21/11/2024 15:11

Nuestros insustanciales y chanflones políticos, retirados en sus sumideros congresuales y ocupados en sus comisiones y demás latrocinios, viven una vida ajena por completo a la del pueblo, al que desprecian. Han dejado a la sociedad un cúmulo de escándalos, al Estado leyes dañinas y al ciudadano advertencias amenazadoras, venganzas y miedo. Y si la muchedumbre tuviera cabeza, empezaría desde ya mismo a convertir la ponzoña en medicina.

Hoy día, la casta política que nos secuestra y humilla, con todos sus mantenidos y todas sus excrecencias, a pesar de su vida muelle, y cada cual a su nivel, no deja de probar el amargo sabor del pan ajeno; y qué ignominioso y duro camino es el de bajar y subir por las escaleras de los demás y esperar como putas de encrucijada a que contraten tus servicios o compren tu mercancía los correspondientes amos del tinglado.

La Constitución y la Transición han parido monstruos, transformando el reino de España en una satrapía de engendros y carantamaulas. Y los bribones mediáticos han tratado de blanquearlos o incluso de sacralizarlos, postrándose ante ellos como siervos bien pagados. Del rey abajo, las instituciones están plagadas de jabalíes, lobos, ratas, chivos, borregos y gorrinos. Y la casta partidocrática es un sumidero maloliente obstruido por los detritos.

¿Qué nos han aportado la Constitución y la Transición, con su ley electoral, entre otras trampas? Nada bueno; al contrario, ambas han constituido un demoledor absurdo, la paradoja de que han sido siempre los antiespañoles quienes han tenido la oportunidad de gobernar este antiguo Reino, hoy convertido en albañal teratológico. Y así nos va, nos ha ido y nos irá. Si no se cambia la deriva y se inicia ya mismo la imperativa regeneración.

Tanto la Constitución como la Transición sólo han servido para que los políticos partidocráticos, acogidos cada uno a su correspondiente secta, coman del presupuesto, y coman permanentemente con desmesurado provecho. Viendo los caretos y las biografías de los sucesivos Gobiernos, y cómo han ido degradándose hasta resultar una colección de excrementos humanos, percibimos los síntomas, comprobamos la radiografía y diagnosticamos la pestilencia de esta ejemplar y democrática Transición, que ya ha quedado para la Historia como una catástrofe para la Honradez, La Verdad, la Libertad y el Espíritu.

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Es tal la codicia y el servilismo al jefe -a los «putos amos»- de estos huelegateras, que el afán por el sillón les impide ocultar su desfachatez, su nulo sentido del ridículo y su miseria moral. Y lo peor de todo es la osadía que muestran al jactarse de esa exhibición de pústulas espirituales. Lo malo para el público que paga por sufrir diariamente el esperpento es que, echando una mirada alrededor y al horizonte, no se atisba el final del espantajo. Los espectadores, que llevan ya 45 años contemplando la deplorable función, parecen abocados a seguir lamentándose en el gallinero, sin presentir el final de este ciclo de enredos tragicómicos.

Tantas veces se ha augurado sin éxito la extinción de los partidos antiespañoles, que ya casi nadie se atreve a predecir su deceso. Y eso se debe, tal vez, a que el Infierno nunca desaparece. Porque fue inventado, como el Cielo, para cumplir una función. Y la cumplirá mientras el ser humano habite el Universo. Murieron, políticamente hablando, numerosos líderes socialcomunistas, pero dejaron la herencia luciferina a sus cachorros. Los políticos de la siniestra, con sus partidos-secta y sus cómplices, son un cancro maligno alojado en el organismo de la patria. Una excrecencia que ha hecho metástasis. Y esta chatarra orgánica siempre encuentra oportunamente un engendro para mantenerla viva.

Lo imprescindible, ahora, es que ese público que llena el teatro encuentre a sí mismo un oportuno y competente cirujano. Filosofías como las de Hazte Oír o similares, deberían dar un paso más al frente. Y pensar en la unificación de la excelencia.

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
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Geppeto

Como me gusta la Primavera y sobretodo en Mayo Que fresco y agradable se queda el aire después de una tormenta Feliz noche a todos todas y todes

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