21/11/2024 10:08
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Kepa Tamames. Escritor. Huye en general de idearios encasillados, aunque milita sin problemas y con plena satisfacción desde casi siempre en el ‘animalismo’, feo nombre para tan noble causa: defender a los más débiles.

Autor de Tú también eres un animal (primera guía argumental en español para la defensa teórica de los animales), y Estigma (colección de relatos de muy distinto pelaje. Asimismo, ha participado en varios libros corales con aportaciones sobre mi tema de referencia.

¿Cómo conoció el Expediente Royuela, y qué le animó a escribir este voluminoso libro que ahora edita SND?

Como tantas cosas que se descubren navegando por las redes. Al principio supuse que se trataba de alguna trama de evasión fiscal descubierta por algún periodista de investigación. Pero cuando fui adquiriendo conocimientos a través del canal que entonces gestionaba Santiago Royuela (recién salido de pasar casi diez años en prisión), no podía dar crédito a lo que casi a diario contaba ante la pantalla: una trama dirigida por un fiscal ―que relevó en el cargo a su predecesor, este el padre del invento― a lo largo de casi dos décadas habría asesinado a más de mil ciudadanos por encargo de particulares, y hasta por orden expresa del partido político español más veterano, según se desprende de la ingente cantidad de documentos manuscritos sacados a la luz. Porque eso es en definitiva el Expediente Royuela: un conjunto de manuscritos (más otros elementos adyacentes, tan poco conocidos como heladores) cuya letra ―de demostrarse cierta― involucra a fiscales, a magistrados, a policías, a políticos, a ministros pasados y presentes… ¡y hasta a todo un expresidente de Gobierno!

Como es natural, la sola posibilidad de que la historia fuera cierta siquiera en algún grado me dejó paralizado de horror. Y tuve claro que tenía que escribir algo al respecto.

Colaboro con varios medios digitales (este uno de ellos) a través de artículos de opinión quincenales. En septiembre de 2021 escribí uno para cuyo título no me devané los sesos: Expediente Royuela. Me alegró sobremanera ver a Santiago leyéndolo en su correspondiente entrega, e invitándome a contactar con él, por conocernos de palabra. Durante la conversación le ofrecí la posibilidad de escribir un libro, para lo cual necesitaba tanto de su colaboración como la de su padre. Aceptó encantado, máxime cuando desde la editorial SND nos abrieron sus puertas desde el primer momento para que la obra acabara viendo la luz.

Lo demás vino rodado, pues también los Royuela me abrieron las puertas de su casa en Barcelona para que lleváramos a cabo sosegadas tertulias sobre el particular, y de paso me enseñaran la impresionante cantidad de información comprometida que albergan aquellas estancias.

¿Cómo fue convenciéndose de que todo lo que se cuenta bien podría ser cierto?

Enseguida aprecié que los [escasísimos] medios de amplia difusión que se habían hecho eco del Expediente se limitaban a concluir que todo era falso, que se trataba de un bulo esparcido por “un conocido ultraderechista catalán resentido contra la justicia”. Pero no ofrecían hipótesis alternativa alguna. Porque ha de subrayarse que lo que no se presta a discusión es que los manuscritos existen, que un buen número de funcionarios estamparon su letra negro sobre blanco, y que en ellos aparecen cosas extremadamente graves en cualquier Estado de Derecho que quiera merecer tan pomposa etiqueta. Entiendo que, desde una perspectiva periodística, el quid está en aportar hipótesis alternativas creíbles: o que los más de cuarenta mil documentos manuscritos son obra de la propia familia (¡ontológicamente imposible!); o que fueran por ella encargados (solo una mente entre fantasiosa e ingenua puede aceptar tal cosa); o que fueran elaborados por orden de sus enemigos políticos para después serles remitidas (¿qué han logrado con ello tras varias décadas de envíos, si ni siquiera han sido denunciados por los protagonistas criminales de las notas?).

Lo diré de forma clara y concisa: entre todas las hipótesis que se me ocurren, sin duda es la que defienden los Royuela «la menos inverosímil».

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¿Qué le supuso conocer a Santiago Royuela y a su padre?

Pues una experiencia muy particular, desde luego. Porque había compartido tantas horas con ellos (yo como espectador, ellos como transmisores de información), que era como tener enfrente a dos personajes públicos ―de alguna forma lo son―, quienes además me trataron con mucho respeto desde el principio, algo que valoro de forma especial en las relaciones humanas. Aprecié desde un primer momento que confiaban en mí, cuando lo lógico hubiera sido que se mostraran algo reacios hasta adquirir la confianza necesaria. Pero todo fluyó con naturalidad, y aunque suene pelín cursi, diré que tanto los dos Albertos (padre e hijo) como Santi me abrieron sus corazones, lo que facilitó sobremanera mi labor como relator de su tremebunda historia.

¿Cómo está estructurado el libro?

Por capítulos. Qué original, ¿verdad? Naturalmente, dedico el más profuso a analizar un buen número de entre todos los casos que pueblan el Expediente Royuela. Pero hay también capítulos más emocionales, más humanos, como el que titulo LA FAMILIA, o mismamente LA MUERTE DE JAVIER, donde abordo las extrañas circunstancias que rodearon su fallecimiento. Asimismo, me reservo el mío (J‘ACCUSE), donde me mojo, y disecciono con lupa y escalpelo algunas de las noticias que califican de bulo el Expediente. El que corresponde a Santi lleva por título ―¿cuál si no?― ¡MÁXIMA DIFUSIÓN!, la frase con que terminaba sus apariciones en el canal cuando yo me enganché a él. Y también incorporo una extensa entrevista que contestan tanto el padre como sus hijos Alberto (el primogénito) y Santiago (el benjamín). Sus respuestas no tienen desperdicio, o así lo veo yo.

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Y luego hay muchas páginas del libro que no se encuadran en capítulos como tales, pues según lo escribía iban surgiendo noticias de calado que me obligaron a ir aumentando la información aportada. Hasta que llegó el momento de tomar la [siempre incómoda] decisión: poner fin a la obra.

¿Satisfecho con el resultado final?

Creo que ha quedado un producto más que digno en lo físico, y mi satisfacción como autor es máxima. Entiendo que no podía contar menos, y que contar más hubiera sido lo más parecido a una suerte de tortura psicológica para el lector. Así pues, diría que quedó en su punto («al dente», en lenguaje gastronómico).

Y la respuesta inicial del público está siendo muy apreciable (no hemos hecho sino comenzar), teniendo en cuenta que la distribución se hace on line, por solicitud personalizada. Por supuesto que el espacio natural de todo libro antes de su definitivo destino y propiedad es una librería. Pero esta vez se torcieron las cosas, y así ha tenido que ser su promoción y venta. Muy orgullosos del resultado general, en cualquier caso.

¿En su opinión, qué aporta este libro para dar a conocer el Expediente Royuela?

Se me permitirá la inmodestia de contestar que mucho. Creo que es una obra que al final resultará clave a la hora de percibir avances en la lucha no solo de la familia, sino de un buen segmento social dispuesto a buscar la verdad, sin estridencias, sin espectáculos innecesarios, sin prisa pero sin pausa… mas encontrar esa verdad al final del camino, donde acaso siempre estuvo esperándonos.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Ramiro

Desconozco el contenido del libro, por lo que nada puedo decir sobre el mismo, pero como jurista sí puedo y debo decir que en los Juzgados y Tribunales TODO HAY QUE DEMOSTRARLO.
Y que las pruebas obtenidas ilegalmente se entiende que son fruto del árbol envenenado, es decir, que no son susceptibles de producir efectos jurídicos…

deadjoy

A estos frikis cristofascistas les gustan las trolas más que a un tonto un lapicero.

deadjoy

Esta gente no necesita pruebas de nada; les basta con la fe.

Azote del globalismo

Pues tu para no ser un friki pero por supuesto un izquierdista pagado no aportas ni una sola prueba. Yo creo que habría que investigar tus cuentas y estaría todo dicho

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