10/11/2024 12:58
Getting your Trinity Audio player ready...

 

Si las informaciones que están apareciendo en los medios de comunicación se cumplen, la próxima legislatura en Cataluña será muy complicada para los mossos de escuadra. Quieren mermar sus funciones. Para conocer qué piensan, hemos entrevistado a un subinspector destinado a la Brigada Móvil, el cual ha pedido que no aparezca su nombre, para no recibir represalias. Así están las cosas en Cataluña.

El preacuerdo firmado por ERC y CUP pide que los mossos de escuadra dejen de utilizar las balas de foam. ¿Esto que supone para ustedes con respecto a su defensa?

 

Supone un verdadero peligro para los agentes que se dedican a la especialidad del orden público. Peligro con mayúsculas, ya que pasamos al escenario de la indefensión y del incremento de heridos entre los policías y los manifestantes.

 

Este tipo de munición sustituyó a las “pelotas” de goma y que fueron prohibidas por el Parlamento de Cataluña a raíz del caso de Ester Quintana. El proyectil de ‘foam’ recibe este nombre por el tipo de esponja que lo compone y ahora mismo es la única herramienta disponible con “cara y ojos” en la BRIMO y en las ARRO para evitar el cuerpo a cuerpo.

 

Una de las principales diferencias con la famosa pelota de goma es que el ‘foam’ no rebota cuando toca el suelo y eso conlleva que sea menos lesivo. Se trata de un proyectil de precisión y las lesiones que produce son por impacto directo en el cuerpo, y no por un rebote incontrolado.

¿Podemos decir que intentan que ustedes actúen cuerpo a cuerpo con los manifestantes? Y de ser así, ¿salen con las mismas condiciones que ellos?

 

Es evidente que desde las altas instancias políticas de nuestra Comunidad Autónoma se está buscando una foto que tiene que ver con el enfrentamiento directo entre las unidades de orden público y los colectivos antisistema, CDR’s, Arran, Maulets, etc… Esos colectivos están radicalizados en el odio a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado desde hace décadas. Han crecido en un adoctrinamiento salvaje y sin control desde niños en la mal llamada “escola catalana”, y es ahora cuando nos estamos dando cuenta del resultado.

 

Por eso, de salir a instaurar el orden público a las calles de Cataluña cuerpo a cuerpo las condiciones son diferentes: el número de efectivos es endémicamente inferior a las huestes que en los últimos años se ha dedicado a destrozar y quemar la capital de Cataluña.

 

Resumiendo, si no hay un mínimo de protección para los agentes y herramientas que substituyan al proyectil de precisión veremos arder Barcelona de manera definitiva. No hay Mossos suficientes preparados en orden público ni herramientas.

Ahora contemplan que el protocolo de desahucios sea sin Arro y sin Brimo. ¿Cómo se harán?

En un desahucio es suficiente la comitiva judicial y una pareja de mossos de seguridad ciudadana. Sin embargo, este es otro de los problemas que se han generado con las ocupaciones ilegales en propiedades de todo tipo alentadas desde la cúpula política en Cataluña, en especial en la tan castigada ciudad condal.

Por tanto, cuando existe información policial que el desahucio será complicado y posiblemente con resistencia activa, es necesario activar unidades de orden público. Estamos en lo mismo, si el protocolo se cambia para favorecer el incumplimiento de la Ley, estamos fuera del Estado de Derecho. Es la Anarquía.

La misma cúpula de los Mossos ha limitado muchísimo los desahucios cuando hay personas vulnerables en las viviendas al considerar que no es una función policial que se circunscribe únicamente a ocupaciones por motivos políticos o de organizaciones criminales y donde hay previsión desórdenes públicos. Queda todo dicho. 

Ustedes, ¿son cambio de moneda en las negociaciones del próximo gobierno de la Generalitat?

No es la primera vez. El problema es cuando se confunden los términos, eso que con el fracasado “procés” llamaban estructuras de Estado. Y los Mossos pasaron de ser Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a “policía del Pueblo” de la noche a la mañana.

LEER MÁS:  Memorias Constantino Mori (II). Por César Alcalá

Condicionar el avance de una negociación para presidir la Generalitat a la reducción del poco poder que ya tenía la policía autonómica es un insulto a la inteligencia. Los violentos son cada día más profesionales, se ilustran con manuales y además tienen información que se filtra desde dentro de los propios Mossos. No debe sorprender a nadie que dentro de la policía de la Generalitat la fractura y el descontrol es enorme, han roto el secreto profesional y la convivencia dentro de las comisarías.

Dicho en otras palabras, los mossos se vigilan entre ellos y partidos como la CUP están dentro del cuerpo policial pendientes de los agentes de orden público y de Información. Hay mossos que pasan datos confidenciales a este partido.

 

Una cosa que no se entiende mucho es la siguiente. Ustedes están para salvaguardar la paz y la tranquilidad. Entonces, ¿por qué les tienen tanta manía u odio?

 

La respuesta está dada ya con las anteriores preguntas. Adoctrinamiento en la sociedad desde hace décadas, creando un enemigo exterior y al que llaman “ñordo”. Lo último es catalogar a los efectivos de las unidades de orden público de los Mossos de “españoles”, “traidores”, “ñordos”, etc… Acusar a esos policías que tienen una especialidad tan complicada de ser lo que son porque se han infiltrado en la policía autonómica desde la Guardia Civil, Ejército, etc…Ven fantasmas en las esquinas y eso ha generado tanto odio que el concepto que les vendría bien sería un nuevo sistema de seguridad pública al estilo de la repúblicas bananeras, la policía del “PUEBLOE” que algunos mossos defienden a capa y espada. Al estilo de países con regímenes totalitarios. Una policía que controle y purgue a los que no están con ellos.

 

 

Desprotegerlos de esta manera significa que los dejan desnudos delante de sus atacantes. Con lo cual, ellos pueden tener ventaja. ¿Cómo pueden actuar ustedes?

 

No existe protección sin efectivos suficientes ni medios. El número de bajas se disparará entre los policías antidisturbios y los manifestantes violentos. Será una batalla campal a palos y golpes entre unos y otros.

Esa es la foto o imagen que buscan, con un objetivo claro: el mártir, pero si puede ser con claro contenido político mejor. Han perdido el respeto a la policía.

 

A la Generalitat no les importa absolutamente nada la seguridad de sus agentes. Estamos viendo a los violentos cada vez más profesionales, más preparados y organizados. Han ido in crescendo y se han venido arriba ante la impunidad más absoluta de los políticos. Los Mossos ahora mismos no tienen ni herramientas ni formación suficientes para hacer frente a nuevas huestes tan profesionalizadas.

 

El actual desamparo que sienten los Mossos de Escuadra viene desde varios niveles institucionales. Más allá de las negociaciones entre la CUP y ERC a espaldas del cuerpo policial, el cuestionamiento del modelo de orden público se ha llevado produciendo desde la sentencia del propio procés catalán. Hay que destacar que un sindicato con apenas 500 votos en las últimas elecciones sindicales entre la plantilla de policías autonómicos difunde ese mensaje. Ese sindicato es el SEGCAT: el lobo guardando las gallinas.

 

 

Podemos entender que los antisistema estén en contra de todo y de todos. Ahora bien, ¿cómo el gobierno de la Generalitat puede aceptar desproteger al resto de ciudadanos que no son antisistema?

 

El Govern de la Generalitat lleva desprotegiendo a más de la mitad de sus ciudadanos hace años y, por tanto, no debería sorprendernos ahora esta desprotección. De hecho, esos “antisistema”, en diferentes formatos y caras, hace tiempo que están dentro de las instituciones catalanas, incluso en la propia administración. El caciquismo y el enchufismo es una práctica muy extendida en nuestra Comunidad Autónoma.

 

De ahí que la desprotección no sea una sorpresa. Todo lo contrario, hemos aprendido a convivir con ella. En términos jurídicos sería lo mismo que decir que más de la mitad de los ciudadanos de Cataluña viven sin seguridad jurídica.

LEER MÁS:  Don Jaime, el último rey romántico. Por César Alcalá

 

 

Si se lleva a cabo estos acuerdos, hemos de pensar obedecerán. ¿Qué pasaría si no lo hicieran?

 

El miedo entre la plantilla es el pan nuestro de cada día de cara a un futuro incierto y cada vez más negro. No obstante, plantearse desobedecer órdenes ilegales está encima de la mesa.

 

La Ley Orgánica 2/86, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad establece que son principios básicos de actuación de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad la adecuación al ordenamiento jurídico, especialmente cuando se ejerce su función con absoluto respeto a la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico.

 

Además, se debe actuar siempre en el cumplimiento de sus funciones, con absoluta neutralidad política e imparcialidad y, en consecuencia, sin discriminación alguna por razón de raza, religión u opinión. Y todo ello teniendo en cuenta en su actuación profesional los principios de jerarquía y subordinación.

 

En ningún caso la obediencia debida podrá amparar órdenes que entrañen la ejecución de actos que manifiestamente constituyan delito o sean contrarios a la Constitución o a las Leyes.

 

El problema gordo lo tendrán los políticos, pero siempre pueden huir de la justicia en un maletero de un coche, incluso si el coche es policial.

 

 

¿Se han planteado alguna vez boicotear cualquier acto incívico de estos personajes?

 

Arran, las juventudes vinculadas a la CUP, son unos de los actores que alientan las “barricadas” en las manifestaciones de los últimos años, junto con el “comunismo combativo” o las “células neoanarquistas”.

 

Mientras nos tengan enfrente no dejaremos de hacer nuestro trabajo, pero siempre y cuando nos dejen trabajar, con los medios humanos y las herramientas necesarias. Somos profesionales y defenderemos el Estado de Derecho siempre.

 

 

Teniendo en cuenta todo esto, hoy en día es muy complicado ser mosso de escuadra en Cataluña. Algún día pueden decir basta. ¿Vale la pena defender lo que aprendieron, teniendo en cuenta que el Govern no los apoya?

 

Por supuesto que vale la pena. Cuando una mujer o un hombre deciden hacerse policías el paso es importante, para que ahora todo lo aprendido con los años de experiencia y de profesión se disuelva como un azucarillo por culpa de unos políticos cobardes y que pretenden engañar de nuevo a la sociedad con palabras, palabras y más palabras. Pura épica de una “República que no existe”.

 

Una clase dirigente que de toda la historia del catalanismo político es la que menos conocimiento directo ha tenido del poder del Estado. Lo intentaron por la vía unilateral de manera ingenua y descontrolada, con incertidumbre y desfalcando las arcas de lo público.

 

 

Finalmente, ¿cómo ve el futuro de la seguridad en Cataluña?

 

Está claro que pueden venir curvas y que es cuestión de tiempo que el sistema de seguridad pública en España conozca una revolución de verdad. Hay motivos para ello.

 

El modelo policial está obsoleto y caduco, pero no solo en Cataluña, en el resto del Estado también. Pero eso sería material para otra entrevista.

 

Lo que está claro es que los Mossos de Escuadra ya no tendrán más oportunidades. El tiempo del buenismo se acabó y el futuro será blanco o negro. No habrá medias tintas como el caso Trapero.

Autor

César Alcalá