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Gemma Ramos Ramos (Plasencia, 1962). Licenciada en Historia por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ha investigado el mundo sindical y patronal de Cataluña del siglo XX y entre sus obras deben destacarse: La patronal catalana y la huelga de 1902 (1989); Comissions Obreres de Catalunya 1964-1989 (1989); El Sindicat Vertical: mecanisme de control social o instrument de poder (1990); y Tranvías y conflictividad social en Barcelona (marzo de 1951): actitudes políticas y sociales de una huelga mítica (1991).

David Martínez Fiol (Barcelona, ​​1962). Profesor en la UAB y la UOC y catedrático de Geografía e Historia en el Instituto de Mollet del Vallés. Su obra historiográfica se centra en los movimientos sociales de la España del primer tercio del siglo XX (La Setmana TrágicaLa revolución de 1909. Un intento de regeneración de España; y 1917. El año en que España pudo cambiar) y la Primera Guerra Mundial (Els voluntaris catalans i la Gran Guerra 1914-1918; 12.000! Els catalans a la Primera Guerra mundial; y La paz intranquila. Los tratados de paz de la guerra que no acabó con todas las guerras).

Ambos autores son esposos y responden conjuntamente a la entrevista.

¿Por qué un libro sobre la historia del anarquismo?

Porque este no ha perdido su capacidad de atracción romántica entre los aspirantes a revolucionarios de toda condición en el presente. Hay quien ha querido ver en los chalecos amarillos franceses un cierto halo de rebeldía antisistema de cierto aroma ácrata, aunque eso está por ver. También personajes como Puigdemont se han definido como invadidos por un espíritu libertario en su actuación de rebeldía en el proceso separatista catalán. Llegó a afirmar en uno de sus múltiples libros que toda rebeldía catalana era ácrata por definición.

Dicho al revés, lo ácrata era tan catalán como la Montaña de Montserrat. Incluso, la rebelión trumpista del 6 de enero de 2021 fue identificado como un movimiento de connotaciones libertarias. Pero sobre todo hay que tener en cuenta que la mayor parte de los movimientos antiglobalización han tenido una cierta inspiración anarquista. De hecho, el concepto libertario se ha convertido en la actualidad como sinónimo de antisistema, aunque no suponga el pensar en una futura sociedad igualitaria anarquista. Lo libertario como estado de ánimo que va de la extrema izquierda a la extrema derecha con numerosísimos matices.

¿Quedaban tantas cosas por saberse, al no aparecer en los libros convencionales?

Más que quedar cosas por saberse, que aún las hay y muchas, la realidad de los libros convencionales es que muestran una historia del anarquismo muy canónica. ¿Qué queremos decir con ello? Es una narración de tipo “religioso” con unos precedentes y la llegada de un Salvador, en este caso Mijail Bakunin, que hace las veces de un Jesucristo y los evangelistas a un mismo tiempo. A partir de aquí, se expone siempre la división entre anarco-comunistas y anarco-colectivistas que deriva en la división entre anarquistas “puros” y anarcosindicalistas.

En cambio, en nuestro libro hemos buscado casos individuales que nos hacen entender que el anarquismo no son solo estas corrientes internas clásicas permanentemente enfrentadas entre, digámoslo claramente, terroristas y sindicalistas, sino que entre ambas opciones hay infinidad de matices, como por ejemplo los sectores antisemitas franceses de finales del siglo XIX, que asumen un discurso social propio del anarquismo. Dicho de otro modo, se puede ser de izquierdas y también antisemita. O, al revés, ser antisemita, fundamentalmente, pero orientarse hacia una idea de ultraizquierda.

¿Cuál es la mayor aportación de este trabajo al respecto?

Siguiendo la línea argumental de la pregunta anterior, la mayor aportación es la de desmontar mitos. Por ejemplo, establecer la existencia de antisemitas próximos a las tesis libertarias, lo cual sirve también para insistir que la imagen tradicional de una Francia liberal hija de la revolución francesa también es un mito desmontable. El antisemitismo en Francia estuvo muy extendido a lo largo de la época contemporánea hasta 1945. Si no, ¿Cómo se explica el apoyo notable que tuvo el régimen de Vichy al mando del general Pétain?

Otro aspecto novedoso a destacar del libro es matizar la idea de que la única “fe que vino de Rusia”, en clave ultraizquierdista, fuese el comunismo bolchevique. El anarquismo, en su versión canónica, pone al noble ruso Mijail Bakunin como su norte intelectual y activista. Pero nosotros vamos más allá y resaltamos que si bien el origen y la fuerza del anarquismo ruso es determinante en la expansión de esta idea por el mundo, nosotros insistimos en que dentro de lo que, desde finales del siglo XIX hasta 1917, fue el Imperio ruso, hubo en este una zona donde el impacto del anarquismo fue extraordinario, y esta zona es Ucrania que, por aquel entonces, era una provincia más del Imperio zarista. Por ello, nos hemos esforzado en indicar hasta que punto el anarquismo ucraniano y los anarquistas ucranianos exportaron ideas a América y Europa. De hecho, Nestor Makhnó impulso una Plataforma de organización jerárquica internacional a la cual invitó a los sectores anarcosindicalistas españoles a participar.

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¿Cómo nace el anarquismo y qué importancia ha tenido en la historia?

El anarquismo, como decimos en las páginas iniciales del libro, es una ideología que no nace al margen del liberalismo y contra el liberalismo, sino que es una expresión sumamente radicalizada del liberalismo. En su vertiente más radical, los liberales decimonónicos más entusiastas consideraban que los estados liberales deberían dotarse de cuantas menos leyes, mejor. No solo, eso, apuntaban por limitar extraordinariamente la capacidad de intervención del estado y de los gobiernos. Fue el gran debate que se estableció durante la revolución americana de finales del siglo XVIII y que aún perdura, con la paradoja de que en la actualidad los herederos de este libertarismo radical son los sectores trumpistas de la sociedad norteamericana defensores de un capitalismo salvaje y, por lo tanto, lejos del contenido social igualitario de los libertarios clásicos.

En cambio, en Europa, el liberalismo radical derivó hacia el anarquismo clásico duramente anticapitalista y a la postre contrario al liberalismo de corte capitalista, llegando a la base de su credo que la negación y existencia del mismo estado y de cualquier tipo de gobierno. Sin embargo, paradójicamente, la línea sindicalista del anarquismo apostó por un estatismo camuflado: el sindicato substituía al estado. Aunque, los mismos teóricos anarquistas se esforzaron en negar esta evidencia porque esta idea del sindicato como ente organizador de la sociedad revolucionaria ponía de manifiesto que el anarcosindicalismo se fundamentaba también en una visión jerarquizada de la sociedad revolucionaria a pesar de la apuesta por el asambleísmo.

¿Por qué ahondan en el anarquismo francés conocido como “ilegalista”, poco amante de la teoría y propenso a la violencia contra el “sistema”?

Por una razón muy sencilla. El “modus operandi” de los grupos de acción libertarios, entre los que destacan el grupo Nosotros, Los Aguiluchos, y figuras como Buenaventura Durruti, elaboraron toda su actuación bajo la inspiración de la banda Bonnot o las acciones de los denominados “apaches” franceses. Era la acción por la acción. Ha habido historiadores que han querido comparar los atracos, robos y atentados anarquistas de los años veinte y treinta con el modelo de la mafia norteamericana, pero el modelo de partida inicial son los “ilegalistas” de los años diez.

¿Qué importancia tuvo en la historia de España y en la Guerra Civil el anarquismo?

La importancia de la CNT en la historia de España es evidente. Fue vista, tal vez de una forma un tanto magnificada, como la gran alternativa revolucionaria de la España de la última década del siglo XIX y de los primeros 40 años del siglo XX. Es más, las grandes interpretaciones clásicas de la revolución en la Guerra Civil incidían en que la CNT impulsó una revolución anarquista exitosa. Sin embargo, en los últimos 50 años, la historiografía española ha matizado ese papel hegemónico de la CNT en el movimiento obrero español.

Es más, un episodio tan emblemático como los Hechos de Mayo de 1937 ya no se analizan como un enfrentamiento entre anarquistas y comunistas en el que ganan los comunistas, sino, incluso, como un enfrentamiento entre anarquistas gubernamentales y anarquistas antigubernamentales. El mismo Consejo de Aragón, del cual explicamos su historia en el libro, formó parte de este drama de enfrentamiento interno en el seno de la misma CNT.

¿Por qué durante la Revolución rusa surgió en Ucrania el Ejército Negro anarquista que combatió contra los bolcheviques y los zaristas?

En cierto modo por lo ya comentado en preguntas anteriores. Ucrania fue un espacio poco propicio para los bolcheviques. Debe recordarse que Ucrania es, desde siempre, el granero de Europa. Los bolcheviques no cuidaron el mundo campesino. Este era patrimonio de los socialistas revolucionarios de Kerenski y los anarquistas de Makhnó. En Ucrania, ese vacío bolchevique en el campo lo ocuparon los ultranacionalistas antisemitas de Pietlura al norte de Ucrania y los anarquistas de Makhnó en el sur. Y de ahí surgió el Ejército negro, el cual intentó construir un modelo revolucionario alternativo al de los bolcheviques, y que luego sirvió de inspiración a los revolucionarios anarquista durante la Guerra Civil española.

¿Por qué dedican un amplio apartado al llamado antianarquismo en la historia?

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Pensamos que una ideología política no tiene sentido sin tener en cuenta lo que piensa y cómo actúa su oponente más directo. Siempre se analiza el pistolerismo y la violencia política y sindical de la Primera Posguerra Mundial como un enfrentamiento violento y criminal entre pistoleros anarquistas identificados con la CNT frente a asesinos de los Sindicatos Libres. Sin embargo, sería erróneo identificar los Sindicatos Libres, como la misma CNT, exclusivamente con el terrorismo. Anarcosindicalistas y Libres compitieron por encuadrar a los obreros españoles y fundamentalmente catalanes. Los Libres como la CNT también convocaron y protagonizaron huelgas y conflictos sociales contra los patronos. Es más, el líder anarquista Salvador Seguí llegó a proponer, como indicamos en el libro, una colaboración entre anarquistas y Libres en las luchas sociales de Barcelona, que no hizo ninguna gracia a los sectores más extremistas de la CNT y de los Libres. En este sentido, consideramos importante dar a conocer la biografía de un personaje tan poco conocido en España como el líder de los Libres, Ramón Sales. Tan importante es Sales en su lucha en Cataluña por el monopolio sindical frente a los cenetistas, que, en 1936, será ajusticiado por milicianos libertarios.

La relación entre Libres y anarquistas fue compleja puesto que hubo un movimiento fluido de afiliados de uno a otro sindicato de manera sistemática. Sin embargo, es una visión del sindicalismo español que no agrada ni a los defensores del sindicalismo de clase ni a aquellos que desde la derecha se niegan a admitir que pudo haber entendimiento entre sindicatos situados en cada uno de los extremos de la política española. Más aún, si hubiésemos hecho un libro sobre lo que no hubiese estado jamás en un libro de historia del socialismo habríamos explicado el papel colaborador y participativo de la UGT de Largo Caballero con el régimen primoriverista.

Por otro lado, es de rigor explicar como las fuerzas vivas catalanas (algunas vinculadas al catalanismo conservador) se organizaron paramilitarmente en el Somaten; sin olvidar el papel político de la Capitanía General de Cataluña en la lucha, no siempre por cauces legales, contra el sindicalismo anarquista, pero también contra el poder civil representado por el gobierno de la nación, ya fuese en un gobierno conservador o en un gobierno liberal. Militares como Milans del Bosch o Martínez Anido estaban, en su combate militar y paramilitar contra los Sindicatos Únicos, ya preparando su asalto al gobierno de la nación que se tradujo en el golpe de estado de Miguel Primo de Rivera en septiembre de 1923. Es lo que los historiadores han dado en llamar, porque así también se comentaba en la época, como el Partido Militar.

¿Cómo persiste esta ideología en nuestros días?

En cierto modo estaría respondida en la primera pregunta: el sindicalismo anarquista es a día de hoy un sindicalismo domesticado e integrado plenamente en el sistema. Ya no es antisistema. Y curiosamente, lo que podríamos definir como antisistema de corte libertario ya no se parece al clásico anarquismo imaginado por Bakunin y desarrollado por sus sucesores del primer tercio del siglo XX en lugares como Rusia, Ucrania, Italia o España, o incluso los EE.UU y la Argentina.

En la actualidad, el espíritu libertario se encontraría en los denominados movimientos alternativos de todo tipo, y se extendería en una extrema derecha definida como libertaria y que cree en un Estado poco o nada intervencionista.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Cristina Bosch

Quina gràcia tornar a tenir notícies de la meva professora d’història. Ella va aconseguir que estigués atenta a l’assignatura que més odiava. Et recordaré sempre, Gemma🥰

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