01/11/2024 03:29
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Nunca, durante nuestra democracia, habíamos tenido un nivel de políticos tan bajo ni un nivel de mentiras y corrupción tan alto.

¡Qué facilidad para mentir tiene el señor ministro de Justicia! Se nota que tiene un buen maestro en la persona de Pedro Sánchez: todo un experto en mentir y engañar. Aquel personaje del cuento, Pedro, sólo tenía igual el nombre y además únicamente mentía con el lobo y su llegada. Nuestro presidente no se ha especializado en una sola mentira: lo miente, trifulca y tergiversa todo; da igual un título que un doctorado. Miente hasta al lucero del alba. Con la COVID-19 ha sido el no va más, incluso crea guerras entre comunidades o se salta la norma para ocultar “expertos”.

El ministro Marlaska ha mentido al Congreso y lo ha vuelto a hacer en el Senado. Si le quedaba algo de prestigio, lo ha perdido. ¡Quién le ha visto y quién le ve! Tampoco se ha cortado a la hora de crear un cadáver más: ha ido ciego a por Montesquieu. Estoy seguro que detrás de ese atentado hay alguien más en forma de presidente, fiscal general… ¡Vaya usted a saber porque mienten más que hablan! Todo un juez instando el cese del coronel, Diego Pérez de los Cobos, por no facilitarle información sobre la causa judicial del 8M. Para llegar a eso es que el Ejecutivo ha tenido que ver algo muy grave y preocupante, aunque con las declaraciones de la “marquesa” en la TV vasca cada vez tiene menos dudas la población.

A ver por dónde sale ahora el ministro. Seguirá mintiendo como ha hecho cuando ha dicho que nadie de la cúpula de Interior ha pedido a Pérez de los Cobos ni el informe ni datos del mismo sobre el 8-M. Lo de la reestructuración del Instituto Armado le ha atropellado de lleno. “No voy a presentar la dimisión”, ha espetado en el Senado ante la interpelación del senador del PP. Nunca, durante nuestra democracia, habíamos tenido un nivel de políticos tan bajo ni un nivel de mentiras y corrupción tan alto.

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Parafraseando e invirtiendo sus declaraciones, es evidente que desconocen lo que es la función pública. Grande-Marlaska se ha servido de ella y la ha prostituido. Me pregunto dónde están la neutralidad, comunicación, imparcialidad, competencia y la no injerencia política a la que él ha aludido. Ya no hay líneas rojas para el gobierno socialcomunista.

Ahora quiero comprobar que la titular del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid, Carmen Rodríguez-Medel, lleva a cabo su advertencia respecto a que “tomaría medidas legales si el cese del coronel Pérez de los Cobos estaba relacionado con el intento de que filtrase un informe judicial que ella había encargado (…)”. Tal vez no dimita Marlaska, pero va a ser el títere del Gobierno, el estafermo de la oposición y el juez que mentía con chulería dislocada. ¿Pero de dónde ha salido esta tropa tan indigna?  

Ni reestructuración de equipos ni nada. Ahora nos vamos a reír y sabremos quién dice la verdad porque tendrán que verse ante la juez Rodríguez-Medel. El ridículo ya está hecho, solo falta la fiesta final. Entre Marlaska y Gámez, uno por otro la casa sin barrer. Veremos quién ha obstruido a la Justicia, quién ha prevaricado y por qué hay tanto empeño en mentir a la ciudadanía o insultar a la democracia.

Nuestro ministro ha quedado con el culo al aire. ¡Lo que le faltaba!  Pérez de los Cobos cesó “por no informar del desarrollo de investigaciones y actuaciones de la Guardia Civil, en el marco operativo y de Policía Judicial, con fines de conocimiento”, según la carta de la directora general. Toda la cúpula del Ministerio de Interior ha quedado desprestigiada y ha demostrado su inutilidad. Ya no hay duda de que si no son mentirosos, trapaceros y tergiversadores no tienen cabida en este Ejecutivo.

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El Gobierno “frankenstein” se salta todas las normas sin que pase nada. Se agarran a un clavo ardiendo para no soltar la silla, las prebendas, las fiestas y el coche oficial. ¿Acaso no estamos ante una partida de forajidos sin piedad? Toda esa podredumbre de fariseos solo puede estar en un Gobierno así, en entredicho día sí y día también. En cualquier gobierno serio hubieran defenestrado a esta gente, al igual que en algún país musulmán arrojaban a los políticos corruptos y mentirosos, al interior de un contenedor de basura. Ya saben: la basura junto a la basura para recogerla toda a la vez.

Autor

Jesús Salamanca Alonso