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Don Alfredo González Ruibal es un arqueólogo adscrito al Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT) del CSIC, con sede en Santiago de Compostela. El CSIC, organismo estatal investigador fundado por Francisco Franco, tiene en la actualidad un status de «agencia estatal» en el organigrama de la Administración General del Estado y está integrado en el Ministerio de Ciencia e Innovación, siendo su presidente nombrado por el Consejo de Ministros de España a propuesta del titular del Ministerio de Ciencia e Innovación.
González Ruibal pertenece a la escala de los «investigadores científicos» del CSIC, de un total de 3 escalas que hay para los investigadores del CSIC que son funcionarios. Es el que lleva además la cuenta en Twitter @GuerraenlaUni desde la que lleva a cabo una labor de agitación y propaganda muy de destacar al servicio de su ideología.
Su especialidad universitaria, por la que se doctoraría en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) hace 20 años, es la de la arqueología de la prehistoria y protohistoria del Noroeste Peninsular (de los castros y de los pueblos celtas), si bien ha trabajado después, para el mismo periodo o las mismas temáticas, en la isla de Cerdeña, en países africanos y en el Brasil.
Andando el tiempo, empezó a participar muy activamente en proyectos arqueológicos en relación con la Guerra Civil y el régimen del general Franco, fundador de su casa el CSIC: un gran salto temático y también metodológico.
Ruibal fue invitado por Francisco Ferrándiz Martín, del Departamento de Antropología del CSIC en Madrid, a impartir una conferencia dentro de la serie «Rostros y rastros de la violencia», impulsada por el mencionado Ferrándiz y sus colaboradoras (todas mujeres) en el CSIC de Madrid con dinero público en relación con el movimiento social y político por la llamada «memoria histórica».
Ferrándiz Martín había participado como vocal en la comisión impulsada en 2011 por el ministro Jáuregui para el futuro del Valle de Los Caídos. Desde enero de 2020, Ferrándiz Martín trabaja en el Palacio de La Moncloa como asesor de la Presidencia del Gobierno de España en materia de «memoria democrática», con la suculenta retribución pública de casi 100.000 euros al año.
Es importante destacar que Ruibal es el que ya ha hecho como arqueólogo del CSIC “catas memorialísticas” en el Valle de los Caídos, habiendo descubierto importantes hallazgos como varias latas oxidadas, vidrios rotos y creo que unas alpargatas de época, así como el que se va inventando la existencia de más de 200 campos de concentración franquistas por toda la geografía nacional, como el de Jadraque, donde ha estado buscando latas oxidadas bajo las exigentes premisas de suculentas subvenciones públicas y el delicioso “cabrito” que se come en esas tierras alcarreñas.
En esa conferencia que menciono y que impartió González Ruibal, aparte del llamativo salto epistemológico que he mencionado desde la prehistoria y la protohistoria del noroeste peninsular al conflictivo siglo XX en España (nada antirreglamentario, pero que hay que justificar muy bien para no dudar de la calidad científica de los resultados derivados de investigaciones sobre periodos tan separados en el tiempo), Ruibal se declaró solemnemente, ante el numeroso público asistente, como «no español, sino gallego», como si Galicia no formara parte de España, en cuyo sistema político y administrativo participa el CSIC, y, por tanto, siendo dicho sistema al que el CSIC pertenece el que le paga a González Ruibal el sueldo todos los meses y le financia sus delirios memorialísticos.
Hay ciertamente en el CSIC investigadores de plantilla que no son españoles pero sí nacidos en algún otro país de la UE (Alemania o Rumanía, por ejemplo); sin embargo, su caso no es homólogo al de González Ruibal: por un lado, esos otros países son reconocidos como tales por la ONU, lo que no es el caso de Galicia; por otro lado, tales investigadores, jamás hacen alarde de su nacionalidad de origen, entendida como contrapuesta, o enemiga, de la española.
El curioso salto disciplinar de González Ruibal es comparable al del citado Ferrándiz Martín. La tesis doctoral de éste, defendida ante la Universidad de California en Berkeley en los años 1990, versa sobre un culto popular “para-cristiano” en la Venezuela contemporánea.
Al poco de regresar a España, sin embargo, Ferrándiz Martín empezó a trabajar sobre la llamada «memoria histórica», movimiento que había iniciado en el año 2000 el sectario Emilio Silva por interés puramente personal (quería encontrar los restos de un abuelo suyo), pero que el Gobierno de Rodríguez Zapatero, desde 2004, transformaría, con mucho dinero público y apoyo mediático, en un gran movimiento social y político, hasta hoy, contra los fundamentos de la España constitucional establecidos en 1978.
Desde hace unos cinco años, todos los institutos y centros de investigación del CSIC, más de un centenar dentro y fuera de España, están integrados en 3 grandes áreas temáticas, por influencia europea:
(1) «Sociedad» (esto es, todas las Humanidades y Ciencias Sociales, desde la filosofía a la demografía y la economía, pasando por la filología y la historia; en este área temática está el INCIPIT),
(2) «Vida» (biología, etc.) y
(3) «Materia» (física, química, etc.).
Alfredo González Ruibal habida cuenta de los trienios acumulados y los posibles quinquenios y sexenios de investigación reconocidos a él hasta la fecha, que generan sendos complementos salariales en la nómina, debe de recibir todos los meses, de la Administración General del Reino de España a través del CSIC, Administración General de la que él es funcionario, un salario neto de unos 3.000 €, a los que hay que añadir los euros de las pagas extras en junio y diciembre.
Hay que recordar que Alfredo González Ruibal, debió de firmar, tras aparecer publicado su nombramiento en el BOE como funcionario, un juramento por escrito por el que se comprometía a ser leal a la Constitución Española, como condición inexcusable para hacer efectivo su desempeño como nuevo funcionario.
Hay un listado de sus publicaciones de Ruibal en un repertorio bibliográfico de académicos compilado por técnicos de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) llamado «Dialnet»; la ruta de acceso es: https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=159914 González Ruibal defendió su tesis doctoral en 2003 en la Universidad Autónoma de Madrid bajo la dirección de Gonzalo Ruiz Zapatero, un especialista en la prehistoria y protohistoria de la península ibérica. El mismo repertorio de la UNIR sugiere que la primera publicación de González Ruibal sobre la Guerra Civil y el régimen del general Franco data de 2008.
La primera publicación de Francisco Ferrándiz Martín data de antes; no mucho después de la formación del primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero tras los atentados del 11M, y ya para entonces Ferrándiz Martín trabajaba sobre la llamada «memoria histórica» en la España del presente.
Podría pensarse que el salto epistemológico en pocos años de Ferrándiz Martín desde la religiosidad popular en la Venezuela contemporánea a la «memoria histórica» en la España del presente, así como el de González Ruibal desde la arqueología en la prehistoria y la protohistoria del Noroeste Peninsular a la arqueología de la Guerra Civil y el régimen de Franco, podría deberse al mucho dinero público vía suculentas subvenciones invertidas por el Gobierno de España desde 2004, directa o indirectamente, en fomentar y publicar acciones de recuperación de esa llamada «memoria histórica» en la España del presente, incluidas las acciones de investigación, difusión y publicación de estas acciones.
Es una hipótesis razonable, pero yo apuntaría adicionalmente al criterio ideológico y político de ambos autores, así como de otros muchos, quienes desde 2004 se han beneficiado, en dinero y honores, de ese programa ideológico-político de Rodríguez Zapatero y sus partidarios; hasta hoy ya de forma abiertamente radical de la mano de Pedro Sánchez y su Gobierno frankenstein.
Los años de gobierno de Mariano Rajoy (2011-2018) no supusieron una gran merma en la financiación de ese programa. Es desde luego claro el caso de Ferrándiz Martín y de González Ruibal, lo cual amerita el “colaboracionismo” del PP en afianzar la “Memoria Histórica” de la izquierda en España.
Hay más investigadores con DNI de España en el CSIC que albergan el mismo criterio ideológico anti-constitucional de Ferrándiz Martín y González Ruibal (por ejemplo, en el Instituto de Análisis Económico (IAE), en el área de Barcelona, también del área «Sociedad» en el CSIC); pero ninguno lo ha exteriorizado públicamente, como lo hizo González Rubial de forma tan descarada e irresponsable. Tampoco lo ha hecho hasta la fecha Ferrándiz Martín, salvo el día en que se hizo pública la sentencia a los procesados por la insurrección nacionalista en Cataluña en 2017, cuando manifestó su disconformidad por la sentencia, como si le pareciera injusta.
En el palacio de La Moncloa, Ferrándiz Martín depende directamente del Secretario de Estado para La Memoria Democrática del Ministerio de La Presidencia del Gobierno, quien es un catedrático socialista de historia contemporánea de la Universidad de Almería llamado Fernando Martínez López, muy cercano a la ETA durante la transición y a movimientos violentos y radicales de su Andalucía de origen.
Seguiremos desvelando esas trastiendas tan sesgadas en el seno del CSIC por ser de gran interés de la opinión pública y ser absolutamente veraz lo que aquí se expone.
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ya que éste anti-español juró la Prostitución española ( Constitución), sabrá que la misma le obliga a defender a España, no a destruirla, cooperando con el gobierno talibán que tenemos ahora, el cual disfruta reescribiendo la Historia y actuando como si no hubiera existido una transición. A miserables así, habría que quitarles el dni y extraditarlos a Venezuela o Cuba.
Fanatizados mamones del régimen
En los ámbitos frecuentados por esta fauna hay un fuerte hedor a sociedades secretas