20/09/2024 10:55
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El camuflaje mimetiza en tanto sea camuflaje. Sirve si disimula lo concreto en el entorno y pasa desapercibido, tal y como pretende disimular el  PSOE en sus negociaciones con Bildu, a la postre filoetarras junto a sus correligionarios de codicia frentepopulista con acuerdos secretos. Los amigos de filoetarras son tambien filoetarras, aunque quieran esconderse por ser capaces de las peores bajezas para mantenerse apoltronados. No engañan a nadie, ni siquiera a quienes seguirán votando a Sánchez convirtiéndose en cómplices de asesinos. Una cuestión moral de calado por cuanto cada cuál responderá cuando la muerte pase cuentas; cómodas cuentas pendientes, ajenas de la conciencia, mientras se respira. Literalmente, son cómplices de asesinos o filoetarras quienes blanquean décadas sangrientas, aunque sea por interés gregario viviendo bien de los chiringuitos.

Quién si no el coordinador de estrategia y comunicación de Pedro Sánchez, el traidor de juego sucio, iba a coartar la libertad de expresión desde la Vicepresidencia Primera del Congreso de los Diputados, quién sino un segundo de a bordo después de la reina de los amaños Batet. Durante la intervención de la diputada de VOX, Patricia Rueda, a conveniencia de las complicidades de este desgobierno criminal y con el fin de solapar sus oscuros acuerdos con los enemigos de España,  la diva del doctor cum fraude, otra más como marlasca, el traidor Gómez de Celis, con esa marmórea cara que se gasta, esculpida en el PSOE andaluz, negó la palabra y la sagrada libertad de expresión a quien había denominado como filoetarras a los cómplices del socialismo más rastrero desde tiempos de Largo Caballero. Solo quien sigue los arbitrarios designios de lo sinvergüenza,  podría tomar la iniciativa de prostituir el Hemiciclo a imagen y semejanza de los asaltos sectarios contra los principales organismos e instituciones, con sesgo socialcomunista, conculcando la imparcialidad democrática. Bastiones de las libertades erosionadas por el psicópata que ocupó La Moncloa con el engaño que se ha multiplicado sin disimulo, crecida la discordia para arremeter contra cuantos representantes de la Oposición pretendan denunciar los trapos sucios con los que el socialcomunismo aspira a perpetuarse en el poder.

Solo quien conoce conoce los entresijos oscurantistas de Sánchez, puede atentar contra la libertad de expresión legítimamente ejercida por un representante de la soberanía nacional. Y solo a quien la verdad ofende podría imponer una totalitaria censura para no verse reflejado en la denominación como cómplice de los amigos del terrorismo que asesinó a casi mil ciudadanos en tiempos de paz. No conviene, además, que los socios del partido más rastrero de la democracia sea identificado con la representación de asesinos y golpistas que, por negociaciones de índole tabernario, han conseguido un camino expedito para delinquir echando el resto, una vez desactivadas las defensas de España desde la traición monclovita.

La maquinaria de la corrupción fascista de la izquierda, el verdadero fascismo contra los demócratas, ha de demonizar a los críticos honrados, ensalzar a los sinvergüenzas de la misma cuerda a la vez que se victimiza a los criminales que en cuatro años han llevado a cabo un golpe de Estado por implosión, dejando demasiados rastros de traición que podrían perjudicar las ambiciones del sátrapa sin escrúpulos para renovar la presidencia, incluso a pesar de la masiva compra de votos y segura adulteración de los resultados electorales.Tanto riesgo hay en que prime el asco de la calle, la visceral repugnancia que inspiran todos y cada uno de los miembros del desgobierno de delincuentes, que las instrucciones de adulteración han llegado al Congreso con rúbrica sanchista contra los representantes del Pueblo. El mismo sello de manipulación que las balas CETME, con investigación inconclusa, o los sobres pirotécnicos en el todo vale de Sánchez.
Cada uno con su propio y repulsivo estilo: Marlasca, sospechoso entre otros delitos de corrupción y denunciado por la tenencia de 20 millones de euros en paraísos fiscales  y Gómez de Celis, proveniente del antro que fue la Junta de Andalucía en garras del socialismo, son las divas más ostentosas y leales a la hora de desempeñar sus roles de enemigos de la democracia. Llevan en la cara las afinidades con los verdugos y la hipócrita condición amoral para facilitarles la existencia con el olvido de las víctimas. ¿Filoetarras?: perfecta denominación para llamar a las cosas por su nombre, exactamente.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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