22/11/2024 00:25
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Según publica hoy «El Confidencial Digital», que dirige el buen y moderado periodista (de los de antes) José Apezarena el choque que se produjo  la otra noche  en la SER entre Rocío Monasterio y el Iglesias  no fue casual, fue consecuencia de la estrategia que han pactado en la Moncloa el «cerebro por antonomasia”  del Eteocles Sánchez y el podemita del moño, marqués de Galapagar. Todo pactado, todo programado…y seguramente lo que falta por llegar (irá de más a menos o de menos a más en función de las encuestas internas de de ellos) que puede resultar sorprendente, escandaloso o peligroso.

Hay que tener siempre presente el atentado de Atocha y las elecciones del 14-M del 2004. 

Pero, mejor es que les reproduzca literalmente lo que puede usted leer, si «alguien» no lo esconde antes.

 Pasen y lean:

PSOE y Podemos, socios de Gobierno, caminan también juntos de cara a las elecciones autonómicas de Madrid, acordando estrategias y diseñando los mensajes. Y, según ha sabido Confidencial Digital, han acordado ‘reventar’ la campaña, como único modo de salvar los daños sufridos en el debate celebrado en Telemadrid.

Los dos cerebros electorales de esos partidos, Iván Redondo y Pablo Iglesias, han estado y están en contacto permanente, con el fin de ir tomando decisiones tácticas en función de cómo se desarrollan los acontecimientos.

Según fuentes del PSOE de alto nivel, a las que ha tenido acceso Confidencial Digital, Unidas Podemos y PSOE han decidido dar un giro brusco a la campaña. Se planteó el jueves pasado, tras el descalabro en el debate a seis de Telemadrid la noche del miércoles.

 

 

 

Diseño del debate

Iván Redondo y Pablo Iglesias habían diseñado para esa cita un plan que les iba a permitir lograr algo de oxígeno, tomar la iniciativa y comenzar a erosionar los apoyos de la derecha en beneficio del bloque de izquierdas.

El papel de Pablo Iglesias iba a ser aprovechar el debate para desestabilizar a Isabel Díaz Ayuso, jugar a sacarla de quicio y hacerle cometer algún error grave.

El líder de Podemos lo consideraba ‘pan comido’, una misión bastante asequible, dadas las pocas tablas de la presidenta y su tendencia a cometer errores en los intercambios dialécticos donde se tiene que improvisar.

Desastre Gabilondo

De acuerdo con ese plan, Ángel Gabilondo debía adoptar una posición de estadista y de gobernante. Evitar cualquier rozamiento y apostar por la sensatez y la moderación. Consideraban que a Edmundo Bal le quedaba un papel muy difícil, porque andaría en terreno de nadie, y en cuanto a Vox se trataba de ningunear a Rocío Monasterio y ya está: a los ultras y extremistas, ni caso.

Sin embargo, nada salió como esperaban. Según ha podido confirmar Confidencial Digital en las fuentes socialistas, los equipos de campaña de PSOE y Podemos se llevaron las manos a la cabeza con lo sucedido en el plató de Telemadrid.

El análisis

Sobre lo ocurrido en el debate, este fue el análisis que hicieron los cerebros de las campañas electorales de PSOE y Podemos:

No lograron colocar sus mensajes.
Díaz Ayuso se defendió mejor de lo que esperaban: neutralizó a Pablo con un ataque personal.
Vox les impidió atacar sin piedad a Díaz Ayuso para acorralarla: Monasterio salió en su ayuda y replicó con colmillo.
Edmundo Bal logró situarse en el centro y ocupar un papel moderado, algo que también les descolocó.
Gabilondo fue un desastre sin paliativos. Balbuceó, dio mensajes incoherentes y hasta pareció que pedía liderar la oposición.

Al día siguiente, el jueves, los trackings post-debate en Telemadrid no hicieron sino confirmar sus peores augurios: la victoria se la llevó de calle Isabel Díaz Ayuso, con apoyos incluso entre sus propios votantes.

Cambiar la estrategia

Para colmo de males, Ángel Gabilondo comenzó a enfadarse y a marcar distancias con su equipo de campaña. Le pasan consignas, mensajes breves, pero él no logra asumirlos. Necesita reflexionar las cosas, y empezó a pedir que lo dejaran en paz.

¿Solución? PSOE y Podemos acordaron ese mismo jueves dar un giro a la estrategia. La consigna fue clara: hay que reventar la campaña (buscar un punto de inflexión, como dijo el propio Gabilondo en la Cadena SER) y cargarse los debates electorales futuros.

No tiene sentido seguir acudiendo a debates, concluyeron. No vamos a ninguna parte sin Ayuso delante (que ha dejado claro que no asistirá a ninguna otra cita a seis) y sin opciones de revertir la situación.

Montar un show

El objetivo marcado fue hacer saltar la campaña por los aires. Montar algún show con cualquier excusa: levantarse e irse. 

En este contexto se enmarca la reacción de Pablo Iglesias en la Cadena SER frente a Rocío Monasterio. Si no hubieran sido sus palabras dudando sobre el origen de las balas enviadas a Iglesias, Marlaska y la directora general de la Guardia Civil, se hubiera encontrado otra excusa: cualquier intervención calificable de racista o xenófoba, otro ataque a los Menas…

Pablo Iglesias acudió a la cita en la SER con la decisión tomada de romper aprovechando cualquier resquicio que les diera Vox, y el PSOE y Más Madrid vieron la posibilidad de jugar también esa baza. PSOE y Unidas Podemos están encantados de haberse cargado los debates: no iban a lograr nada.

Cordón sanitario frente a Vox

El nuevo diseño de campaña consensuado entre PSOE y Podemos tiene otro objetivo añadido: montar ya un cordón sanitario para aislar a Vox. “Con los extremistas no queremos nada”, es el lema.

Van a intentar convertir a partir de ahora la campaña en una elección entre “fascismo o democracia”.

Se trata de evitar que Vox consiga representación en la Asamblea de Madrid (algo que moviliza mucho a los votantes de izquierda) y así evitar que Ayuso sume con Vox para alcanzar la mayoría absoluta. Según sus cálculos, si los votantes más moderados de Vox se pasan al PP ‘horrorizados’ por su deriva ultra, el partido de Santiago Abascal se hundirá y con ello el PP no tendrá a nadie con quien pactar para formar gobierno. Y de esa forma ganará el bloque de izquierdas.

Enfado con los medios

Las fuentes del PSOE socialistas consultadas por Confidencial Digital muestran un “gran enfado” con los medios de comunicación. Especialmente con los teóricamente afines. A su juicio, no están cargando la mano lo suficiente en favor del bloque de izquierdas. No están poniendo toda la carne en el asador.

A los responsables socialistas les ha indignado sobremanera, por ejemplo, que los diarios en papel no hayan sacado en portada, en sus ediciones del pasado viernes, las balas enviadas a Iglesias, Marlaska y Guardia Civil.

Por eso, se han dirigido a los denominados “tertulianos en nómina” para pedirles máxima implicación. Y se les ha pasado el argumentario citado más arriba, que se va a repetir hasta la saciedad en los próximos diez días: esto va de salvar nuestra democracia de los filo-nazis, de los franquistas y de los golpistas. 

Señores, ya lo vemos, ya está claro quiénes son los que quieren “reventar” el 4-M.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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