22/11/2024 00:34
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En Polonia ha ganado una política identitaria contraria al LGTBi, al aborto y a las ideologías disolventes modernistas neomarxistas. Ha ganado el conservador Duda.

Las elecciones presidenciales en Polonia han dado el triunfo al conservadurismo moral, a los patriotas opuestos a las élites globalistas y a los defensores de la familia como célula social indiscutible. Andrzej Duda, ha sido reelegido presidente de Polonia con un 51,2 por cien de los votos, escrutados más del 90 por cien de los distritos.

Su rival era el actual alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, perteneciente a un partido de corte liberal, europeísta, sumiso a Angela Merkel y partidario de ceder más toneladas de soberanía a la Unión Europea.

El ganador, Duda, está apoyado por el partido político “Ley y Justicia” que ocupa el gobierno. Los medios occidentales, y muy destacadamente los españoles, han efectuado una campaña de completa intoxicación contra el programa electoral del conservador Duda, y han justificado de la forma más abyecta el triunfo de este líder patriota y soberanista. El diario “El Mundo”, por citar un ejemplo, se refería, en modo despectivo, a la Polonia que vota a Duda como: “la Polonia cerrada, rural”. Sobre la Polonia que votaba al liberal y europeísta Trzaskowski decía que era la “urbana y con mayores índices de educación”. Con semejantes trazas descriptivas capciosas y maniqueas se referían al social-patriota Duda otros medios como “El País” o “El confidencial”.

La realidad que ocultan los medios esbirros de la horda de Bruselas es que Polonia, bajo el gobierno de “Ley y Justicia” y su presidente Duda, está comprometida con las leyes pro familia y está protagonizando años de crecimiento económico ininterrumpido, donde las rentas salariales del trabajador medio y campesino han aumentado notablemente y donde la familia ha sido convertida en una institución beneficiada por la protección especial de ayudas fiscales, liquidez y apoyo a la maternidad.

Duda hilvanó una campaña electoral de profundos valores morales, comprometiéndose a defender sin complejos una Polonia a la que conoce con nitidez porque la ha visitado en cada pueblo y cada bosque, y alentó su compromiso con los sectores rurales y tradicionales, detestados por los liberales buenistas y cosmopolitas y por la izquierda rancia y proabortista. Los europeístas del “centro político” de Trzaskowski, y los izquierdistas arrasados en estas elecciones, habían despreciado a la Polonia rural, la habían machacado con una prepotencia insondable, mirándola con altivez . Duda miró de cerca a los campesinos y a los católicos, a los que agachan sus espaldas para cultivar los campos, y les prometió, como hasta ahora, pan, dignidad, protección familiar y orden moral.

Duda no ha vacilado en seguir marcando el rumbo de una Polonia que realza el Estado Nación como fuente viva de protección de los polacos contra las élites de magnates financieros y mediáticos como George Soros, que clavado en el Parlamento europeo y en el Tribunal de Estrasburgo a través de sus esbirros afines, ha maquinado para hacer caer sobre Polonia la presión coactiva de la mentira propinada por los medios occidentales.

A Polonia se la ha acusado de eliminar la independencia judicial, de presionar a los medios, de autoritarismo, etc. En todas las teles, y en todos los grandes medios generalistas de Occidente, se han repetido estos mantras en los últimos meses. Una cortina de mentiras contra una nación cuyo gobierno se ha limitado a defender las garantías sanitarias y la protección de la salud; el resultado ha sido que con 38 millones de habitantes, Polonia registra 1500 personas fallecidas por Covid 19, mientras nuestra “progresista y demócrata” España social-comunista arrastra más de 45 mil muertos. A Polonia se la tacha de “autoritaria”, pero fue la tan “progresista” España la que implantó el control de masas a través de la censura oficial, la monitorización de redes sociales y la coacción policial contra la disidencia llamada “minimizar el clima contrario a la gestión del gobierno”.

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El reelegido Duda defendió durante la campaña electoral la libertad de Polonia y de sus niños fuera de la amenaza de los lobbies LGTB y de sus tesis adoctrinadoras y totalitarias. Las tesis LGTB no se enseñarán en las escuelas, y el matrimonio y adopción por gays y lesbianas jamás verá la luz en una Polonia donde el patrocinio de la infancia figura como núcleo fundamental de la acción del gobierno nacional polaco.

Polonia seguirá garantizando a las personas, en el sistema de Salud, tratamiento buco- dental, en vez de sufragar abortos u operaciones de cambio de sexo, que es el modelo euro-progre y socialista de patrocinar políticas de la muerte mientras son expulsados los servicios esenciales del cuidado a la vida.

Inmersa en una desgraciada campaña artera y pirata, que la ha amenazado con sanciones y denuncias por sus políticas anti abortistas y anti LGTB, Polonia aguanta con fortaleza y tesón las amenazas de Bruselas apostando por el presidente Duda y por el gobierno de Ley y Justicia. Los municipios declarados “zonas libres de LGTB” y la defensa de la catolicidad polaca, son una seña con que la libertad de las familias se despliega en un país que no desea volver a experimentar el adoctrinamiento y la dictadura soviéticos hoy bajo la forma arcoíris de los LGTB. La ideología LGTB es considerada, por Duda, como un “nuevo bolchevismo” a erradicar. Duda firmó la llamada «Carta por la familia» en la que se compromete a apoyar a la familia polaca tradicional y a «proteger a los niños de la ideología LGTB» e impedir su propagación «en las instituciones públicas».

La situación económica de Polonia es materialmente envidiable y la consolida como una economía en ascenso. El salario mínimo aumentó del 40 al 50 por ciento del promedio nacional. El salario promedio real aumentó en un 20 por ciento.

Como política de bienestar, y dado el sistema social polaco de previsión que no admite recortes sociales drásticos impuestos por la banca europea, Polonia ha reducido la edad de jubilación. La pobreza infantil heredada de los desequilibrios de la época soviética se está liquidando; el número de niños pertenecientes a familias «extremadamente pobres» ha disminuido más de la mitad. Para que las rentas familiares tengan una proyección para la natalidad se ha implantado la política de ayuda o bono por cada niño nacido. La máxima del Plan para la familia del gobierno de Ley y Justicia es crear dignidad del trabajo y conformar familias libres; libres de ideologías progres disolventes. Con este capital humano y de crecimiento que apuesta por la demografía y la natalidad, Polonia garantiza sus servicios públicos. El éxito puede palparse en su combate contra el coronavirus; exitoso comparado con el desastre mortífero español.

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Polonia lleva varias décadas de crecimiento económico ininterrumpido. En 2019 su crecimiento económico supero el 5 por cien del PIB, y su desempleo fue inferior al 5 por cien. El peso de las exportaciones es notable, y ha pasado del 34 por cien del PIB en 2004 al 55 por cien en 2018. Hay un fuerte dinamismo del consumo interno y una intensa creación de empleo. No son aceptados los procesos de asunción de mano de obra inmigrante africana destinados a hundir salarios que están viviendo países como España y que son movidos por los partidos socialistas y las ONGs de George Soros.  

Desgraciadamente el 80 por cien de los medios de comunicación polacos privados están en manos del capital extranjero próximo a Alemania y a Angela Merkel. Su trabajo sucio por el candidato opuesto a Duda, no ha impedido que la derecha católica, identitaria y soberanista se haga con el triunfo presidencial. Los medios occidentales han tildado a Duda de autoritario y antidemócrata cuando las libertades de expresión y opinión no han sido jamás derribadas en Polonia como sí ha sucedido en España. Frente a medios polacos afines a Bruselas y al progresismo, el candidato Duda decidió hablar por aquellos a los que el capital privado extranjero había privado de voz: la Polonia rural, católica y tradicional.

Andrzej Duda, reelegido para el cargo más alto en Polonia, rezó en la Abadía en Jasna Góra ante la Virgen de Częstochowa.

Polonia apuesta por impartir, desde las más altas magistraturas del Estado y el gobierno, una enconada defensa del conservadurismo soberanista y nacional contra la Unión Europea que somete el esfuerzo económico y social polacos a continuo chantaje y represalias por negarse, la nación polaca, a convertirse en un protectorado de las élites globalistas. Polonia apuesta por defender la nación tradicional y sus instituciones esenciales como vivero de identidad y sostén de protección contra la imposición de la ingeniería social. Polonia es un paradigma de libertad, de Tradición y de familias libres cuya natalidad se ve recompensada y cuyo trabajo es un derecho digno y protegido, frente a la Europa occidental del dominio LGTB, de la ingeniería social y de los mercaderes usureros.

España se hunde en la miseria liberticida del socialismo, del despotismo adoctrinador, de la ruina demográfica del aborto, y de las políticas anti-familia, pro okupas y pro inmigración. Polonia, en cambio, realza el valor de su sociedad autóctona como motor de estabilidad, natalidad, progreso y futuro nacional contra los poderes de los magnates multimillonarios que quieren acabar con las fronteras nacionales. Dos modelos antagónicos: soberanía nacional y Tradición de Polonia que se reafirman con la victoria de Duda, frente a la sumisión a las plutocracias y a los poderes fácticos que representa la España socialista de George Soros, de Irene Montero y de los okupas bendecidos por la izquierda.

Autor

Jose Miguel Pérez