22/11/2024 01:19
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Pedro Julio Gutiérrez Valdivieso nace en Cartagena el 16 de enero de 1997. Tras iniciar estudios de Ciencias Matemáticas, es Graduado en Educación Primaria, por la UMU con Mención en Pedagogía Terapéutica. Aficionado a la Historia, ha dedicado mucho tiempo al estudio de la Historia de Rusia. Desde Lenin, pasando por la Perestroika de Gorbachov, las Memorias de Yeltsin, hasta el actual presidente Vladimir Putin.

¿Por qué un libro titulado de Lenin a Putin?.

El propio libro deja claro que el objetivo buscado, es el estudio de cuatro grandes etapas en el desarrollo del proceso político en la Unión Soviética. A saber: la etapa de Lenin. Posteriormente se contextualiza la de Stalin, aun cuando se obvie entrar de forma pormenorizada. Pero se alude a la nefasta gestión por los miles y miles de fusilados, por los Gulags, por la falta de libertades… Luego se entra realmente en los sucesores. A saber: Kruschev, Brézhnev, Andrópov Y finalmente la etapa de las grandes reformas políticas, sociales y económicas, a partir del gran líder Gorbachov para seguir con Yeltsin y Putin. A mi juicio la Historia de Rusia es apasionante, por toda clase de razones. La primera es el pasado zarista y su condición de imperio, la política de alianzas Y el rol que juega en el panorama de alianzas políticas durante las guerras mundiales. Por otra parte, no deja de ser razonable que un país de extensión tan vasta como Rusia -que llega desde el Cáucaso al Báltico, hasta zonas remotas como Carelia, próxima a Finlandia, Siberia, etc.- deba interesar por la diversidad cultural y antropológica, lingüística y de todo tipo de habitantes de zonas geográficas tan diferentes. Ahora bien, en la historia de Rusia encontramos como un crisol, en el que se intentó realizar el experimento que alabó Marx de La comuna de París. Digo de otro modo porque partir, como veía Luxemburgo, de asociaciones vecinales, de comunidades urbanas por barrios, incluso de gremios (como proyecto donde lo social- pretende generar una organización desde la base) era la vía de organización ciudadana. Pero no se partía de un centralismo político. Se critica la máquina del Estado. Con razón, pues dará lugar a la macro Administración del partido comunista durante más de un siglo. Cosa que tenía en Engels su precedente. En el caso de Alemania, estaba claro que la proclamación de la república de Weimar, frente a la república de las libertades socialistas de Liebknecht y Luxemburgo definió una línea roja: no al comunismo.

Es cierto que quienes eliminaron a Luxemburgo fueron células que gestaron el famoso, freikorps, Putsch de Hitler. Pero los extremos se tocan. Recordemos el pacto entre Hitler y Stalin para repartirse Polonia y el fracaso estrepitoso de Stalin por las consecuencias que tuvo esa confianza de Stalin en Hitler. Luego le traicionó y le dejó claro que ahora iba a por Rusia. Y si hay algo además reprobable es el totalitarismo estalinista, que fue tan negativo como el holocausto nazi. Por esa razón, cuando se habla de social democracia, de libertades, hemos de entender que el pueblo ruso quería decididamente abolir un sistema de privación de libertades y derechos humanos conculcados y especialmente en el período -como hemos dicho- estalinista. Luego hemos sabido que tras la conducción de una política de mutuo acuerdo de desarme entre los dos grandes bloques de entonces, fue positivo. Me refiero a los países de la OTAN y a los del Pacto de Varsovia, mediando el llamado telón de acero.

La distensión, los acuerdos de rebajar el potencial armamentístico fue bueno. Y lo fue para la economía rusa, para la paz y equilibrio en Europa y la propia Rusia y en general para el mundo. Pues es bueno que no haya carrera de armamentos. No es lógico invertir tanto en armamento ante las hambrunas y necesidades sanitarias y sociales que afectan al mundo a nivel global. Esta propuesta razonable de la Perestroika, Gorbachov no se atrevió a consumarla ante las autoridades soviéticas. No llegó a sus últimas consecuencias. Lo hizo Yeltsin, quien sin embargo también en algún caso aplicó, manu militari, una actitud violenta ante las aspiraciones de Chechenia (habida cuenta de la “luz verde” para la autonomía de las repúblicas en la era Gorbachov). Pero este fue un encargo que le dio Yeltsin precisamente a Putin. Luego hemos sabido hasta qué punto, en todo momento, ha dominado en la política rusa (en el comunismo y en la democracia) el KGB y el Stasi. Convirtiéndose el KGB posteriormente en FSB. Hemos conocido el golpe de Estado comunista que amenazaba con la involución de libertades y derechos. Con la involución del bienestar ciudadano y la mejora en el nivel de vida en los servicios sociales. Hemos sabido de las fortunas de los altos funcionarios de la Administración en la etapa comunista. Y también cómo, con la apertura democrática e incluso antes y en torno a la aparición de empresarios en Leningrado, los negocios fluían. Era el caso de automóviles de alta gama, de importación procedentes de Alemania, del negocio del comercio exterior gestionado por la alcaldía de Leningrado. E influía en el tema de la exportación e importación. Hemos sabido de las mafias que operaban en Leningrado, especialmente Tambov, en conexión con KGB. Y a su vez, el oscuro pasado de un personaje gris (Putin) que, aprovechándose de cargos oficiales, pero beneficiando siempre a KGB, se enriqueció él mismo y al círculo de oligarcas que operaban en san Petersburgo (Abramovich, Berezhoski, Jodorkovsky) mientras le fueron fieles. Y en la época de Yeltsin existía lo que se denominó “la familia”, que comprendía al yerno de Yeltsin y otros oligarcas. Esto tal vez, las redes empresariales y mafias de Leningrado, no sería un problema de no ser porque el negocio devengaba fondos del Estado. Y a su vez los empresarios que obtenían préstamos, invertían y negociaban, luego pedían al Estado la devolución del capital invertido cobrándolo en forma de acciones.

De ese modo se hacían multimillonarios a costa de las arcas del erario público. Y los negocios de provisión de mercancías, inexistentes, posibilitado por las autoridades municipales (incluyendo a Putin) solo restaba bienestar a la población y revertía en falsificaciones de documentos que servían para enriquecer a los oligarcas. De ese modo Putin viene a ser un personaje curioso, añora el tiempo de los zares y el imperialismo ruso de aquella época del pueblo empobrecido. Asimismo, como se ha podido ver en la invasión de Ucrania, la crueldad más dura de la época estalinista la lleva a cuestas. Por fin, se muestra como demócrata de parte de Yeltsin que le nombra su sucesor. Para después revertir las políticas democráticas. Porque una cosa es el papel que el partido comunista, restablecido como un partido más por el tribunal supremo, jugó en las elecciones presidenciales (me refiero a Zhiugánov frente a Yeltsin) y otra cuestión bien distinta es la forma de democracia que en la “real politik” ha llevado a cabo Putin. Con el oscurantismo de quitar el poder económico a los empresarios que, una vez llegado él al poder, le hacían sombra.

También con el poder hoy día del FSB que reemplazó al KGB. Institución de la que Putin no se desprende. Por fin, una democracia en la que cualquier partido rival había de ser siempre una opción minoritaria frente a Nueva Rusia (el partido de Putin). Y la necesidad de ser reelegido presidente Putin una y otra vez. Ahora, estamos viendo, cómo mantiene las prisiones estalinistas, como el régimen es represor. Que no había verdadera democracia. Pero a la crueldad del marxismo totalitario (torturas, gulags) debemos añadir los vicios de las oligarquías que se enriquecen a niveles insospechados e inimaginables a costa del Estado. Si bien sabemos que, como ya vieron Simone Weil y llegó a sospechar -en cuanto a la crítica de bolchevizar los soviets en la época leninista- Rosa Luxemburgo, mala cosa era la burocratización del partido único. Pues todo el poder realmente no fue para los soviets, como proclamaba Lenin sino para el partido comunista en la URSS. Cuando los altos funcionarios igualmente venían enriqueciéndose de forma desmesurada, a costa del pueblo. Por todo esto escribí el libro.

Ahora vamos con la pregunta del millón. ¿Putin es comunista?

Es evidente que, a nivel oficial, Putin siempre permaneció fiel al régimen democrático de Yeltsin. Ahora bien, podemos recordar que, en Leningrado, cuando el alcalde Sóbchak regresa de una reunión en Moscú con el presidente Yeltsin, va al palacio Mariinski y lee un comunicado. En el comunicado el alcalde muestra fidelidad al presidente Yeltsin y a la democracia. No obstante, aunque explícitamente exhorta al pueblo ruso a seguir la Constitución y oponerse al golpe militar, no es menos cierto que Rutskoi (vicepresidente de Yeltsin) emitió un decreto desde Moscú por el que quedaba destituido el gobernador militar de Leningrado, Samsónov. De tendencia comunista y era sustituido por el vicealmirante Shcherbakov, vicealcalde de Sóbchak. Pues Samsónov obedecía al GKChP y no a Yeltsin. Lo que se debe destacar es que en ningún momento -al leer el comunicado que exhortaba el pueblo de Rusia a “responder como es debido a los golpistas”- mencione al alcalde Sóbchak el decreto de Rutskoi ni aclare el reemplazo oficial de la autoridad militar para Leningrado. Cinco millones de civiles se quedaron sin conocer quién era ahora la autoridad suprema militar en Leningrado. Desconocían la decisión del presidente Yeltsin. Si se ponía de parte de los golpistas, perdía el cargo. Si no lo hacía, es que estaba de acuerdo con Yeltsin. Pero al ocultar la información de la destitución del general Samsónov, que discrepaba de Yeltsin, se guardaba un as bajo la manga. Por si triunfaba el golpe, apuntarse un tanto.

Y lo mismo Putin. Pues Catherine Belton expresamente ha comentado que Sóbchak y Putin permanecieron posteriormente, cuarenta y ocho horas, escondidos en un sótano bunker, de una planta industrial de la ciudad esperando el desenlace. Es decir, si se consolidaba que el golpe comunista había sido definitivamente abortado. Caso contrario, se habrían puesto de parte de los golpistas comunistas, caso de haber triunfado el golpe comunista. Estos hechos han sido contrastados. Podríamos decir que, por consiguiente, oficialmente no era comunista, ya que siempre fue fiel a Yeltsin, pero si analizamos el devenir de los hechos en los dos días siguientes al golpe comunista de 1991, su cercanía a Sóbchak…posiblemente habría querido que el golpe triunfara. Pero por nada del mundo estaba dispuesto a manifestarse en contra de la situación de poder en que le había colocado su mentor. Pues como hemos comentado “oficialmente” como autoridades en el cargo se manifestaban fieles a la autoridad vigente. Tal vez, si atendemos a la naturaleza de los acontecimientos y dado que habría sido previsible que el golpe pudiera haber triunfado, la amistad de Sóbchak con la autoridad vigente destituida por Rutskoi podría ser la vía de medrar Putin su mentor, el alcalde de Leningrado, caso de que el golpe hubiera triunfado. Es evidente que en la época en la que vive Putin, KGB tiene un poder fáctico en Leningrado, por lo que se refiere al control social de las bandas mafiosas que luchan por el control de la terminal petrolífera e incluso que se dedican a proteger los negocios de los comerciantes.

Como ya ha quedado claro que el Ayuntamiento tiene que ver con Aduanas y que el trabajo de Putin consiste en relaciones exteriores (importación y exportación) y dado que a su vez hay una tupida red o entramado que fija precios y que desvía fondos estatales para subvencionar en el extranjero el funcionamiento del KGB, el poder que subyace a las autoridades políticas -en el contexto de la procedencia de los altos cargos de la Administración procedentes del PCUS, ahora reemplazadas por el grupo de economistas que conforman una oligarquía, una vez abierta la puerta a los negocios procedentes de Alemania y centrados en Leningrado. Hay pues una relación entre emprendimiento e inversiones. Y como se explica a lo largo de la entrevista, una relación de feed-back entre préstamos para inversiones, negocio y beneficios para los círculos oligárquicos, y exigencia de pagos con “acciones estatales” de las industrias que permite a los oligarcas enriquecerse e impide al Estado saldar sus deudas. Así, KGB no es solo un mecanismo de poder que controla la policía, el sistema se seguridad, las prisiones, sino que la corrupción que existía en el poder centralizado de la Administración comunista tiene mucha relación con una deriva hacia la economía de corte occidental. Lo que no anula los años en los que el poder del KGB se hizo con la dirección fáctica del partido comunista y la orientación política del país.

¿Qué piensa usted personalmente de Putin?

De todos modos, me gustaría dar mi visión, a la luz de los datos biográficos que conocemos de Putin sobre este jefe de Estado que tantos problemas está creando al mundo. Ciertamente no muy buena. Aquel niño que vivía en una kommunalka, que tuvo una niñez desgraciada, con un padre tullido en la guerra. Que creció entre borrachos y matones, en un patio lúgubre donde jugaba a pelearse y arañar a otros niños y cazaba ratas. Es el Putin que se presentó antes del ingreso en la universidad voluntariamente para pertenecer al KGB. Después, su trayectoria en Leningrado, tras su regreso de Dresde es poco clara. Ya que su principal función al parecer -según cuentas los estudiosos sobre él y sobre la época- era dedicarse como vice -alcalde y antes en la universidad (pero siempre trabajando para su mentor Sóbchak) en las relaciones exteriores. Y siempre negociando el comercio de mercancías de importación-exportación. Autoras como Masha Gessen han puesto de relieve que a través del comercio se financiaba la KGB. Como ya hemos dicho, a través de beneficios del pago de los productos importados de los países extranjeros en un banco suizo. El contexto mafioso de Leningrado, con las bandas rivales y el control de la terminal del puerto como foco de exportaciones, no era ajeno a la relación de esas bandas con KGB. Del comercio surgió el beneficio para financiar la importación de tecnología extranjera, para financiar las redes de KGB tejidas en Occidente.

Es evidente que las investigaciones han puesto de relieve el papel de diferencial económico del ingreso en rublos de las exportaciones y el precio pagado (muy superior) en moneda extranjera; siendo el superávit ingresado en bancos del exterior, de origen occidental (las importaciones y el sistema de pagos). Pero sin que el pueblo ruso “realmente” pudiese contar en Leningrado con las cantidades de alimentos, pagados por importaciones inexistentes. Siendo así que se registraban pagos por tales mercancías no compradas. En la actualidad investigaciones como la de Belton, ponen de relieve el detalle de mecanismos que vaciaban las arcas del Estado. No es extraño que ya con la democracia florecieran las iniciativas empresariales a base de préstamos, negocios, reclamo de pagos al Estado y exigencia (por parte de los oligarcas) de recibir en acciones estatales de las petroleras del Estado los pagos. Lo que explica la política que enriqueció con miles de millones a los oligarcas. De todos modos, analizar el perfil de Putin es complicado. No se sabe si se rodea, como se dice, de cientos de agentes (círculos) que le protegen. Tampoco se sabe si está enfermo de cáncer y parkinson. O si tiene alguna dolencia psiquiátrica. Ha querido dar una imagen de salud, como judoka, aficionado a la pesca, a la caza, montando a caballo. Pero se dice que el hombre en quien solo confía es el dirigente del FSB de Rusia (el jefe del actual KGB). Está claro que la idea de invadir Ucrania, primero en 2014, en la región de Donbás y actualmente con la guerra (destruyendo casi todas las ciudades del país e intentando tomar Kiev) nos retrotrae a los oscuros tiempos de Brézhnev. Que es justo lo que la Perestroika intentó eliminar. Es decir, un férreo sistema de privación de libertades, el aislamiento del comercio y de la economía mundial gracias a las sanciones que han caído sobre Rusia como consecuencia de la guerra.

Desde luego, sus antecedentes en relación a las invasiones de Chechenia, de Georgia (…) señalan el uso de una violencia inusitada. Como hemos visto que ha desplegado en Ucrania. Si se compara con esfuerzos como los de Gorbachov por reducir tensiones militares con Occidente, mejorar el bienestar de la población (pues acabamos de decir que las sanciones económicas repercutirán en la ciudadanía rusa de forma cruenta), entonces el balance para Putin es negativo. Si lo que tiene en mente para Rusia es la idea de un gran imperio, es un concepto trasnochado en un mundo global en el siglo XXI. Querer volver al tiempo de los zares o de los imperios, tomando como referencia el modelo del imperio prusiano, del imperio austro húngaro, o el sistema de Stalin, es algo extemporáneo. Y a mi parecer, inconveniente. Por muchas razones: por la paz del mundo, por el bienestar del Rusia, por la mejora de los derechos sociales de las personas. Pero también hemos visto por los medios de comunicación que no se puede protestar pacíficamente contra una guerra iniciada por Rusia. Pues se es detenido. No se puede tampoco, por parte de la prensa, informar en el caso de que las informaciones sean críticas con el gobierno o no superen la censura. Lo que acarrearía a los periodistas que difundan lo que las autoridades rusas interpretan como inadecuado, largas penas de prisión (hasta quince años). Todo esto evidencia que no hay libertad de expresión, manifestación, etc. Es también una añoranza del estalinismo. Creo que la palabra “extemporáneo” define a Putin. Otra cuestión es, que debido a los favores que suscita a muchos de los que le rodean (altos cargos militares, Kiril I) no es consciente de la realidad de todo lo que sucede. Lo que no le resta responsabilidad, según mi opinión personal.

¿Pretende realmente restaurar de alguna manera el antiguo imperio zarista o más bien la URSS?

Aunque suene un poco raro, ambas cosas. Por un lado, parece que está leyendo Historia de Rusia, y como Don Quijote en la lectura de los libros de caballerías, debe pensar que vive en el contexto de la primera guerra mundial. Piensa que existió el imperio prusiano. Debe conocer el fracaso de Bismarck y como fue depuesto el Káiser Guillermo. Debe conocer todo lo relativo al imperio de Austria- Hungría. Y debe pensar que Rusia fue un poder imperial. Ahora bien, cuando Lenin gracias al Tratado de Brest Litovsk consigue sacar a Rusia de una guerra iniciada en 1914 pero que al producirse en Petrogrado (así se llamaba la ciudad que luego fue san Petersburgo y por fin Leningrado) frente a Alemania e imperio austrohúngaro enfrentados a los Balcanes y el imperio otomano (…).

Lenin quiere aprovechar la revolución de 1917, para entre otras cosas, no entrar en una guerra que no le conviene. Pues a Lenin le interesaba consolidar la revolución que se lleva a cabo en Petrogrado en 1917, es decir, librar la batalla de la guerra civil; serán los monárquicos, contra la construcción de lo que derivaría de los soviets, es decir, el poder del partido bolchevique. De todos modos, una cosa se solapa con otra. Porque en esa época pertenecía al imperio ruso Polonia, Lituania, Letonia, Ucrania, Finlandia, Moldavia, Bielorrusia, Rumanía y las repúblicas caucásicas. E incluso si nos adentramos más en la historia, podríamos considerar la influencia poderosa sobre Rusia del pueblo mongol; por lo que me he referido en algún momento a la petición de protección al zar por parte de Ucrania, me refiero al siglo XVIII, alrededor de 1745. Digo que Putin conoce esa Historia, la historia imperial. También sabe que Lenin construye, siguiendo las ideas de Marx (aunque los muy ortodoxos como Rosa Luxemburgo piensen otra cosa: que debe haber lucha de clases, revolución y dictadura del proletariado) un Estado centralizado por el poder del partido bolchevique en orden a llevar a cabo e implantar esa dictadura del Estado proletario revolucionario, bajo la adscripción al único partido que admite para los soviets definitivamente, el bolchevique. Y además, sabemos de las guerras entre los el ejército blanco y el ejército rojo, y los esfuerzos de Trotsky por luchar contra Kornílov (ahorcado en Moscú), contra el ejército blanco, la liga checa, etc. Posteriormente vendrá Stalin, y con él se viene ya en el cénit de la época moderna -con otra industria pesada, con el acero, la industria militar (….)- y el férreo establecimiento de fronteras y territorios un, de nuevo, imperio ruso pero con las características del marxismo, con el añadido iba a decir de “leninismo” aunque como sabemos Lenin no quería que Stalin fuese Secretario general del Partido comunista por tener un carácter, decía, inapropiado. Volviendo a nuestro tema, su estilo, el de Putin, es otro. Sueña con un poder que en primer lugar desearía recuperar las fronteras de la URSS, eso le valdría. Sería el imperio que habría tenido Rusia, con sus repúblicas balcánicas, caucásicas. Hay sin embargo algo que no veo claro. No creo que le importase tanto el “comunismo” como una doctrina filosófica para nada (sociedad sin clases, etc.). Pienso que del comunismo le interesa el poder territorial y el centralismo del Estado. Del comunismo, le interesa controlar el pensamiento de todo el mundo. Pero con todo, como ha bebido de las oligarquías de Leningrado, del lujo procedente del capitalismo de Occidente, de las cuentas millonarias movidas por él y los oligarcas, por definición no puede ser comunista. Él quiere un Estado centralizado, con visos y apariencia de democracia, un país moderno, con las ventajas de la economía de mercado y avance tecnológico de occidente, pero donde en medio de ese teatro en el que hay “otros partidos” diferentes del suyo, sea él, ya lo hemos visto en sucesivas legislaturas, el que se perpetúe en la historia. Por tanto, del comunismo le gusta la prohibición de libertades, de medios de comunicación, supresión de toda forma de libertad (de manifestación, de prensa, de expresión). Entonces, quiere vivir el estilo occidental, controlando un país que, siguiendo son los pasos de su ambición, abarque los mayores territorios por lo que sueña con un pasado imperial, con un ejercicio del poder omnipotente pero que sabe que la época de los zares y el siglo XVIII con Pedro el grande pasó. El verdadero poder debe asentarse en un territorio imperial, originario zarista; pero con un control policial de la era estalinista, en la que quien realmente gobierna (bajo la apariencia de un sistema moderno y democrático) es el FSB, sustituto del KGB. Si por soviético entendemos, en el fondo, autocracia y poder monolítico, está próximo a un comunismo. Que tortura, que mata. Pero eso sí, que no le toquen sus yates de lujo, sus cuentas millonarias, su estilo de vida occidental (veraneando en Alicante, como hacía); pero el poder del Estado siempre sujeto en un orden policial subterráneo. Que él controle, lo “de cada cual según su capacidad y a cada cual según su necesidad”, comunista, eso no va con él.

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¿Cómo fue posible la disolución de la URSS de la forma tan descontrolada
en que tuvo lugar?

(A) Sobre el centralismo del Estado, consecuencia del Partido bolchevique en el poder. Partimos de la idea de Lenin contraria al imperialismo zarista y proseguimos con el centralismo que implanta a través del partido bolchevique, anulando asimismo el abanico de partidos que están presentes en la revolución de 1917 pero que paulatinamente hace desparecer. Antes de nada, recordar que Lenin era decidido partidario de la libre anexión de las Repúblicas, Como hemos venido diciendo. De no haber sido así, Rosa Luxemburgo no se habría manifestado en oposición a Lenin en el círculo comunista en el que se movía. Es decir, Lenin no quería un “imperialismo zarista”. De ahí la decisión de la libre anexión de las Repúblicas. Rosa Luxemburgo era fiel, o eso suponía, a las ideas de Marx. Diría, que creía debían aplicarse las ideas de Marx a pies juntillas. Y eso querría decir que ella pensaba que el “internacionalismo” no se conseguiría sino con la anexión de las repúblicas. Pero realmente la “centralización” y a la vez “politización” de los soviets se realiza cuando Lenin entiende que en las elecciones a la Asamblea nacional han obtenido más votos (75%) los socialistas revolucionarios, los liberales… (que procedían del gobierno provisional) que los bolcheviques. Y aduce Lenin una razón, dice que las listas estaban confeccionadas en un período anterior. E incluso que los votantes confundían en las papeletas qué opción de socialismo preferían. O dicho de otro, era su opinión, que de haberlo sabido habría votado la mayoría de electores al Partido Bolchevique. Es entonces cuando disuelve la Asamblea. ¡Hay que bolchevizar los soviets! Esto es, politizarlos, pensaba Lenin. Pero si el Partido bolchevique toma el control del poder, esa es ya una forma de centralismo. Pero esa bolchevización de los soviets, buscar las “mañas” para que el partido Bolchevique controlara el poder del Estado, se alejaba mucho de la idea de “comunas” que tenía Luxemburgo. Aquí cabe una reflexión sobre el romanticismo hacia la organización comunalista. Tomando como referencia la experiencia de la Comuna de París, en vez de justificar la Administración del Estado.

Podemos concluir que Lenin, solo cuando sabe que tiene mayoría en los soviets de soldados, obreros y campesinos…. es cuando se atreve a dar el paso. A todo esto, hay que añadir que una cosa es el centralismo de poder del Partido Comunista y otra la era de Stalin. Es en la era de Stalin cuando verdaderamente se extiende Rusia fagocitando las repúblicas, a la vez que creando un férreo sistema de adscripción, por repúblicas, al Partido Comunista de Moscú. La famosa anexión a Rusia. Anejo a eso, unas fronteras que, una vez derribado el muro de Berlín por las negociaciones de Helmut Kohl, dará pie a la “soberanía” de las repúblicas. Que serán independientes de Rusia. Pero eso va a suceder entre los años 1988, 1989, 1990. Al férreo control de Stalin sucede la apertura de las reformas (Perestroika) y transparencia (Glosnost) de Gorbachov. Antes de Gorbachov los líderes o presidentes (Kruschev, Brézhnev, Andrópov que fue jefe del KGB) siguieron una línea roja de demarcación territorial estalinista. Ahora bien, la línea que divide el antes y después de la Unión Soviética es Gorbachov. De modo que Yeltsin ya ha sido capaz de sortear los escollos que todavía no podía sortear Gorbachov. A saber: el miedo al Soviet Supremo y al partido comunista. Este escollo lo sortea Yeltsin, pero usando dos estrategias. La movilización popular y el carácter carismático que es capaz de arrastrar tras de sí al ejército. Y el uso de la violencia, cuando en 1993 se repite el mismo intento. A partir de ahí, pensábamos que Rusia era un país que había respetado las reglas de juego de la Perestroika y la línea establecida por Yeltsin. Pensábamos que las redes de comercio (a pesar del anexo de mafias organizadas) dirigían la economía de san Petersburgo. Hemos visto con estupor que los aires de grandeza imperial zarista y esa misma grandeza estalinista, que en definitiva ponía al Estado en el centro y empobrecía a los trabajadores -el sistema comunista- estaba oculta. Dado que KGB, denominado ahora FSB manejaba los hilos, de forma subterránea, de la economía. Eso no quiere decir que las mejoras por el comercio y los préstamos occidentales… no hubiesen mejorado la vida de la población.

A las pruebas me remito, hemos visto imágenes anteriores a la guerra de Ucrania y era una ciudad con aires totalmente europeos, con un desarrollo económico y un bienestar social. Lo que no pensábamos era que la privación de libertades en Rusia era total (manifestación, de prensa, expresión). Ni teníamos conciencia de que todo el que quisiera formar un partido político perdía el negocio (caso de Jodorkovski, quien con empresas petroleras y cadenas televisivas perdía sus activos e iba a parar a la cárcel). Es el caso de Navalni, por ensombrecer el poder omnímodo del partido de Putin. Pensemos en Kasparov, que fracasó en el intento de regenerar Rusia con un nuevo partido político. Y, asimismo, no sabemos que deparará el futuro cuando Occidente se ha quedado estupefacto -una vez asentado el modelo capitalista en Rusia- al ver que no hay verdadera democracia en Rusia. Que los casos de envenenamientos de opositores políticos proliferaban y que el “cuento de hadas” al que se refería Putin, parece que realmente se lo cree. Putin desea retornar dos siglos atrás en el tiempo, volver al poder imperial. Es pues un jefe de Estado extemporáneo e incluso se dice que está afectado de dolencias psiquiátricas, pero que dirige una potencia mundial nuclear. De momento no vive en la realidad. Y la realidad es un mundo que necesita del respeto de los derechos humanos, que es consciente de la existencia de Naciones Unidas. Pues el recurso al uso de la fuerza, en un contexto de guerra nuclear, llevaría a que no habría nunca vencedores ni vencidos. Es el rostro oculto de Putin, ahora que se ha quitado la careta.

(B) ¿Por qué la Perestroika?, razón de ser, ventajas.

A mi modo de ver son claros, razonables y sencillos. Primero podemos indicar que la URSS había gastado un presupuesto altísimo en armamento. No solo desde el estalinismo, sino de modo especial en la dura época de Brézhnev. Éste aplica mano dura a Checoslovaquia, cuando aspira a la libertad y a la separación de la Unión soviética. Y otro tanto sucederá en Hungría. Con la mirada histórica podemos decir que Gorbachov deseaba no entrar en una escalada de competencia militar con los Estados Unidos, sino sanear la economía rusa con préstamos occidentales de importancia. Así como abrir la puerta al comercio. Así se compromete con Reagan a reducir el armamento nuclear desplegado en suelo europeo y en territorio de países del Pacto de Varsovia. En ese sentido, la distensión de la llamada “guerra de las galaxias” se une a incentivos de ayudas económicas que empujasen el desarrollo de la economía rusa. Junto con la búsqueda de priorizar el desarrollo económico de Rusia en favor del nivel de vida y bienestar de las familias y ciudadanos. Bien sabía que no siempre la historia de Rusia había implicado uniformidad y terror. Eso aconteció en el estalinismo. Podremos achacar a Lenin la disolución de la Asamblea, tras constatar que solo un 25% de votos había obtenido el partido bolchevique, pero nada más. La gente quería alimentos, ropa, vivienda digna y se daba cuenta de que en Occidente existían productos de los que se carecían en la vida cotidiana y el comercio en Rusia. Esa fue una prioridad de Gorbachov. Otra fue abrir la mano a las libertades. Pero no solo a la decisión del destino de las repúblicas en función de la voluntad de sus ciudadanos, sino que comprendía que la historia de la represión estalinista había sido un horror.

Hemos hablado del régimen del terror. Debería desearse las libertades y derechos humanos en Rusia. Lo que fue más difícil gobernando ya Putin, porque el poder se movía desde las esferas de las oligarquías. De modo que Leningrado estaba controlada por las mafias, éstas se asociaban al KGB y las instituciones políticas locales se relacionaban con este. La introducción del mundo occidental se manifestó en Leningrado en forma de economistas emprendedores que fundaban bancos o empresas. Éstos, a veces pedían préstamos a bancos estatales para fundar otros bancos filiales de los ya establecidos por el Estado. Pero en cualquier caso el mecanismo de préstamos a cambio del impago estatal y el cobro en acciones del Estado hizo que Gusinski, Jodorkovski, Abramovich tejieran fortunas. Eso se había hecho de otra manera, anteriormente. No introduciendo un modelo económico capitalista occidental, sino más bien por la connivencia del KGB con la financiación de actividades en Occidente a través de un banco suizo. Este servía para evadir -para los fines de KGB- millones sustraídos a las arcas públicas. A esto debemos añadir que se pagaban no solo servicios de espionaje de una amplitud extrema, sino que se compraba tecnología dual (para uso civil y militar) inexistente en Rusia. No sin detraer cantidades de fábula al erario público en perjuicio del nivel de vida de los ciudadanos. Es lo que tiene un Estado policial. Que se teje desde los servicios ya del FSB, que sustituiría a la antigua KGB (con la que Putin todavía tenía contactos).

(C) ¿Cómo se produce la separación de las Repúblicas en la práctica, con independencia de que lo acontecido no respondió a las expectativas de Gorbachov?

A mi juicio era irreversible. Era la consecuencia lógica del proceso de la Perestroika. Si bien, pienso que Gorbachov creyó en la posibilidad de “federarse” las repúblicas libremente, algo -salvando las distancias abismales a los Estados Unidos de Rusia, por decirlo de algún modo. En el apartado Desarrollo de la organización de las Repúblicas, en la obra, se expone la adquisición de la independencia de cada una de ellas. Si nos fijamos en Bulgaria, en 1990 hay elecciones libres. Pues triunfa Foro Cívico seguido de PCCH y Unión Cristiano Demócrata. En Hungría, en 1990 triunfa el Foro Democrático de la Liga de Demócratas Libres y el Partido de Pequeños Propietarios. En la RDA, el canciller Kohl logra la unificación de Alemania. En Rumanía en 1989 triunfa una revolución, se elimina el Partido comunista. Polonia el 11 de noviembre de 1989. Checoslovaquia en 1989, el 1 de enero de 1993 se escinde en Chequia y Eslovaquia. El proceso finalizó en agosto de 1994. Los Estados bálticos recuperaron la independencia de facto en 1991 durante la disolución de la Unión Soviética. Rusia comenzó a retirar sus tropas de los países bálticos (a partir de Lituania) en agosto de 1993. La retirada total de las tropas desplegadas por Moscú se llevó a cabo en 1994. Hungría intensificó los lazos con Europa occidental, se unió a la OTAN en 1999 y a la Unión Europea el 1 de mayo de 2004. Hungría fue el país que mejor afrontó la caída de la Unión Soviética en Europa Central, ya que el país había ido acercándose paulatinamente al sistema de libre mercado hacia los últimos años del régimen socialista.

Solshenitzyn afirmaba que contrariamente a lo que se creía en Occidente en la URSS no se estimulaba el patriotismo ruso, al contrario, se denigra a Rusia ya que se buscaba crear un nuevo patriotismo soviético, no ruso. ¿Es así?

Hay que retrotraerse a la historia, al origen de la Unión soviética a partir de los soviets. Desde el inicio de la revolución rusa, con Lenin, lo que interesa no es otra que dar prioridad a los soviets en el gobierno del país. Y constituir a partir de los consejos la base de un Consejo supremo. Pero no introducir en los consejos a los afiliados bolcheviques. Y además de no politizar los soviets, Lenin cuando pierde las elecciones disuelve la Asamblea nacional. Pues denuncia que es un lío de cadetes, mencheviques y SR (socialistas revolucionarios). El argumento es que las listas elaboradas en la revolución de octubre favorecían a los socialistas revolucionarios, pero no a los bolcheviques ni a los socialistas revolucionarios de izquierdas. Solo cuando Lenin consiga que la mayoría la posean los bolcheviques en los soviets, es cuando formará gobierno. Esto da idea de que siguiendo la revolución desde sus orígenes no es sino la organización comunal. Y de ahí las disparidades entre Luxemburgo y Lenin en relación a si lo social no remite a lo político como prioritario. Pero para Lenin sí, no es tan romántico como para entender por comunismo la comuna de París. Por lo que se refiere a Gorbachov no quiere en absoluto disolver el PCUS, ni enfrentarse en lo político al Soviet Supremo. He ahí que, después de haber vivido tiempos más duros, los anteriores a Gorbachov, sigue en el imaginario de estos más modernos gobernantes el modelo soviético. E incluso en Yeltsin, abortando conatos rebeldes en Chechenia y Georgia. Lo que unifica no es la razón rusa, es el Partido Comunista y la Administración soviética.Tal vez esa fuese ya la debilidad de los nuevos dirigentes. Como veía Luxemburgo, el aparato del Estado beneficiaba a los altos jefes comunistas, cargos administrativos encargados de la gestión (antípodas de Luxemburgo) porque el glosnost implicaba el no beneficio de los altos funcionarios de la Administración con sus prebendas.

Actualizando la temática, no obstante, como sabemos en san Petersburgo surgirá al amparo del KGB un negocio centrado, dicen algunos autores (Gessen, Belton) en la privatización. Surgen grupos de poder oligárquicos dirigidos por jóvenes economistas y en consecuencia empresas que recuperarán los préstamos comprando acciones y enriqueciéndose. Esto llevará a la evasión de capitales fuera del país, fortunas privadas, dinero blanqueado. A eso se añade que en el negocio en torno al petróleo se movían las mafias de san Petersburgo con la connivencia del FSB. Siempre que detraer dinero al Estado supusiese un beneficio para el KGB. Y en ese negocio todos los expertos reconocen que la acción de Putin en la vice alcaldía a la sombra de Sóbchak, fue decisiva. Ya que de él dependía el comercio, era encargado de relaciones exteriores. Y la Aduana se regía por la aprobación del Ayuntamiento en las transacciones exteriores, ostentando Putin el poder comercial en la firma oficial de los papeles. Solo que el precio en rublos no correspondía a lo que los países extranjeros pagaban, el dinero desviado era controlado por KGB en bancos fuera de Rusia. En concreto en un banco de Suiza.

La excepción sería Stalin que fomentó el nacionalismo ruso durante la SGM contra la invasión alemana pese a ser georgiano…

Me pregunto ¿Qué habría pasado si Stalin hubiese visto como Rusia bombardeaba en 19098 a Georgia por el intento de anexionarse Osetia del Sur e independizarse de Rusia? Debe pues, en el contexto o época histórica en la que vive Stalin apelarse a las raíces nacionales que unificarían la territorialidad, cosa bien diferente a la evolución de la mentalidad. Ya por los cambios drásticos en el mundo a nivel social, económicos… de donde de nuevo la referencia a la Perestroika, y a las consecuencias que tuvo -la aceptación de facto- para Georgia. Lenin pensaba que establecer una obligatoriedad de adscripción de las repúblicas era volver al “imperialismo zarista”. Y justo se esforzaba por no entrar en la Gran Guerra, dado que en Rusia ya existía -a partir de la revolución- una guerra civil. Otra cosa será que Luxemburgo abogue por una fidelidad tal a las ideas de Marx que considere que el “internacionalismo proletario” debe unificar las repúblicas. Eso lo hará Stalin, a costa de invasiones. No es cuestión de detallar la política de Stalin. Pero sí de subrayar que él hizo fusilar a todos los colaboradores de Lenin y a los generales del ejército rojo en Leningrado al asumir el poder. Además, Stalin, aunque desarrolla la industria pesada creando un emporio militar, convierte a Rusia en un Gran Gulag, en el que la libertad brilla por su ausencia. Y el nivel de vida de los rusos es penoso. Esa Gran Rusia, como unión de Repúblicas, puede mover sentimientos patrios, pero es en definitiva la Unión Soviética, la unidad de las Repúblicas.

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Apelando al origen, la Patria Rusa. Por fin, si vamos a Putin, nos damos cuenta de que en su mente descansa el “sueño imperial”, la Gran Rusia. Se puede ver como un intento, muy difícil, tras la Perestroika, de volver al período soviético. Pues se ha gestionado el proceso de elecciones de las repúblicas como Estados independientes y soberanos, tras la Perestroika. Por lo que no parece que sea reversible el proceso. Por ejemplo, Hungría es uno de los primeros países en obtener la independencia, ¿cómo hacer para que las repúblicas que gozan del bienestar económico y de libertades tomadas del mundo occidental vuelvan a un centralismo basado en órganos de poder políticos autocráticos? Sería el suicidio de las repúblicas, cosa que no consentirían. Pues en la etapa anterior a la Perestroika eran frecuentes las violaciones de derechos humanos, fusilamientos, pobreza, pérdida de libertades de expresión o manifestación. Como vemos la Rusia que Putin organiza tiene muchos rasgos estalinistas. Ahora bien, Putin sueña con volver a las fronteras anteriores a la Perestroika. Pero eso no es posible. Históricamente, porque hemos dicho que ello implicaría volver al período más oscuro del mundo soviético. Esto es, a la organización estalinista del Estado del terror y en ese sentido reconstruir las fronteras de Stalin. Pero el mundo cambia.

Y ya en 1991 la Duma decidió emprender reformas políticas de calado con Yeltsin. No se trata de un país, como el nuestro con Comunidades Autónomas, se trata de Repúblicas. Podría asemejarse más al modelo federal de los Estados Unidos, en todo caso. Es cierto que Gorbachov soñaba con un modelo federativo, que diera margen de decisiones a las Repúblicas y que “libremente” se asociaran. Por desgracia, sucesos como la invasión de Checoslovaquia en el verano de 1968 (por tropas soviéticas que guiaban a las de Rumanía, Polonia y Hungría) con 8000 carros de combate y con 500.000 a 750.000 soldados, creo que hoy no es imaginable. A eso se añade que el modelo de libertad decisoria establecida por ley en la Duma en 1991 hacía posible escapar de aquella pobreza que Stalin había mantenido con el centralismo. Contrariamente a actitudes históricas como las de Lenin (1917) y Gorbachov (1991).

Parece que en la historia de Ucrania se pueden encontrar tanto argumentos a favor como en contra de la unión con Rusia. ¿Qué opina usted?

Mucho se ha escrito sobre Ucrania y los lazos con Rusia como la madre patria. Pero eso no es cierto. Las relaciones más antiguas que han durado siglos han sido las del Gran Ducado de Polonia y Ucrania. Si vamos a la historia, nos daremos cuenta de que solo desde 1745 hasta 1917 (la revolución rusa) Ucrania se arrima a Rusia. Es debido a los ataques que el país sufría a causa de invasiones de mongoles procedentes de Chechenia. En el siglo XVIII tiene lugar la necesidad de pedir protección al zarismo, lo que comportaba en lo político y económico la contribución al modo de vida y exigencias de un sistema feudal medieval caracterizado por la contrapartida de sumisión y pagos, a cambio de recibir protección del imperio de Moscú. Recordemos que es con Pedro I (1682-1725) cuando se traslada la residencia de los zares a san Petersburgo, desde Moscú. Hay tres momentos cruciales en los que Ucrania se separa de Rusia. El primero se refiere a la revolución de 1917. Cuando Lenin, como sabemos, permite que la anexión de las Repúblicas sea decidida libremente. Por eso observamos que muchas repúblicas se anexionaron después de 1924, con Stalin en el poder y tras la muerte de Lenin. El segundo momento es en 1991 aprovechando la Perestroika de Gorbachov.

Con lo que en tiempo y forma se consigue, gracias a Gorbachov la soberanía e independencia de Rusia de antiguas repúblicas. De hecho, la única república que quedará –motu propio- anexionada será la de Bielorrusia. Que en 1994 amplía el poder del presidente Lukashenko. Eso no quiere decir, como conocemos por la historia, que ciertos territorios rusos no reclamasen la independencia y fueran reprimidos. El proceso de independencia (Polonia, Hungría, Repúblicas Bálticas -en lo que tuvo que ver la ocupación nazi y su proximidad a Rusia-, Ucrania…) tendría un límite. Pues lo que pretende Putin es que las repúblicas que en su momento eligieron la independencia, pero no se anexionaron a la UE -Ucrania, Moldavia- no lo hagan ahora. Ya que no puede retrotraerse un proceso tan complejo de reforma política que afectaba a un número tan amplio de repúblicas que se habían separado de Rusia. Cuando hablaba de territorios reprimidos, gobernando ya Yeltsin, pienso en Chechenia. Pues estando Yeltsin en el poder encarga a Putin la operación invasiva. Y otro caso parecido acontece con Georgia. Por lo que se refiere al tercer momento, es el más complicado. Es el momento en el que en 2014 se produce la revolución naranja en la plaza Maidán de Kiev. Yulia Timoshenko será declarada pro europeísta. Pero los desfalcos cometidos a favor de Rusia la llevan a la cárcel -hija de un miembro de la oligarquía rusa vinculada a los círculos de poder económico de san Petersburgo-. Timoshenko entraña ella misma una contradicción. Pro europeísta pero enriquecida por la oligarquía rusa a la sombra de las élites comunistas de Leningrado. Pues se sabe que los altos funcionarios del partido controlaban el negocio del enriquecimiento del petróleo y el gas. El presidente Yanukóvich inclina la balanza por la anexión a UE. Lo que era una demanda de la mayoría de la población de Ucrania. Pero presionado por Putin huye a Jerkóv y después a Moscú. Es decir, en 2014 Putin ya impide legalmente la anexión de Ucrania a UE. Cuando otras repúblicas ya pertenecían a UE. Otras quedaron en el limbo, como Moldavia. Al mismo tiempo que hay muertos en Maidán, al reprimir la policía las manifestaciones pro europeas. Putin se encargará de lanzar paracaidistas camuflados en la zona de Donbás.

La gente no sabía si se trataba de terroristas chechenos. Pero lo cierto es que eran soldados regulares de las tropas especiales del ejército ruso sin el uniforme ruso. Otra táctica muy propia de espías como Putin. Ahora bien, los argumentos aducidos por Putin para la guerra de 2022, continuación de la invasión de Donbás de 2014, es doble. Primero, reivindicar la naturaleza -a su juicio- rusa de la República de Ucrania, contraviniendo su soberanía e integridad territorial. Pues tomar el territorio por la fuerza tiene más que ver con la violación de la soberanía de Ucrania y atizar el fuego del conflicto étnico. Sabemos que en toda Ucrania se habla como primera lengua ruso y pretextar rusofobia es una excusa. Dado que el respeto a la minoría no está reñido con la defensa ucraniana de su integridad territorial. A esto se añade que Crimea que era una República independiente en 1924 fue cedida por Nikita Kruschev -que era presidente de Rusia, pero de origen ucraniano- a Ucrania. Claro, que no se había producido la Perestroika, es decir, la disolución de la URSS. El “sueño de hadas” al que Putin se ha referido tiene que ver más con recuperar una historia de la gran Rusia zarista. Que no congenia con masacres (2022) de la actual invasión de Ucrania por Rusia, que acomete una guerra, mal llamada por Putin, “preventiva”. Ha pretextado en un alarde de desfile militar el 9 de mayo de 2022 que lo que hacía Rusia era una guerra preventiva, eso no es cierto. Es por el contrario una gran mentira. Incluso el operativo para la toma de territorios en 2014 y la reciente proclamación -que Putin ha arrancado a la Duma actualmente- del reconocimiento de parte del territorio oriental de Ucrania como repúblicas independientes. Me refiero a las denominadas repúblicas “rusas” de Donestk y Lugansk, una vez arrebatadas por el ejército ruso a Ucrania. Que Ucrania entiende es una agresión a su integridad territorial y soberanía. Como así es. Tales alegatos históricos esgrimidos por Putin no pueden justificar la invasión de un país, de iure, soberano. Ya que la historia tiene sus tiempos.

¿Cómo cree que terminará el conflicto militar entre Rusia y Ucrania?

Creo que era imprevisible lo que ha hecho Putin. Yo no me lo imaginé nunca. Es evidente que su táctica de espionaje va íntimamente unida a él. Una persona que aparenta frialdad, introversión. Pero si ya en san Petersburgo y perteneciendo al KGB (aunque posteriormente diría que envió una carta de dimisión que se perdió; los estudiosos dicen que eso no pudo ser así e incluso que él estuvo cobrando dinero de KGB aun ocupando cargos políticos en la vice alcaldía de Leningrado. Un primer hito es apostar junto a la frontera de Ucrania y en el territorio de Bielorrusia 100.000 soldados, que se duplicaron casi posteriormente. Todo sonaba a una invasión. Acerca de las mentiras, son conocidas de sobra, pues siendo observados por satélites los movimientos de tropas y su estacionamiento en la proximidad a Ucrania, era evidente que la invasión o la “guerra” como se la debe llamar (pese a que él prefiera la denominación de “operación especial estratégica”, que no lo es) se veía venir. Es también claro que el argumento era muy débil, no era creíble en absoluto, pues ha justificado en la conmemoración del día de la victoria contra los nazis (recordemos que con apoyo de USA e Inglaterra, por cierto) una -y ahora creo que sí usa la palabra- “guerra preventiva”, y el fundamento ya lo conocemos: el verdugo (Rusia) se hace pasar por la víctima, pues sus declaraciones nunca conllevan un reconocimiento de errores. El argumento que esgrime no es otro que la persecución de los prorrusos de Donbás. Ahora bien, todo esto es absurdo. En 2014 toma con gran aparato militar que dejó a la gente estupefacta, pues no sabían de qué se trataba, paracaidistas que controlan la zona de Donbás, territorio ucraniano. Claro, es obvio que él es partidario -desde su lectura de la historia de Rusia- de que Ucrania era la madre de Rusia, por no hablar de que la disolución por la Perestroika le sentó como un tiro, si bien disimulaba muy bien su adicción a todos los pasos “realizados” por Yeltsin que fue quien terminó con el Soviet supremo y llevó a término en el orden político (Partidos, elecciones e incluso en el inicio supresión del partido comunista) lo que Gorbachov no se atrevía a hacer, Hay que recordar que en la estructura organizativa política de la Unión Soviética el órgano que podía abolir leyes de la Duma, nombrar al gobierno y del que dependía además el poder judicial era al Soviet supremo. Y contra esto no se atrevía Gorbachov. Yeltsin, sí y por esa razón, aunque el golpe no salió adelante en 1991 (Yeltsin estaba en ese momento en la Casa Blanca de Moscú), los que se encerrarán para darlo en 1993 serán los comunistas del soviet supremo; a los que el ministro de interior de Yeltsin no tiene reparos en disparar y terminar de una vez por todas con el comunismo.

Ya he dicho que el proceso no es reversible. No se puede ir atrás, a pesar de la existencia de un control de los medios por Putin actualmente que además de falsificar las brutalidades e irracionalidad de la guerra de Ucrania, tiene poder sobre masas por ese control omnipotente de los medios de comunicación social. Es evidente que esgrimiendo el argumento de la rusofobia por parte de una minoría (en vez de referirse al agravio de la soberanía de Ucrania, por la apropiación rusa por la fuerza del ejército de parte de su territorio, ya que Ucrania es una nación soberana) pretende “justificar” ante el mundo la licitud, que todos saben no tiene base, de su operación estratégica. Operación especial que ha sido un intento de tomar todo el país. No ha podido con Kiev, no controla Jerkóv, y lo que sí tiene claro es que quiere hacerse con Crimea, con Donbás, a pesar de que actualmente se lucha en los declaradas por la Duma hace un mes más o menos repúblicas independientes (parte de Rusia) de Donestk y Lugansk. Para terminar, quiere controlar el mar de Azov y a la vez el mar negro y tomar el puerto de Odessa. Y controlado el tráfico marítimo, el territorio de la zona oriental y toda salida al mar de Ucrania, adjudicarse por decirlo brevemente media Ucrania ya que no ha podido ser Ucrania entera. Y como él piensa que Ucrania es la madre patria, siente un agravio. Con todo, se dice que está bajo algún síntoma psiquiátrico. La brutalidad de las fosas comunes de Bucha, de Kiev, de Irpiv, hablan por sí solas. Y ahora las de Mariúpol. Sinceramente no creo que pueda ir mucho más allá. Hay toda una comunidad internacional sensibilizada hacia los derechos humanos. Además, Occidente, la OTAN, ha indicado que suministrará todo el material bélico necesario para que no tome Kiev. EE.UU. ha aprobado 33000 millones más, la UE al unísono lo tacha de genocida, y yo de extemporáneo. Si agrede a un país europeo, la OTAN ya ha reiterado su decisión de responder a la agresión en la misma medida. Él dice que no usará armas nucleares, a no ser que sea agredido por occidente con este tipo de armas. Estados Unidos, tras las guerras del Golfo y de Afganistán (realizadas por el Partido republicano) no desea exponer la vida de sus militares, excepto si la OTAN es agredida, en ese caso como forma parte de la OTAN lo hará. En ese caso tendría lugar la tercera guerra mundial; el líder del Corea del Norte ya ha manifestado que apoyará a Rusia, encantado de jugar con sus misiles nucleares, esperaba al parecer una ocasión. Ojalá no entre en psicosis, porque si Putin lo hace, sí será realidad la guerra nuclear.

Creo que se conformará con intentar tomar lo que, de momento, a corto plazo le obsesiona (como hemos dicho Donbás, repúblicas de Donestk y Lugansk, Crimea, y desea -aunque está minado, el mar- entrar en Odessa, haciendo un desembarco que le complica -por su parte Ucrania no puede exportar miles de toneladas de productos, de las que anoche el presidente de Argentina Alberto Fernández mostraba su preocupación por la incidencia en la economía de su país- Mariúpol casi la controla, todavía le queda la acería. Y por fin sueña con dirigirse por Transnistria hacia Moldavia. Ya la ha bombardeado, ya ha indicado que sucede en Moldavia (que no es UE y sabe que puede correr la misma suerte que Ucrania). Lo más probable es que quiera unir Crimea, tener controlado el mar de Azov, Mar negro, tener las dos famosas repúblicas, Donbás, y meterse en Transnistria ya en Moldavia y anexionar ciertos territorios orientales a Rusia. Máxime acude a argumentos étnicos (pues habla de xenofobia).

Es claro que es un nuevo Hitler, esa impresión ha dado a todos los jefes de Estado occidentales, aunque su absurdo argumento es la “desnazificación” y es que el sueño imperial zarista, en otro contexto tiene mucho que ver con la bota de Stalin. Pero no tiene otra opción, o lucha tal vez años por apoderarse de los territorios indicados -lo que no le va a ser fácil- o ya se enzarzaría en una tercera guerra mundial. De paso recuerdo que España ahora mismo está protegida por el escudo antimisiles gracias al macro buque Ignatius, colocado en Rota y al que se van a unir otros portaaviones norteamericanos. Además, armas nucleares de igual naturaleza que Rusia tiene Estados Unidos. La prudencia de Biden no es la que habría tenido Kennedy en su momento con la crisis de los misiles. Por otra parte, Putin tenía que “glorificarse”, pasando a la historia quitándose la máscara de carnaval. Sí, es el viejo comunista, lo mismo que Kruschev invadió Hungría y Brézhnev Checoslovaquia, no entiende que es el siglo XXI y él tenía que mostrar su verdadero rostro invadiendo Ucrania, así pasará a los libros de historia.

La anexión a Rusia de parte de Ucrania (si lo consigue) pero en su lama late el imperio soviético y el orgullo estalinista. Lo de menos es la paz, el respeto a los derechos humanos, a la democracia (en Rusia no la hay, hay un estado policial y no hay en absoluto libertades). Y quiero terminar diciendo que cualquier opositor que se le plante con un partido, es envenenado, o encarcelado, o pierde todos sus activos económicos. Falta ver si el pueblo ruso quiere vivir en la miseria que vivió con los zares. Cuando generaciones enteras murieron edificando el palacio para Pedro I en san Petersburgo, cuando pasaban hambre, cuando Stalin castigó Ucrania con la gran hambruna o si no recordamos los 23 millones de soldados rusos muertos en la segunda guerra mundial. Si prosigue a eso vamos, a la guerra de las galaxias. Espero del pueblo ruso, el sentido común y que sea depuesto este señor, que entiendo es un psicótico.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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