21/11/2024 19:33
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Los jueces son humanos con vestimenta de togas y no están robotizados como el envalentonado podemismo que ha de estar muy auspiciado por no se sabe qué poderes fácticos, como para no verse perjudicado judicialmente siendo portador de numerosas sospechas de corrupción. Ni uno de los miembros del aquelarre bolivariano en España se libra de las sombras de la prevaricación,  del enriquecimiento ilícito o de la financiación irregular.  Es más, formar parte del podemismo conlleva la acusación implícita del arribismo más rastrero después de usar la Justicia social como catapulta personalista, dejando en la estacada a los más necesitados de los que se sirvieron. Sirva de ejemplo el paripé de apoyo que teatralizaron a conveniencia con los afectados por la Talidomida, hasta que se subieron al coche oficial.

 
Ninguno de los comunistas bolivarianos es digno del cargo que mal ocupan sin ninguna preparación, nadie posee méritos propios para marcar la agenda de Gobierno que no sean los presuntamente adquiridos mediante el famoso, y no olvidado, caso del Delcygate y la traición a España del doctor cum fraude, que engañó miserablemente antes y después de que los ciudadanos depositaran el voto en las urnas.
 
Con la pestilencia emanada de los tejemanejes monclovitas, España ha filtrado a los comunistas en el Gobierno siendo minoría política que jamás habría sido legitimada por la mayoritaria voluntad popular. Con fraude histórico e ilegitimidad, el monclovita mantiene a cómplices delictivos que en el futuro podrían desfilar por los tribunales, también él mismo, a poco que cambien las tornas y pueda el Poder Judicial desembarazarse del yugo chantajista acostumbrado por un desgobierno sospechoso de criminalidad.
 
Así pues, cuídese la cajera de desbordarse en la estúpida vanidad y el engreimiento porque puede estar cavando su propia fosa judicial si a la Fiscalía, que depende del traidor de La Moncloa, se le escapa alguna de las pelotas que apuntan a la presunta corrupción, verbigracia, denunciada por el Parlamento de Ecuador. ACODAP, en España, también ha denunciado las presuntas anomalías de la ministro. Puede ser que desmantelado el ponzoñoso ministerio de las discordias solo queden, como fétido poso, las declaraciones de la patética comparsa podemita, con la marquesa a la cabeza, contra el conjunto de los jueces tildados, a falta de inteligente prudencia, de machistas. Tenga cuidado porque quien viste la toga posee pensamiento subjetivo además de regirse por las leyes. No sería aventurado decir que la Montero se ha convertido en una aborrecida muestra de prepotencia sin fin de la que el Poder Judicial toma nota para supuestos de corrupción, si algún día se sienta la aborrecible ministro en el banquillo. 
 
Cuando el río suena, agua lleva, habría que examinar quién accedió para dirigir el destino de España si llega el día en que la plana mayor podemita  respondiera por corrupción y financiación ilegal de las que existen permanentes sospechas. Ver callada a la ensoberbecida sentada en un banquillo, sería una imagen inédita de quien está acostumbrada a abrir la bocaza para destruir el Estado de Derecho con intención cizañera. Así que cuidado tenga Irene Montero, que la vida da muchas vueltas y tarde o temprano se recogen las siembras. Las suyas son espantosas.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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