21/11/2024 20:08
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El resultado de los palos de ciego de Mónica López no es otro que el hundimiento que de ella hizo  la ínclita, Rocío Monasterio.

Rocío Monasterio desmonta por completo a Mónica López, activista y vocera de Pedro Sánchez en la telebasura pública pagada por todos los españoles. El sectarismo de este personaje, con un oscuro pasado de suspensiones de empleo y sueldo en TV, fue incapaz de pedir a Pablo Iglesias que condenara las agresiones que recibió VOX en Vallecas, donde «llovían» ladrillos –según Ferreras– o de recordar al ‘frailuno’ Gabilondo que se disculpara por llamar «fascista» a Rocío. 

Tal actitud de la presunta periodista se conoce como matonismo periodístico y quien lo practica suele ponerlo al servicio de la ultraizquierda, incluso en ocasiones al servicio de la simple izquierda. Pero, miren por dónde, al ponerse nerviosa la exmeteoróloga y quedarse sin argumentos, le faltó tiempo para saltar con aquello de «¡Las preguntas las hago yo!”. Fue la típica huida hacia adelante de quien se siente acorralada, sin argumentos e intentando cumplir al pie de la letra con los mandatos de su amo y señor. Lo aprendió en TV3; es decir, en la conocida como «trinchera catalana».

Monasterio demostró elegancia y saber estar en la entrevista, además de tranquilidad y sosiego ante la permanente incitación y casi descalificación de la ex del tiempo. Fatal Mónica López desde el punto de vista informativo, por la escasa profesionalidad demostrada. No supo estar a la altura. Y esa suele ser la tónica habitual de este personaje casi desconocido hasta que aterrizó en TVE en sustitución de la muy querida y admirada, María. El resultado de los palos de ciego de López no es otro que el hundimiento que Rocío Monasterio y VOX hicieron de la presunta periodista y del insultador y provocador mayor de Galapagar, Pablo Iglesias.

Es evidente que ambos personajes han quedado hundidos en la miseria para una larga temporada. Tristemente, Mónica López ha desobedecido el buen consejo de Miguel de Unamuno porque no siente el pensamiento, ni piensa el sentimiento. Y también desobedeció a Feijóo respecto a que sólo los que saben poco quieren mostrar en todas partes lo que saben. El caso es que a esta ‘moza’ le ha salido rana y con pelos. Demostrado queda que ese máster en análisis político, que cursó en la Universidad Abierta de Cataluña en 2016, no es suficiente para informar bien, pero sí lo es para servir al amo que tira del collar perruno.

Tal vez lo mejor de la entrevista en el programa de la mañana fue comprobar que, mientras la entrevistadora daba tumbos, como si no hubiera preparado la entrevista, Monasterio desmontaba una y otra vez el burdo activismo de López, ante el reiterado intento de la entrevistadora de hacer una entrevista ofensiva, cargada de ‘material’ sectario y políticamente incendiario. Un interrogatorio impresentable en el que no dudó en preguntar si «VOX quiere que se vea como enemigos a niños», haciendo mención al cartel repartido en el metro madrileño que recuerda el coste de mantenimiento mensual de cada MENA. Ahí demostró la “exmujer del tiempo” toda su carga de mala fe, falta de profesionalidad, provocación, incitación al odio y nula investigación para preparar la entrevista: debería comprobar qué es lo que dice al respecto el ínclito juez de menores, Emilio Calatayud.

He llegado a la conclusión de que la entrevistadora buscaba protagonismo inmediato. No podía ser menos que otra activista de la SER que, unos días antes, durante el debate en el que Iglesias salió con el rabo entre las piernas, rogaba al exvallecano y podemita que se quedara en plató «para contestar a la ultraderecha». Tan sólo falto a la activista, Barceló, también con recorrido en la «trinchera independentista y golpista», ponerse de rodillas, pedir perdón por las verdades que Monasterio había cantado a Pablo Iglesias y ponerse mirando a Cuenca o seguir haciendo pucheritos, como hizo. ¡A qué nivel de degradación y degeneración hemos llegado! Estoy convencido de que López buscaba un punto de confrontación con Monasterio, pero acabó contra las tablas porque el figurado ‘morlaco’ era mucho morlaco. Tal vez, Mónica quiso remedar a Óscar Wilde: «Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen».

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No tiene desperdicio que Rocío Monasterio (Vox) preguntara a Mónica López: «Ha tenido a Pablo Iglesias sentado aquí hace dos días, ¿le ha pedido que condenara las agresiones de Vallecas?».  “¿Por qué a Pablo Iglesias nadie le ha preguntado por qué no ha condenado las agresiones de Vallecas?” Otra vez que la señora López se ha puesto nerviosa demostrando ser la perfecta comisaría política de las mañanas de @rtve. 

Tanta provocación por parte de la entrevistadora puede verse, algún día, contrarrestada por los entrevistados con el recordatorio de la polémica en la que se vio envuelta por la empresa Meteoplay, S.L.; el expediente informativo por orden de RTVE en 2014; el sospechoso contrato con el Ministerio de Transición Ecológica para Meteoplay, S.L o, para finalizar, por el negocio de la empresa Geritras 2006, S.L., dedicada a las residencia de personas mayores con sede en Barcelona, salvo que hayan cambiado los domicilios fiscal y social recientemente.

Autor

Jesús Salamanca Alonso