Reflexión de un sacerdote en las difíciles horas contra España. Por D. Jesús Silva

A veces no somos conscientes del verdadero conflicto que subyace en lo que está pasando en España. Se trata de una lucha entre el bien y el mal, un combate espiritual que lleva milenios librándose. España fue la primera tierra que pisó la Virgen María, ha contribuido de un modo incomparable a la expansión y defensa del Evangelio, ha producido el mayor número de santos de la historia. Durante mucho tiempo fue la referencia de la nación católica por excelencia. Es una tierra a la que el demonio se la tiene jurada desde hace mucho tiempo. El Evangelio y los valores que dimanan de él hizo de nuestra tierra un lugar extraordinario. Por eso el enemigo se lanzó en este siglo pasado con tanta furia contra nosotros y a través del materialismo, del ateísmo, del consumismo, de las ideologías, de la secularización, del ataque a la Iglesia y de su corrupción desde dentro, ha dejado a nuestro país irreconocible.

Por eso en esta batalla, en este momento en que parece que España despierta y en este momento de tan alto riesgo para todos, no se trata solo de que cada uno tome las medidas que considere oportunas dentro de lo que está permitido. También es necesario orar, ayunar y evangelizar. No se trata de qué partido gobierne en España. Se trata de que vuelva a regirse por los valores del humanismo cristiano. Si no recuperamos las raíces cristianas de nuestra tierra ninguna victoria será definitiva. Debemos unir todas nuestras fuerzas para abatir al enemigo espiritual que está asolando España y para que ésta vuelva a ser tierra de María, tierra fértil de Evangelio, tierra de creyentes pero también tierra en la que los no creyentes estén inspirados por los valores del cristianismo: la caridad, la justicia, la igualdad, la misericordia, el perdón, la ayuda al débil, la protección de la vida.

Ángel de España, te pedimos que intercedas por nosotros y que cuides de nuestra tierra y que intercedas para que las potencias malignas queden definitivamente derrotadas. Madre María, cuida de nuestra tierra. Santos españoles y especialmente mártires de la guerra, no dejes de cuidarnos y de guiarnos. Sagrado Corazón de Jesús, cumple tu promesa y Reina en España.

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Redacción

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