Getting your Trinity Audio player ready...
|
Esta noche, según las previsiones del Gobierno, usted firmará los 9 Indultos de la Ruptura de España… pues después de lo que ayer dijo el Presidente Sánchez en Barcelona, en la que ya anunció “un nuevo proyecto de país”, mañana España será Republicana.
Así que ya puede ir preparando sus maletas… y le recuerdo lo que ayer mismo le decía. El Rey que el 3 de octubre de 2017 dijo: “Por todo ello y ante esta situación de extrema gravedad, que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía” no puede, bajo ningún concepto, firmar los Indultos de la Ruptura (y además con el respaldo de la Constitución “ejercer no es expedir”), salvo que quiera suicidarse políticamente.
Autor
-
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.
Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.
Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.
En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.
En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.
Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.
Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
Últimas entradas
- Actualidad24/11/2024Pedro Sánchez: O cárcel o huida. Por Julio Merino
- Actualidad22/11/2024La bomba Aldama estalla al PSOE, en Moncloa y a los pies de Gómez y Sánchez. Por Julio Merino
- Actualidad22/11/2024Begoña Gómez-Javier Hidalgo: Amigos hasta que la cárcel nos separe. Por Julio Merino
- Actualidad21/11/2024«El otro Franco»: Serie sobre Francisco Franco en el 49 aniversario de su muerte (II). Por Julio Merino