22/11/2024 00:43
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Traspasaron las líneas rojas de la decencia personal y política. La avaricia de Casado fue el detonante para que desde La Moncloa le hicieran morder el anzuelo acerca de las presuntas irregularidades desde el entorno de Díaz Ayuso. Picó el líder artificioso, siendo la Presidenta de la Comunidad de Madrid líder natural, por conveniencia y lo celebra Sánchez cuyo dardo envenenado fue a diana. No se puede ser más estulto estando en juego el futuro de España para desasirse de la tenaza socialcomunista. Casado y Egea son los lastres que soporta una oposición sobrepasada por las argucias monclovitas. Son los perfectos individualismos para usarlos como les venga en gana. 

 
Con estos deficientes elementos no cabe esperanza de sentido común en un Partido Popular que tiende a fagocitarse en el momento más crucial, para regocijo de los muchos enemigos de la democracia que contemplan la desintegración de una alternativa política ansiada por la mayoría de electores, necesitados de un centro derecha muy necesario para expulsar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Los devaneos de Pablo Casado y Teodoro García Egea con el juego sucio contra los suyos, han desbordado cualquier previsión de normalidad después de las elecciones castellano leonesas. Peor no podían haberlo hecho al desoír la voluntad de las urnas demonizando a VOX, el único puente relevante y posible de acceso al gobierno que el acomplejado Casado ha dinamitado con la pretensión de destruir también cualquier atisbo de resistencia con los partidarios de pactar una necesaria suma de fuerzas, buscando además eliminar cualquier competencia de liderazgo. Los ardides de espionaje contra Isabel Díaz Ayuso dejan en evidencia a la cúpula de un PP desnortado, ajeno a la realidad sociopolítica a pie de calle, y estúpida como traicioneramente mimetizado con las sucias ambiciones del sanchismo que busca eternizarse en el poder. 

 
Después de semejante puñalada, Casado y García Egea carecen de crédito político, personal y moral. 
Es cuestión de tiempo que los propios partidarios  acaben denostando la deriva de radicalidad y absurdez que condena cualquier entendimiento con la derecha moderada de Santiago Abascal, siendo ultraizquierda el grupúsculo de múltiples intereses tabernarios el que se está beneficiando de los inescrupulosos cálculos de un Partido Popular condenado al fracaso y que necesita un golpe de timón para desechar a los verdaderos culpables de la falta de confianza en los populares. 
 
Cuídese de las malas artes esta cúpula de tramposos porque podrían dar alas a Ayuso en julio disputando el liderazgo a Casado. De maniobrar para expulsarla del partido, otros capítulos podrían escribirse con el liderazgo personal ganado en las calles. Quizá venga bien una crisis interna para recomponer la derecha en España. 
 
Así las cosas, hace bien en echar el resto con indignación la vencedora de los comicios de Madrid, denunciando las argucias de estos fulleros, mediocres y recelosos del tirón popular de Díaz Ayuso, que son los fracasados Casado y García Egea quienes a pesar de seguir maniobrando canallescamente desde Génova para mantenerse en las poltronas, están amortizados con la decadente evidencia de que el PP y España tienen en estos dos arribistas los más inútiles y retorcidos enemigos para recomponernos del desgobierno  criminal; el que observa complacido la eficacia en la siembra cizañera que los dos artificiosos líderes han hecho propia contra VOX y, en el colmo de lo miserable, contra los suyos. 

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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