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El sistema político surgido en 1874, entre el dirigente conservador Antonio Cánovas del Castillo y el liberal Práxedes Mateo Sagasta, concretado constitucionalmente en 1876, nació totalmente cojo, en tanto que no lo acataron ni los que hoy se denominan nacionalismos periféricos ni los recientes movimientos sindicales de cariz eminentemente revolucionarios, tanto en su versión anarquista, como en la socialista. Ni el abolengo carlista, si bien debilitado tras la pérdida de la Tercera Guerra carlista, sumada a la escisión integrista y posteriormente a la “mellista”. Más el abandono de la jerarquía eclesiástica y de los rescoldos republicanos en su doble versión unitaria y federalista.
A esto se debe añadir, el incremento del terrorismo, principalmente anarquista; el número al alza de huelgas con trasfondo político; el auge del catalanismo político, y el incipiente separatismo vasco y catalán, vitoreadores, no lo olvidemos, por el robo por parte de EEUU de Cuba y Puerto Rico. A lo que sumaríamos la conflictividad social en general, la sangría de nuestro protectorado en Marruecos y el pesimismo derrotista del Desastre del 98. Todo ello hacia insostenible la estabilidad, no solamente de nuestra NACIÓN, sino del propio Estado y del mismo régimen monárquico configurante.
De ahí, que un patriota de los pies a la cabeza, un insigne militar, el Capitán General de Cataluña, Don MIGUEL PRIMO DE RIVERA Y ORBANEJA, con el consentimiento tácito, y posteriormente expreso, de S. M. Don ALFONSO XIII, decidiera poner fin a ese estado de cosas y levantarse contra el ordenamiento político vigente, un 13 de Septiembre de 1923, con la finalidad de resucitar a España y devolver el sosiego a los españoles.
El período primorriverista tuvo una gran repercusión positiva en la sociedad. Nadie puede discutir su eficiente política hidráulica, regida por confederaciones con sostén financiero propio y administradas con absoluta autonomía. La creación de la CAMPSA, regulando el precio de la gasolina. O sus logros sociales como la construcción de viviendas populares, el establecimiento de la enseñanza de formación profesional, o los seguros de enfermedad y vejez. No se puede soslayar, la creación del Instituto de Reformas Sociales, ligado a lo que se denominaría Código de Trabajo, la promulgación de un Consejo Nacional de Trabajo, Comercio e Industria sobre la base de los Comités Paritarios, integrados por obreros y empresarios, inspirado, aunque no calcado, del corporativismo fascista italiano por un lado y por otro por la entonces novedosa Doctrina Social de la Iglesia.
De suma importancia fue la finalización del conflicto bélico con las diferentes tribus marroquíes, como consecuencia del desembarco victorioso de Alhucemas, acaecido el 8 de septiembre de 1925. En la faceta de orden político interno, puso punto final al terrorismo, restableció el orden público, acabando con la violencia callejera y las huelgas salvajes. Frenó la actividad anarquista, clausurando los centros de la CNT, el cierre del portavoz anarquista Solidaridad Obrera, así como plantando cara a la recién formada en 1927, Federación Anarquista Ibérica. Censuró con sanciones administrativas al catalanismo político, aunque en alguna ocasión se excediera, al confundir la catalanidad con el nacionalismo catalán.
El período primorriverista se proyectó en dos etapas: la primera con la instauración de un Directorio exclusivamente integrado por generales, y posteriormente por una Junta Civil formada como su nombre indica, por personalidades no militares, tales como José Calvo Sotelo, Eduardo Aunós, Yanguas Mesía, si bien se mantuvo como ministro de gobernación al general Martínez Anido. El lema del “nuevo régimen”, era muy semejante al propio del tradicionalismo, Patria, Religión y Monarquía. Estamos convencidos de que este paralelismo fue precisamente el que le distanció oficial y oficiosamente de la Comunión Tradicionalista (con la excepción notable del sector Mellista), si bien, esta no adoptó postura beligerante alguna contra el gobierno del Marqués de Estella.
La estructura política del período primorriverista tuvo como pilar a un partido que en realidad no era tal, sino una agrupación de personas de muy buena voluntad adheridas incondicionalmente por españolía, sumado al desespero del momento histórico. Todo ello, entorno a la figura del ilustre general jerezano. En la misma línea se caracterizó la cámara legislativa, sucedánea del antiguo parlamento partitocrático, denominada Asamblea Consultiva, integrada por personas designadas por Don Miguel de diferente procedencia ideológica, con un mínimo común denominador: “Servir a España”. A esta institución el General le dio el encargo de la elaboración de una nueva Constitución de sesgo monárquico corporativista, misión inconclusa.
Claro está que el régimen tuvo sus enemigos: los republicanos, los monárquicos vinculados a la anterior política (Romanones, Sánchez Guerra), el sindicalismo revolucionario, con la excepción del sector largo-caballerista del P S O E, el catalanismo político, pese al aplauso de la alta burguesía catalana, los intelectuales utópicos (Unamuno, Ortega y Gasset, Valle Inclán…) y un sector calificado del Ejército (Queipo de Llano, Goded, ambos impulsores del Alzamiento Nacional de 1936). Cometió el régimen, a nuestro modo de ver, tres graves errores. El confundir la catalanidad con el separatismo, el creer ingenuamente en la nacionalización de la Izquierda socialista y el convertirse en muleta de la dinastía reinante.
En conclusión, fue un periodo positivo para España, caracterizado por la lealtad, la eficacia, la honradez y el patriotismo.
Jaime Serrano de Quintana
Presidente de la Asociación Cultural GERONA INMORTAL
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Respecto a lo que está pasando en Expaña cien años después después, necesaritariamos no un cirujano de hierro, no, sino un equipo quirúrgico de campaña completo, y una sección de cerrajeros para apretar bien las tuercas!!!
Sí, y sin ser sostén de ningún Borbón, que ya sabemos las patadas que a sus fieles propina esta dinastía.
Muy buen recordatorio y bien apuntados los fallos de esta benéfica etapa. Eso sí, me encantaría saber qué es una persona «calificada» ( en este caso «sectores calificados del Ejército» ), ¿persona a quien se califica de… guapa, fea, inteligente, lerda, eficiente, desastre con patas? Pues dudo que guarde relación con las calificaciones – notas – del colegio, universidad