25/11/2024 20:27
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La infinita distancia entre la Iglesia de Cristo y el resto las  religiones radica en que nuestra Fe se fundamenta sobre la Verdad — ciertamente—pero,  muy especialmente,  sobre el Corazón de Dios, sobre el Amor especial de las Santísima Trinidad a su criatura preferida. Todo católico medianamente instruido lo sabe y, esto,  me ahorra explicaciones, pero no quiero terminar el mes del Sagrado Corazón sin un comentario sobre esta realidad;  clave para comprender la alegría de los santos y de todo católico que viva  verdaderamente su Religión.  El Catolicismo es sinónimo de felicidad, aunque nuestra vida  no sea un camino de rosas y  para algunos un verdadero “valle de lágrimas”.

Con  diferencia de  muy pocos días hemos celebrado la fiesta del “Sagrado Corazón de Jesús” y la del “Inmaculado Corazón de María”, es decir,  la feliz realidad de poder contar siempre con el Amor del Hijo de Dios, y con el de su Madre –que lo es también  nuestra—

Fue el propio Jesucristo quien quiso recordar a los hombres ese amor especial que tiene  por ellos. Eligió a Santa Margarita María de Alacoque  para que no se nos olvidase celebrar la fiesta de su divino Corazón. Pero además nos quiso recordar una Verdad que la Jerarquía de la Iglesia de hoy, parece empeñada en enterrar… la insoslayable realidad de su realeza absoluta sobre todo lo creado y, en consecuencia, la obligación de someter la Política a la Ley de Dios.

Una seudo interpretación de las palabras de Cristo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”  son utilizadas por el Modernismo imperante para justificar el miedo a enfrentarse a los hijos de Satanás, Una cosa es que la política deba estar en manos de los hombres como tales y,  otra  deducir que existe una “parcela que pueda ser laica”. El laicismo es una forma de orgullo satánico  y, por tanto una falsedad absoluta, una “realidad imposible”: Nada ni nadie puede estar fuera de las normas dictadas por el Creador.

El Divino Maestro quiso dejar muy claro, en diversos pasajes evangélicos, que si bien nada es ajeno a la FE hay una parcela que la administra la autoridad humana y  afecta a la vida social del género humano, y nos deja una sensación de desentendimiento:  “dejad que los muertos, entierren a sus muertos”… o la frase: “Dad la César lo que es del César…” pero, con esa postura  no crea una “parcela laica” que permitiría a los políticos y gobernantes, poder prescindir de algún mandamiento divino. ¡En absoluto! Todo está sometido al orden fijado por Él.

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Aunque las apariciones y revelaciones a los santos no sean dogma de Fe, es de pura racionalidad darles importancia. Por eso conviene recordar aquí, que Jesucristo y María Santísima, nos han manifestado en diversas ocasiones,  que Dios quiere que recordemos su amor a los hombres bajo las advocaciones “Sagrado Corazón de Jesús“y “Corazón Inmaculado de María”. Concretamente, Jesús,  le hizo una promesa al beato Padre Hoyos: «Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes».

Este hecho nos invita a reflexionar un poco y a plantearnos algunas preguntas.

La primera: “¿Se tiene que cumplir esa promesa o ya se ha cumplido? –“La respuesta tiene consecuencias muy distintas… Si “se ha cumplido”,  me invade,  en  el acto,  el pesimismo absoluto. Si,  por el contrario,  aún tiene que cumplirse, será  motivo de optimismo,  al quedarnos la esperanza de salir de esta pocilga,  en  la que han convertido a España,  ese rebaño  de políticos, tertulianos, demagogos,  seudo católicos, indignos curas y obispos modernistas –celestinas de Satanás–.,etc.

Saber que el Sagrado Corazón de Jesús, realizó su promesa durante la Cruzada y los  treinta y nueves años siguientes, nos dejaría a los españoles sin ilusión. Prefiero creer que los años del régimen franquista  fue solo un “anticipo” de lo que aún nos espera el día que se cumpla la “Promesa”.

Estamos en el mes del Sagrado Corazón y es el momento de resaltar y destacar la infinita distancia entre nuestra Religión y esas otras en cuyos templos no hay nada que de calor a las almas. Percibes su frialdad sobre todo si los comparas con nuestras iglesias. Son muchas las conversiones debidas a esa “diferencia de calor” que capta el corazón de los hombres consecuencia de la presencia de Cristo –en cuerpo, alma y divinidad– en nuestros sagrarios. Por otra parte, las imágenes de María y de los Santos,  en los distintos altares de nuestras parroquias, son algo más que un adorno.

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Antes de que finalice el mes del Sagrado Corazón quiero hacer llegar a los lectores la invitación a imitar a nuestros soldados durante la Cruzada  que,  generalmente,  llevaban sobre el pecho  el “Detente”, (la imagen de corazón de Jesús “con la invocación “En Vos confío”). El nombre le vino de la frase: “Detente enemigo, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo”.)  Entonces, el pueblo tenía Fe, y no se avergonzaba de ella, lo cual suponía, además, un “conocimiento, una cultura en materia religiosa,  mientras que hoy ha desaparecido aquella Fe y –lo que es infinitamente peor–, ese mínimo conocimiento de las verdades de la Religión Católica. Todo lo que hagamos por dar marcha atrás y regresar a los tiempos de la España Católica  es cumplir mínimamente las obligaciones de escritor comprometido con la Verdad y los valores humanos.

Me voy a permitir un breve comentario sobre la realidad Hispanoamericana. La Sinagoga de Satanás odia tanto a las naciones nacidas del Imperio español, como a la propia España y son exactamente igual, objetivo prioritario de liquidación,   en cuya consecución tiene un éxito brillante. Desde Cuba,  el cáncer marxista ha invadido  Centro América, Venezuela, Bolivia, Perú,– ahora Colombia–. Chile, Argentina…,  pero resiste Ecuadorla primera nación del Mundo, consagrada al Sagrado Corazón, por el presidente mártir de la Masonería, D. Gabriel García Moreno. ¡Es significativo! No nos cansemos de dirigirnos frecuentemente a Dios con la jaculatoria: ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío!

 

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