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Señores, lo siento mucho, pero yo que soy un fiel seguidor de las leyes y de los Tribunales, en esta ocasión lamento decir que estoy contra lo que he leído que ha dicho el Presidente del Tribunal Supremo, don Carlos Lesmes, de que la sentencia de los ERE no se hará pública hasta después de las elecciones previstas para el 19 de junio, porque, según él, hay “un acuerdo no escrito” tácito acordado por los grandes Partidos hace años para no entorpecer la política.

Pues, no señor, eso no es justo, y más viendo lo que estoy viendo lo que fue el mayor robo del siglo en España: el caso de los ERE… y usted, doña Macarena de Salobreña,  Macarena del pueblo, debiera levantar la bandera que yo levanto ahora mismo. No es justo que la sentencia de un robo no se haga pública antes de que uno de los ladrones, o los dos, puedan ser acusados y sentenciados de robo y de desidia. Porque eso, indudablemente, y tal vez sí, podría cambiar el resultado de las urnas del próximo 19. Ya que si los andaluces, todos los andaluces, y no solo los beneficiados, supieran lo que habían hecho los dos Presidentes, Chaves y Griñan,  convirtiendo San Telmo en una verdadera cueva de ladrones.

Por tanto la sentencia, si ya está, como asegura el diario “ABC”, debe hacerse pública ya, y que pague el pato quién lo tenga que pagar, y si son todos los Partidos en liza que lo paguen todos, y si solo son algunos que lo paguen esos. 

¿Cómo pueden acordar unos interesados  que no se haga público la sentencia de sus acciones porque tienen unas elecciones a la vista?

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¿Podrían acordar lo mismo unos novios porque se van de viaje de novios?

¿Podrían acordar lo mismo unos empresarios que dependen de esa sentencia para poder salvar su negocio?

¿Podrían acordar lo mismo los cazadores que esperan una sentencia desfavorable para seguir cazando, al menos esa temporada, que no se publique hasta después?

Señora, doña Macarena, la escuché despedirse del Congreso y la escuché ayer en la entrevista de Jiménez Losantos y solo le voy a decir una cosa, una broma, claro está, que me tiene sin dormir.

Cuando yo fui joven tuve una mujer y era actor. Y tuve una ilusión, y ahora que soy viejo, tengo tres mujeres, no soy actor y tengo 19 ilusiones.

Un día me topé con una señora o señorita que escribía en “El Mundo” y que firmaba Cayetana Álvarez de Toledo, y desde aquel día quedé intoxicado y no volví a dejar de leer lo que veía con su firma o si estaba en la radio o si estaba en televisión. Otro día, conocí a doña Isabel Díaz Ayuso y nada más oírla la primera vez en la campaña electoral me enamoré de ella, y desde aquel día no he dejado de seguirla y de celebrar sus éxitos con ella. En Madrid, mientras he vivido, y ahora desde que entro por Atocha, doña Isabel es mi Reina… pero, coño, resulta que otro día , hace pocos, he conocido ya en mi Córdoba natal, a otra mujer y nada más oírla hablar y verla me he enamorado de ella… y siguiéndola ya como la estoy siguiendo como candidata a la Presidencia de Andalucía cada día que pasa me cae mejor y creo que vale más de un potosí, diez potosíes.

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O sea, tres mujeres y un solo viejo. A la primera la haría Ministro de Asuntos Exteriores de España de por vida. A la segunda, Presidenta del Gobierno de España, al menos, durante 8 años. Y a doña Macarena Olona, Presidenta de Andalucía, otros 8 años.

Bueno,  soñar no cuesta dinero y además “los sueños, sueños son”.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.