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Ha dicho la Consejera de Cultura de la Ciudad de Melilla, la Señora Fernández Treviño, que retirar la Estatua del Comandante Franco fue como retirar una farola (sic), o cualquier otro bien mueble, como un simple banco de la calle. Véase el vídeo con sus declaraciones:
De repente, se ha olvidado “la Consejera de la Farola” que, en todas las resoluciones e informes jurídicos y técnicos del expediente administrativo de la Ciudad de Melilla relativos a dicha retirada, y además firmadas o avaladas por ella misma como Consejera de Cultura, consta que el monumento al Comandante Franco tiene la consideración de bien inmueble en el marco de un conjunto histórico declarado BIC (bien de interés cultural) como es Melilla “La Vieja”, a efectos de su protección cultural y patrimonial.
Es natural que declaraciones tan desafortunadas y alejadas de la realidad como las de “la farola” hayan tenido su eco hasta en prensa nacional, y más viendo cómo para efectuar la retirada de dicho monumento, considerado jurídicamente como un bien inmueble dentro de una zona histórica declarada BIC, fue preciso todo un despliegue de medios más típicos del desmantelamiento de un edificio o similar, con varias máquinas, camión y operarios, con sus correspondientes martillos picadores, para proceder a lo que puede calificarse ya hoy como la destrucción ilegal de parte del patrimonio cultural protegido de la Ciudad Autónoma de Melilla como era el Monumento al Comandante Franco.
Evidentemente, la Señora Fernández Treviño desconoce las diferencias sustanciales que hay entre un bien inmueble y un bien mueble; basta con que abra un Código Civil para ver que estamos ante bienes con perfiles materiales y jurídicos esencialmente diferenciados. Se supone que siendo Consejera de Cultura debería ser capaz de diferenciar aspectos tan básicos para poder ejercer su cometido; en mi caso, como Veterano de La Legión, que además se sacó su carrera de Derecho en Melilla mientras servía a La Legión, lo sabía mucho antes de cursar la asignatura de Derecho Civil.
El espacio de lo que se denomina la zona monumental de Melilla La Vieja fue declara zona BIC en su categoría de Conjunto Histórico por Real Decreto 2751/1986 del Ministerio de Cultura con fecha 5 de diciembre de 1987 y aquí es donde hay que señalar que la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, en su artículo veinte, exige que la Ciudad tenga un Plan Especial de Protección del área afectada por la declaración, algo que pareciese que la Ciudad autónoma de Melilla no tiene, a la luz de cómo se ha actuado con la “Farola de Franco” en plena zona BIC, tratando su derribo y sustracción desde un punto de vista jurídico como si fuera un bien mueble sin ningún tipo de protección legal (aún estoy esperando que me envíen el preceptivo proyecto de obra que determina la Ley para su retirada).
Por mucho que pretenda justificar la Consejera de la Farola la aplicación de la Ley de la Memoria Democrática en su actuar, tanto la realidad material del Monumento en sí como el Acta municipal de Melilla del año 1977 localizada por mi Asociación, ameritan que estábamos ante la exaltación de Franco, no como Dictador, sino por su papel estelar en la salvación de Melilla en 1921 y, por lo tanto, fuera del ámbito de aplicación de dicha Ley, que va de 1936 a 1975.
Es evidente que con sus declaraciones la Señora Consejera se está marcando además unos descarados “faroles”, para así encubrir su gravísima responsabilidad personal en el atentado al patrimonio que ha supuesto la retirada de la Estatua del Comandante Franco y la ilegalidad de todo lo que ha girado en torno a su retirada.
Cada vez estamos más cerca de la restauración de dicho Monumento en la Ciudad de Melilla, y eso seguro que provocará gran satisfacción en la gran mayoría del pueblo de Melilla. Mientras tanto sigo esperando que las autoridades de la Ciudad autónoma de Melilla cumplan con la Ley de Transparencia y me hagan llegar la documentación pendiente a la que les ha obligado a emitirme el Consejo de Transparencia y de Buen Gobierno por tres ocasiones distintas.
Para ser más inclusivo, a dicha Señora a partir de ahora, en vez de Consejera de Cultura, habría que calificarla como Consejera de las Farolas y de los Faroles, y también de los “Farolos”, como dirían en Colombia, por la vanidad desplegada en su cometido en relación al Monumento al Comandante Franco, que la han hecho caer en el más absoluto de los ridículos tras su notoria ilegalidad. En cualquier otro país serio estaría dimitida o cesada, puesta a disposición judicial por sus ilegalidades, y enviada de nuevo a la Escuela, para que aprenda cultura, historia y ante todo respeto.
Guillermo Rocafort Pérez Secretario de la Plataforma Millán Astray. Veterano Legionario del Gran Capitán y Abogado.
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