24/11/2024 00:15

Franco alargó conscientemente la guerra civil, Ángel Viñas (InfoLibre, 17 de enero de 2024)

Aunque a este impostor de la Historia ya nadie le toma en serio por sectario y falsificador, de vez en cuando no hay más remedio que salir al paso y rebatir los argumentos que el fulano utiliza a modo de dardo contra Franco y el Ejército Nacional durante la Cruzada de Liberación Nacional, sostenida desde el 18 de julio de 1936 al 1 de abril de 1939.

Fracasado el derrocamiento del Gobierno del Frente Popular – “La chusma que se apoderó de la República” (Manuel Azaña)- por medio de una acción de fuerza con la toma de Madrid y Barcelona como objetivos prioritarios. Preparación y diseño en el que no participó Franco, que, de haberlo hecho, seguro que hubiera triunfado. Lo que se inicia a partir de ese fracaso, es una guerra civil generalizada en todo el territorio nacional como consecuencia de la división en el Ejército y en la población civil. Una guerra generalizada, en la que cada bando va a utilizar todos los medios a su alcance para aniquilar al bando contrario.

Los primeros compases del Ejército a las órdenes de Franco son espectaculares. La tenaza sobre Madrid, sede del poder político, y el desembarcó de la Legión a la Península que avanza venciendo toda resistencia, auguraban un éxito rápido.

Pero, cuando esto está sucediendo, Franco se da cuenta de lo que supondría convivir con el virus letal que se había instalado y extendido por toda España desde el 14 de abril de 1931: el comunismo. Y plenamente consciente de lo que marcaba esa hora, no otra cosa que una “rectificación histórica”, decide que la guerra tiene que continuar hasta desarmar y hacer cautiva a la anti-España…

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Luchamos por librar a nuestro pueblo de las influencias del marxismo y del comunismo internacionales, que se introdujeron en nuestro país para hacer de España una sucursal del bolchevismo moscovita. Queremos salvar por esta lucha los valores morales, espirituales y religiosos del pueblo español, que constituyen la base de nuestra existencia nacional e individual” (Franco. Declaraciones al “Lepziger Illustrierte Zeitung”, julio de 1937).

Lo que marca esa “rectificación histórica” es la orden de liberar el Alcázar de Toledo, aunque se abandonará el empuje bélico sobre otras posiciones de mayor importancia e interés estratégico…

Nuestra guerra no es una guerra civil, una guerra de partidos, una guerra de pronunciamiento, sino una Cruzada de los hombres que creen en Dios, que creen en el alma humana, que creen en el bien, en el ideal, en el sacrificio, que luchan contra los hombres sin fe, sin moral, sin nobleza” (Declaraciones a “L´ Echo” de París, 16 de noviembre de 1937).

Se necesitaba una “rectificación histórica”, y se logró.

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Pablo Gasco de la Rocha
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ANTONIO

Pablo : EXCELENTE ARTICULO Y DE UNA ALTURA SUPREMA EL ARTICULO, ESA ES LA VERDADERA HISTORIA LA QUE FUE Y QUE IRREMEDIABLEMENTE TUVO QUE SER. AL SEÑOR VIÑAS LA CATEDRA QUE TIENE Y OTROS TITULOS SE LO DIERON POR SECTARIO COMO A OTROS QUE SABEMOS.

GRAN PERIODISTA DE ALTISIMA CALIDAD Y VERDAD,

UN ABRAZO

Alvar

El resultado de la Segunda guerra mundial, más los efectos del Concilio Vaticano segundo, suponen el jaque mate a la civilización cristiana. Si Dios no lo remedia.

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Franco pudo haber tomado Madrid mucho antes pero prefirió utilizarlo como falso objetivo estratégico para que los rojos detrajeran fuerzas de otros frentes y, además, para que cargaran con todo el peso económico de mantener a la población de Madrid. Franco fue un gran estratega.

Sigfrido

ESTE ARTICULO ES CUM LAUDE. EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA NO VENCIO UN BANDO NI OTRO, SI NO, FUE UNA VICTORIA DE ESPAÑA PARA LOS ESPAÑOLES, POR ESO SE CONMEMORO CON UN MONUMENTO RECONOCIDO EN EL MUNDO COMO ES EL VALLE DE LOS CAIDOS. (RECONCILIACION Y CONCORDIA).

EL SR VIÑAS. DENTRO DE SUS ENTRAÑAS TIENE INCRUSTADO UN ODIO INVETERADO HACIA FRANCO QUE NUNCA LO HA EXPLICADO. SU TENDENCIA ES A LA IZQUIERDA DIGO ROJO, PERO SIN LLEGAR AL ROJO SINO UN ROSA HACIA ROJO, QUIERO DECIR.

FELICITACIONES SR GASCO

Hakenkreuz

Esa tesis de que Franco prolongó deliberadamente la guerra es rotundamente falsa. Razones:

1º Todos los mandos del Ejército nacional coincidieron en que era preciso tomar Madrid lo antes posible para terminar la guerra al menor coste en vidas y recursos. No pudieron hacerlo, no es que no quisieran, sino que no pudieron hacerlo debido a la ayuda soviética al bando rojo, además del enorme desgaste del ejército de África que recorrió combatiendo más de 500 kilómetros hasta el hospital clínico de Madrid. No obstante, el rápido y espectacular (en términos de unidades de infantería) avance del ejército de África por Andalucía Occidental, Extremadura y Toledo, certifica la premura por tomar Madrid y concluir lo antes posible la guerra por parte nacional, intento frustrado.

2º Es el bando rojo el que quiso y actuó de modo deliberado para prolongar la guerra hasta límites criminales inimaginables, dado que ya desde el principio quedó bien claro que ganar la guerra, con sus irreconciliables divisiones internas y con su espantosa incompetencia salvo en la propaganda embustera, era algo imposible, incluso con aplastante superioridad de medios industriales, mineros, económicos, financieros y diplomáticos, inicial desaprovechada catastróficamente.

Fue Largo Caballero primero y Negrín sobre todo, y nunca Franco, el que intentó, más allá de lo humano y de lo que sus propios mandos le pedían, prolongar la guerra, con la consigna de «resistir es vencer», hasta solaparla con la que estaba por estallar, la Segunda Guerra Mundial, con la esperanza de adherir al bando rojo con las democracias y con la URSS de Stalin contra el «fascismo». Gracias a Dios no lo logró, aunque en su intento, bajo el infierno colectivizador marxista, murieron en torno a un cuarto de millón de españoles de hambre en zona roja (el holodomor que también sufrió la URSS de Stalin con su genocida política colectivizadora), casi tantas víctimas como en frentes y retaguardia. Negrín y los líderes rojos, por supuesto, jamás pasaron hambre ni necesidad (de hecho, en el «exilio» o huida, vivieron como emperadores), como su ejército rojo que fue forzado a mantenerse en los frentes muchos meses sin la más mínima esperanza de victoria (salvo la de ayuda de UK en una hipotética guerra mundial iniciada en España que Dios impidió por su Bondad infinita, pero que era el verdadero motivo de la intervención de Stalin en España). Por todo ello, fueron los rojos, especialmente los comunistas, los que intentaron prolongar criminalmente la guerra, no Franco y su ejército nacional, con todo lo que prolongar la guerra tuvo, especialísimamente, para la zona roja. En la zona nacional no hubo hambre, por mucho que la propaganda roja y democrática diga otra cosa con su «memoria embustera».

3º Tan culpables fueron los rojos, criminalmente insensibles a todo padecimiento de los suyos, de la prolongación de la guerra, que tuvieron que rendirse tras una cruenta guerra civil interna en su propio bando (la tercera contando la que tuvieron trotskistas y anarquistas por un lado, contra comunistas y socialistas bolchevizados por otro, y la que tuvieron gudaris con rojos asturianos y cántabros en Santoña, no contada por la «historiografía oficial») con la sublevación del coronel Segismundo Casado contra los propios comunistas, y respaldado por líderes anarquistas y socialistas que no soportaban más la tiranía de Stalin y sus genocidas comisarios sobre su propio bando. Todos los líderes militares rojos, Miaja, Matallana, Mera, Bernal, etc., pidieron la rendición en reunión con Negrín ya a mediados de febrero en Albacete, tras la reconquista nacional de Cataluña y a la vista de una población que moría en masa de hambre, miseria y terror rojo en la zona dominada por los marxistas. Ese es el hambre que la España nacional y católica triunfante heredó del infierno colectivizador rojo y que palió con el excedente acumulado en la zona nacional logrando una recuperación sobresaliente a pesar del contexto internacional de guerra y postguerra desfavorables, toda una proeza económica, eso sí, generalizadamente manipulada, pues el hambre se atribuye a Franco y su España, nunca a los que la provocaron, los rojos, con su colectivización revolucionaria (lo que es de todos, no es de nadie. Y el Estado socialista, es el mayor explotador y esclavizador, mientras que la no explotación consiste en no trabajar y en cobrar cada vez más, ese es el principio del socialismo). En la España de Franco, nunca hubo nada que ver con lo que ocurría en la URSS de Stalin y de sus sucesores, modelo para los rojos, de perpetua y generalizada hambre, miseria, terror, degeneración, infierno y muerte.

4º Lo que sí sucedió es que la prolongación de la guerra, querida por Juan Negrín y su gobierno (no por Azaña, rehén de los bolcheviques de Stalin, como él mismo reconoció), acabó, en contra de la voluntad de los propios rojos, beneficiando a Franco y el bando nacional, pues tal odio y hartazgo generó en la zona roja contra comunistas, socialistas, anarquistas y republicanos el hambre y el terror prolongados más allá de lo humano, en una población que venía pidiendo el fin de la guerra desde hacía muchos meses, que incluso los propios partidarios del frente popular acabaron saludando como una auténtica liberación el triunfo de Franco y haciéndose fervientes franquistas en los años sucesivos, al comparar muy favorablemente su Régimen con el horror rojo que vivieron en sus carnes. Incluso los propios comunistas, rehenes en la URSS, acabarían volviendo mayoritariamente a España tras la amnistía de 1956. ¡Cómo sería la URSS, incluso para los rojos!
En Barcelona, por ejemplo, tuvieron que prohibirse los festejos meses después de su reconquista. Hasta los secesionistas acabaron saludando como liberador a Franco y rechazando visceralmente todo apoyo al bando rojo y antiespañol. Y esto es algo que los rojos de hoy no pueden soportar que se sepa y se difunda, de ahí su dictadura de «memoria propagandística vengativa» contra el Régimen patriota y católico de Franco y la historia real de los hechos. Viñas no hace sino reflejar un efecto de la guerra no buscado salvo por los propios rojos contra su propia voluntad política y que acabó contra ellos mismos. Solamente el paso de las décadas, que no la memoria real vivida por ambos bandos, pudo hacer revivir con el malnacido ZP ese odio que no puede acabar sino en otra guerra civil, esta vez, mucho se ha de temer, de exterminio y aniquilación, pues con serpientes no se puede convivir, por mucha apariencia humana que tengan. El odio solo se extingue con la muerte de quien lo difunde, pues ya se les ofreció el perdón y la reconciliación y la han rechazado continuamente. No pueden vivir sin odiar.

5º Franco y sus altos mandos temieron desde el principio la intervención de Francia y UK en favor del ejército rojo, juntamente con la URSS, que ya venía instigando la guerra civil revolucionaria desde octubre de 1934, enviando armas a los rojos en yates.
España pudo haber sido, a partir del verano de 1936, lo que acabó siendo Polonia tres años después. Esto es algo que los «historiadores» ocultan deliberadamente, pero que la posibilidad fue tal. Gracias a Dios no fue así, pero cerca estuvo de ser la chispa desencadenante de la inminente guerra mundial, especialmente porque el bando nacional se vio obligado a pedir ayuda a Hitler para contrarrestar el potencial militar rojo suministrado por los soviéticos a cambio del oro español. Y UK buscaba desesperadamente (con una economía arruinada tras la crisis de fines de los veinte) un pretexto cualquiera para declarar la guerra a Alemania y desviar la atención de su penuria interior (por supuesto que atrayendo a USA de su parte, que quizá ahí estuvo el hándicap, pues USA ya tenía entonces una importante masa de ciudadanos católicos no proclives al bando que fusiló el Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles y que se jactaba en su propaganda, vestidos los milicianos de curas y obispos, de profanar tumbas y exhibir esqueletos sobre iglesias quemadas y saqueadas).
Por todo ello, ya en septiembre de 1936, los nacionales se aseguraron de reconquistar, rápidamente y poniendo en fuga con diarrea a los gudaris de «rassa superior» (menudo cachondeo castellano), Guipúzcoa cerrando a los antiespañoles y rojos el acceso a Francia en una brillantísima campaña militar que la historia ha relegado a un segundo plano debido a la gesta del Alcázar de Toledo, pero que tuvo una importancia crucial. Además, una vez frustrados los intentos de tomar Madrid, los nacionales se orientaron a tomar rápidamente Vizcaya, que no el punto débil de la cornisa cantábrica, Santander, que hubiese sido mucho más fácil y rápida de conquistar aislando Asturias de Vizcaya. Esta prisa por liquidar la provincia más problemática de España da testimonio del deseo de los nacionales de no internacionalizar la guerra con UK al acecho en las costas vizcaínas. Por cierto, el antiespañol lendakari Aguirre, en su intento de internacionalizarla, llegó a ofrecer «Euzkadi» como protectorado a UK y a Italia, es decir, vendió Vascongadas al mejor postor, esa era su «independentzia», la propia de una puta al mejor cliente. Le bastó la firma del estatuto para convertirse en caudillo de odio a España con chapela e ikurriña, eso sí, cobarde y cagón como él solo.
La campaña de Vizcaya, precedida por la impresionante victoria nacional de Villareal (Álava) en inferioridad de medios (incluso aviación, de cuya falta aparente que no real tanto se quejaban los cobardes de Aguirre), fue crucial para la victoria final debido a sus recursos industriales (que los gudaris, por cierto, entregaron intactos a los nacionales para evitar ser fusilados), además de que Vizcaya fue ayudada por UK y su armada con suministros militares, de ahí el peligro real de confrontación mundial.
Pero el peligro de involucrar a los nacionales en la guerra mundial no acabó con la gloriosa reconquista de Bilbao (donde Franco sería recibido entre aclamación de multitudes durante muchos años).
Una vez partida en dos la zona roja y aislada Cataluña, muchos mandos militares reprochan que Franco debió proseguir su ofensiva por Cataluña en lugar de hacerlo por el Maestrazgo. A toro pasado, todos son Manolete. Pero lo cierto es que la tensión en Europa era insoportable en 1938, tras la pacífica anexión de Austria al III Reich, con los líderes de UK buscando rabiosamente cualquier pretexto para hacer estallar la guerra contra Alemania. Y Franco no quería dárselo en España, como era lógico, aunque Negrín ardía de deseo de involucrar a su hambrienta zona roja en una guerra mundial. Esto seguro que ni Viñas ni ningún «historiador» lo sostiene hoy día so pena de ser defenestrado de su cátedra o profesión. En ese contexto, no era aconsejable acercar la guerra a la frontera pirenaica. La tensión creció con la crisis de los Sudetes, lo que obligó a Franco a ir liquidando al ejército rojo en la batalla del Ebro, atrapado en una ofensiva suicida (típica de las de V. Rojo) y auto acorralado con el río detrás y sometido a bombardeos sus puentes y sus suministros.
En cualquier caso, Franco quería evitar a toda costa involucrar a España en una subsiguiente guerra mundial y así actuó incluso en Hendaya en 1940 (aunque de haber invadido Hitler el Reino Unido, España hubiese podido entrar en guerra con un coste mínimo y construir una flota de guerra poderosa para defender sus costas con tecnología e ingeniería alemana). Por eso, para nada estaba interesado en prolongar la guerra más de lo estrictamente necesario para ahorrar sangre propia y por la necesidad de acumular medios que garantizasen el triunfo en los frentes. Franco no prolongó la guerra deliberadamente, sino que trató de acortarla siempre debido al peligro de guerra mundial de resultado incierto. El efecto de su prolongación artificial por parte de los rojos con Negrín y Stalin en el liderazgo, acabó beneficiando a Franco muy a pesar del «resistir es vencer» del glotón tirano ladrón.

Carmen

La tesis de Don Pablo Gasco, con todas las matizaciones que se puedan hacer, no sólo es interesante de apreciar, si no que abre una línea interpretativa muy fundamentada….. Si la guerra hubiese terminado al poco de iniciarse, hubiese sido posible la rectificación histórica que España realizó tras haber derrotado al bando contrario en una guerra que por larga tuvo enormes implicaciones metafísicas?
El señor Gasco abre una línea interpretativa en la que sitúa al General Franco como alguien muy especial, una mente clarividente.
Muy lejos de la opinión táctica y estratégica que tuvieran el resto de sus generales.

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