21/11/2024 14:46
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La televisión de Madre Angélica en España continúa con su incansable labor apostólica defendiendo las buenas causas católicas, en esta ocasión en defensa de la vida. Compartimos por su interés la nota de prensa de su última actividad.

Médicos, voluntarios que rezan a los pies de los abortorios, son muchas las personas que cada día en silencio se postran delante de estos oscuros lugares para dar luz y esperanza a aquellas futuras madres que acuden a él para asustadas quitar la vida de sus hijos.

En el Encuentro EWTN de este mes, queremos hablar sobre esta figura silente, la de los rescatadores de vidas y con una de sus protagonistas, que fue rescatada del aborto cuando tenía la decisión ya tomada.

Además, contaremos con la ponencia del doctor Jesús Poveda, que desde 1995 es profesor de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid pero además es uno de los principales promotores del movimiento por la vida en España.

Cada 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, el doctor Poveda no falla a su cita y se concentra cada año delante de la Clínica abortista Dator, en Madrid. Su frase es bien conocida y reconocida: “364 días de asistencia, 1 de resistencia”. Y es que, el sueño es este doctor es convertir el centro de aborto más conocido de Madrid en una guardería.

El encuentro se retransmitirá en directo el próximo jueves 16 de febrero a las 19 de la tarde hora de España.

Si quieres más información sobre cómo apuntarte al encuentro, haz click aquí

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
LEER MÁS:  Deshojando esperas. Por Pilar Redondo
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Contra el aborto se debe comenzar a trabajar desde la raíz del mal. Mejor actuar sobre el caudal del mal montaña arriba, para que más abajo llegue muy aminorado, si llega.

1º Educación cristiana en los hogares. Niños y niñas deben conocer y amar a Jesucristo y a la Santísima Virgen María desde su más tierna infancia. Las oraciones de los niños y niñas son especialmente atendidas por Dios con inconcebible ternura. Saber qué agrada a Dios y qué le desagrada, para que se acostumbren a vivir en presencia de Dios incluso en las más duras adversidades e influencias. Para que valoren a Dios más que a ninguna otra persona o cosa y que se esfuercen denodadamente en no perderle por causa del mal, la mentira o el pecado, incluso cuando todos le abandonen. Seguir a Dios es de valientes, no de cobardes.

2º Aprender a luchar tenazmente contra cualquier influencia perversa que puedan recibir en el sentido de quebrantar la santa castidad (celibato en solteros o consagrados, fidelidad conyugal en matrimonios). Que entiendan que castidad es libertad, del mismo modo que continencia de comer con mucha sal, puede ser vida para determinados enfermos. Que no es libre la prostituta ni su cliente, ni el adúltero, ni el promiscuo, ni el invertido, ni el afeminado, ni el travestido, ni el que cree que debe ser transexual porque un loquero o profesor o cualquiera se lo ha dicho, ni ningún aficionado a la pornografía, etc., que esas personas son esclavas y desgraciadas en extremo aunque lo nieguen convencidos. No escuchar sus argumentos, que vienen de satanás.
Que se enseñe que un hombre o mujer rehén de sus caprichos, apetencias e impulsos del momento, no es más que un pelele o esclavo, una veleta que gira alocadamente a cada soplo de viento. Y que un pelele o esclavo nunca llegará a ser libre, mucho menos pleno y feliz, a no ser que acepte la castidad, que es una gracia que Dios otorga si se le pide humildemente y con paciencia, no con exigencias inmediatas y soberbia, pues solo Dios todo lo puede y quiere nuestro bien absoluto, no los que van por ahí engañando con lo de los «derechos» y demás satanadas de la acción política de uno u otro signo, que se han erigido en usurpadores que dictan qué es y qué no es conforme a la naturaleza, nada menos. Que lo que le vendan en otro sentido los políticos, mercaderes, empresarios, magnates, burócratas, vividores, bohemios, titiriteros, desalmados de todo tipo es mentira y que la mentira no libera, esclaviza. Solo la verdad hace libre al hombre, y la Verdad es solo Dios y nadie más.
Enseñarles también, con lenguaje adecuado a su edad, tratándoles con mucha seriedad como si fueran adultos, que vean que se les toma en serio (con los menores hay que hablar siempre, y escucharles. Todos los días), a odiar la impureza y a amar la pureza, a ser conscientes, responsables y sensatos, especialmente los adolescentes, de las consecuencias de sus actos, no ya inmediatas, sino para toda la vida. Que miren a lo lejos en sus vidas, no solo lo que tienen ante sus narices. Un joven con personalidad y sin miedo a «hacer el ridículo» (del Señor se burlaron, luego un católico verdadero debe asumir todo tipo de burlas o apostatar, no hay término medio. O con Cristo o contra Él) que defiende públicamente la castidad, puede arrastrar a la inmensa mayoría a ser casto, aunque le tachen de dictador y digan de él toda clase de mal por causa del Señor.

3º Enseñarles, a pesar de todas las cruces, sufrimientos, dolores y sinsabores que afectan a todos sin excepción, a valorar a la familia, a la paternidad, a la maternidad, a la lealtad entre hermanos y hermanas, a que vean el regalo que supone la familia, una comunidad fundada en el amor, es decir, la búsqueda del bien del otro o donación de sus miembros, y que quieran imitarla cuando sean mayores teniendo siempre presente a la Sagrada Familia (nuestros amadísimos y siempre entrañables Jesús, María y José en Nazaret de Galilea. Los niños y niñas aman especialmente a la Sagrada Familia. Si desde niños y niñas se les enseña a amar a Dios, es muy probable que ese amor no muera nunca) como ejemplo inigualable de felicidad en este mundo, no dejándose engañar por degradadoras formas de vida tan comunes en la satánica política que, bajo apariencia de «libertad» y «derechos», lo que pretenden es la autodestrucción del joven y sumirle en la más absoluta y abyecta degradación personal en beneficio de a saber qué intereses políticos, electorales, económicos, financieros, de agendas satánicas, etc.

4º Es preciso, llegada cierta edad, hablarles a los jóvenes claro acerca de las relaciones de noviazgo y del matrimonio. De cómo no es igual llevar una conducta noble y casta a llevarla disipada y, por tanto, taimada, que si uno no ha sido fiel a la castidad hasta el matrimonio, que si uno no es dueño, sino esclavo de sus impulsos, difícilmente podrá dominarse en adelante y sí caerá, con gran probabilidad, en el adulterio, el divorcio y toda la cadena de dolor y daños, incluso violencias mortales, que de ellos se sigue, con la consiguiente destrucción de familias y dolor, especialmente para los hijos e hijas, para el sujeto y para todos los demás que le rodean. Que el egoísmo hedonista en la conducta íntima, no conduce sino a la autodestrucción del individuo y su entorno, a sus absoluta degradación. Que merece la pena esperar el premio y no perderlo por un miserable plato de lentejas. Con Dios, todo lo bueno está por venir. Y vendrá, que a nadie le quepa duda. Dios cumple siempre su Palabra. Se debe aprender a esperar y a llevar la cruz. No hay otro camino.

La nupcialidad, el matrimonio, las familias, la paternidad y maternidad, el crecimiento poblacional, etc., se resienten no solo con el aborto y los métodos abortivos anticonceptivos, todo ello satánico a más no poder, sino también si una población acepta mayoritariamente como «normal», que claudica sin lucha espiritual (no política, que es vana y falsa y acaba apuntalando el mal) alguna, todo tipo de atentados contra la santa castidad, incluso criminalizando con todo tipo de insultos, vejaciones, complejos de inferioridad o ridiculizaciones a los castos, pues quien ridiculiza la castidad (y esto está muy generalizado en todos los poderosos de la tierra, antinatalistas integristas y fundamentalistas del odio a Dios), no es que ataque a los y las mejores ciudadanos, los que mejor van a cuidar la raza, sino que apuñala insensatísimamente a Jesucristo Nuestro Señor, pobre y célibe, y a su Santísima Madre, la Excelsa e Inmaculada Virgen María Santísima, en su Sacratísimo Corazón y en el Inmaculado Corazón de María. Que no engañen a nadie, que a quien odian en realidad los disolutos de todo jaez, es a Dios mismo, aunque suelten sus criminales golpes físicos y, sobre todo morales, sobre sus siervos. A tal grado de locura infernal llegan los desalmados hijos de satanás que promueven todo tipo de corrupción del cuerpo contra la santa castidad, la única que puede llevar a hombres y mujeres a la plenitud verdadera.

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