la Constitución, tanto de centro (UCD), de Izquierdas (PSOE) y de derechas (PP) que no pusieron esfuerzo alguno en su conservación ni en la política de su existencia.
Recuerdo la resistencia de la Comunidad de Madrid, en manos del PP, desde hace muchos años, a declarar BIC dicho monumento, cuando lo han solicitado desde el M.I. Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial hasta la ADVC, pasando por partidos políticos y particulares, y ella, encerrada en su casposa cerrazón del miedo a que les llamen “fascistas” por ello, patrañas de cobardes. El Valle de los Caídos, ahora Cuelgamuros, no pertenece a Patrimonio Nacional, no aparece en la declaración exhaustiva de la ley de éste, de 23/1982, no está entre su declaración de bienes, solamente lo “administra”. Esta no puede ser la excusa de la Comunidad.
No queremos hacer una comparación entre el gobierno de Sánchez y los del resto de presidentes, que si bien borraron el monumento de su pensamiento no por ello dejaron de cumplir mínimamente con sus obligaciones, administrativas, económicas y laborales, mientras que los sanchisocialistas lo abandonaron a su suerte, persiguieron y persiguen a los vivos y a los muertos allí enterrados, actúan en busca de la desaparición de éste con una derogación y regulación partidista de nuevo cuño y se regodean de ello.
El abandono es sin duda una dejación de funciones que supondrá un coste económico significativo en el momento que se tome la decisión que se tome, sobre su “solución final” pero, no importa, lo pagamos todos, incluso el gasto de conservación, en su mínima expresión, es selectivo.
Sirva como ejemplo el gasto realizado, recientemente, en la antigua cafetería del abandonado funicular para que los miembros de esas comisiones interministeriales en busca de dicha solución estén lo agradablemente cómodos como para reunirse unas horas suficientemente alejados de las instalaciones de la Hospedería monacal, cuyas condiciones son adecuadas para este tipo de reuniones, pero que son regentadas por los monjes que deben ser exclaustrados por dicha comisión y resultaría incómodo tener que mirar a los ojos a los que se van a eliminar, en el sentido de expulsar del recinto. La primera reunión de la comisión interministerial para la resignificación del Valle de los Caídos ahora Cuelgamuros se realizó el pasado lunes 30 de septiembre, en su nueva sede, Cafetería funicular-fu. Valle de los Caídos, ahora Cuelgamuros. San Lorenzo de El Escorial S/N, por si quieren dirigirse a ella.
Dicho día de septiembre se reunieron, estrenaron instalaciones y luego visitaron las goteras de la Basílica, las amputadas esculturas y las casas caídas como el resto del Valle, en la que habitan 6 de sus trabajadores, mientras las otras 54 se caen bajo la desidia de quienes están imponiendo la solución final.
He de decir que en las abandonadas instalaciones de la cafetería del funicular, ahora rehabilitadas y acomodadas para tan altas autoridades, se realizaban las elecciones sindicales para los representantes de los trabajadores públicos de Patrimonio Nacional, en los últimos años. Parece ser que CCOO, UGT, CSIF, USO o CGT, por citar los sindicatos que tienen representación en su comité de empresa, y los trabajadores públicos de Patrimonio Nacional, que para cumplir con un deber constitucional, no precisaban las mismas condiciones en las instalaciones que estas altas instancias socialistas, que buscan la “solución final” del Valle de los Caídos ahora Cuelgamuros, para sus reuniones, eso sí, teniendo que sentirse lo suficientemente cómodos y confortables como para poder tomar tan importante decisión, no comparable con la situación electoral de los trabajadores y sindicatos citados.
Es muy difícil hablar de las goteras, las esculturas dañadas, del abandono de sus jardines, viviendas de los trabajadores, fuentes, techos, yesos, pizarras, granitos, invasiones de vegetación, aleros, ventanas, puertas, patios, garajes, talleres, ermitas, escuelas, casas forestales, aseos públicos, cristales…sin que uno se indigne por ello.
¿Qué va a ser de los trabajadores tanto públicos como laborales a los que no se les tiene en cuenta para nada en esta situación, salvo para que sus puestos de trabajo vayan mermando, sus condiciones laborales se resientan, sus viviendas e instalaciones auxiliares se encuentren en un estado deplorable y se les inste a dejarlas, incrementando sus gastos con la aplicación de impuestos que antes eran abonados por el Organismo que lo explota, buscando que abandonen las viviendas y a continuación dejarlas caer por dejación como se ha hecho con las no ocupadas?.
Después nos ponemos exquisitos con la falta de viviendas, cuando las existentes las dejamos caer.
¡Cuánto ha hablado la izquierda de convertir el Valle de los Caídos, ahora Cuelgamuros, en el recuerdo de un recinto que se asemeje turísticamente al Auschwitz actual o a un gulag cualquiera, (campo de concentración comunista), en el recuerdo de lo que trajo el nacionalsocialismo o los campos de exterminio del socialismo soviético, cuánta palabra mal intencionada, cuánta mentira, cuánto bulo, cuánto dinero derrochado, cuánta falta de inversión, cuánto abandono, cuánta desidia!
Nos prometen una pronta “solución final” para el Valle de los Caídos, ahora Cuelgamuros. En la puerta del recinto aparece el escudo con el águila bicéfala y la Cruz y esperemos que no las acompañen con el rótulo de “Arbeit macht frei” de esos campos y sus recuerdos, pero en eso no habría problema, en el Valle de los Caídos, ahora Cuelgamuros, cada vez hay menos libertad porque hay menos trabajo, menos ingresos y menos trabajadores.
Carlos Zarco
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