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Contexto

El 20 de febrero de 2014 se llevó a cabo un golpe de Estado en Ucrania dirigido desde la embajada de los Estados Unidos (el gobierno useño “invirtió” 5  mil millones, 1992-2014, -Nulad dixit- en controlar Urania), con participación y organización directa del embajador -Geoffrey Pyatty- y la Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos -Victoria Nuland- y utilizando como fuerza de colisión las organizaciones y ONGs del círculo de G. Soros y también a diversas formaciones paramilitares nazis (como Pravy Sektor, Patriota de Ucrania, Asamblea Social-Nacional,  Svoboda). De resultas de aquel golpe se instauró un gobierno lacayo del NOM, corrupto y putrefacto, despótico y criminal contra toda la sociedad. Las protestas contra el gobierno golpista se extendieron por toda Ucrania especialmente en los oblast del Este del Dnieper, sobre todo: Jerson, Zaporiyia, Donetsk, Luhansk, Jarkov. Las protestas fueron aniquiladas sin miramientos. A los pocos días -a últimos de febrero- ya habían huido de Ucrania 675.000 personas que en su mayoría se refugiaron en Rusia (especialmente Belgorod, a 40 Km de Ucrania).

La represión no tuvo límites: detenciones, secuestros, asesinatos (por ejemplo, las detenciones del 5 y 6 de marzo, la desaparición del gobernador de Donetsk Pavel Gubarev a manos del Servicio de Seguridad…). A partir del 6 de marzo comenzó el “paqueo” de los francotiradores nazis ucranianos en Jarkov, actividad que se extendió a otras capitales de los oblast del Este. A pesar de la represión gubernamental y de la acción de los “pacos” las manifestaciones se convirtieron en masivas (13 de marzo) y unían a todos los grupos políticos de oposición a los golpistas de Kiev. La represión y el constante goteo de asesinados, secuestros y desapariciones llevaron a las masivas manifestaciones del 22 al 30 de marzo, que ya tomaron un cariz entre federalizante e independentista. El movimiento favorable a un referéndum sobre la forma de organización político-adminsitrativa del Estado (república centralista o federalista) comenzó a extenderse a los oblast del noreste del Dniéper y de la orilla oeste del Río. La respuesta del gobierno golpista fue decisiva para que la situación desencadenase en la declaración de independencia de los oblast del Este. Esta declaración generó la respuesta militar del gobierno golpista Kiev. A principios de abril de 2014 el gobierno envió a la Guardia Nacional (1992) a reprimir el movimiento protestatario.

La Guardia Nacional fue refundada en 2014 (tras el golpe de Estado) tomando como fundamento las milicias nazis: batallones Azov, Tornado, Pravy Sektor entre otros. Estas milicias -especialmente el batallón azov- fueron sufragadas por oligarcas ucranianos como Igor Kolomoisky, propietario de la red eléctrica ucraniana (y “compadre” de los Biden) y que cuenta con pasaporte chipriota e israelí. Kolomoisky alentó la intervención de estos grupos en los oblast del Este y Sur (por ejemplo, masacre de Odessa, 2 de mayo de 2014). Pero la principal fuente de financiación de estos grupos fue el gobierno norteamericano. La administración Obama y Biden las armaron y entrenaron tanto en Ucrania como en Estados Unidos bajo el Programa de Entrenamiento CIA (2015). Por ejemplo, 2014-2015 sobre 300 miembros de la Brigada 173 aerotransportada estadounidense fueron a Ucrania a entrenar a estas unidades paramilitares.

Los nexos entre los grupos paramilitares nazis y los gobiernos occidentales (USA, Gran Bretaña y Canadá, principalmente) fueron tan abiertamente evidentes que el Centro de Lucha contra el Terrorismo de la Academia Militar de West Point -en su informe de 2020- alertaba de las relaciones de estas unidades paramilitares con grupos de nazis norteamericanos como (Rise Above, con sede en California) y la colaboración de miembros de estas unidades ucranianas en diversos atentados en Estados unidos (como el de Charlottesville). Además de la ayuda material, la asistencia técnica norteamericana a estos grupos ucranianos se centraba en la formación para llevar a cabo actividades paramilitares (terroristas) y capacitarlas como primera fuerza de choque en los oblast del Este. El coronel Brian Irwin -agregado militar de la embajada canadiense en Kiev- fue uno de los directores de la Academia de Formación de Oficiales de estos grupos, concretamente del batallón Azov. Tras cinco años de formación y entrenamiento los “oficiales” de estos grupos pasaron a dirigir el ejército regular ucraniano (informe del Instituto de Estudios Europeos, Rusos y Euroasiáticos de la Universidad George Washington, 2020). Por ejemplo, los milicianos del grupo Centuria recibían formación en Sandhurst (Reino Unido) bajo el paraguas del Programa Operación Orbital. En 2020 Gran Bretaña ya había capacitado a 22.000 milicianos, que se incorporaron al ejército regular ucraniano tanto como tropa, suboficiales y oficiales.

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La actividad criminal de estos grupos nazis en los oblast del Este era tan escandalosa, que incluso los principales grandes medios de comunicación occidentales tuvieron que informar de la situación. Estos grupos se dedicaban a masacres de civiles y a todo tipo de torturas y asesinatos y violaciones de mujeres y niños y crucificaban a los prorrusos (aquí). Los oficiales de estas unidades grababan con los móviles estas “gloriosas” acciones (aquí y aquí o aquí, por ejemplo). Hoy estas denuncias se han desvanecido porque las consignas del NOM a sus medios lacayos es la contraria: todos devotamente a favor del régimen criminal ucraniano. Resultado, los grandes medios se dedican a eliminar de sus historiales esas noticias donde antaño denunciaban los crímenes del gobierno golpista y sus unidades nazis (por ejemplo aquí).

Las masacres de estos grupos -en las poblaciones donde entraban- promovió la generalización del choque armado. Para el 17 de abril de 2014 el descontrol de la situación llevó al gobierno golpista ucraniano a ordenar los primeros bombardeos aéreos indiscriminados sobre la población civil. Bombardeos incluso con armas químicas. El 29 y 30 de junio Semenivka y Sloviansk fueron bombardeadas indiscriminadamente con armas químicas (fósforo y cloro).

Los crímenes de guerra perpetrados por los batallones nazis -autorizados por el gobierno golpista ucraniano- llevaron a un constante goteo de unidades del ejército regular que se pasaban a aquellos territorios que permanecían sublevados. Esto obligó al gobierno de Kiev a reorganizar estos grupos en la Guardia Nacional y delegar en ellos el curso la guerra civil, apartando al ejército regular. Según Jacques Baud (antiguo coronel del ejército y exmiembro de los Servicios de Información de Suiza) en su informeCentre Françcais de Recherches- explica esta situación y cómo los grupos de autodefensa se iban armando, fundamentalmente de las unidades ucranianas que se pasaban de bando. Aunque Baud niega la intervención rusa en apoyo material y asesoramiento de los grupos de autodefensa, es muy posible que el gobierno ruso diese soporte por lo menos material a los grupos de autodefensa.

Fueron esas unidades nazis las que consiguieron retener la mayor parte de las poblaciones de los oblast del Éste, y las han mantenido bajo el saqueo y el terror durante ocho años, hasta la invasión rusa de febrero de 2022. Conforme progresa el avance ruso la estrategia de esas unidades viene siendo: la represalia indiscriminada contra la población civil, la toma de posiciones defensivas en espacios y edificios civiles, y la utilización de los civiles como “escudos humanos” con el fin frenar los ataques rusos y ralentizar su avance. Cuando ya no hay otra posibilidad que la retirada, la estrategia es de tierra quemada. La periodista francesa Anne Laure Bonell ratificó sobre el terreno que el ejército ucraniano realiza ataques indiscriminados contra la población civil, ataques sin ninguna razón militar porque bombardea zonas donde no hay posiciones militares rusas ni de milicias independentistas. También relató que utilizan como táctica militar la toma de rehenes entre la población civil (por ejemplo, su video de 17 de marzo).

El caso de Mariupol

Durante marzo de 2014 se fueron incrementando los enfrentamientos entre civiles y policía y asomaron los primeros “pacos”. Esto hizo que toda la oposición se uniese lo que posibilitó la acción de protesta del día 18: el asalto al ayuntamiento aunque al poco fueron desalojados. El 13 de abril la oposición volvió a asaltar el Ayuntamiento -haciéndose fuertes allí- y esta vez ya se exigió la proclamación de una república en los oblast del Este. El ejercito hizo su aparición en las calles y fueron atacados con cocteles molotov. Se respondió abriendo fuego (16 abril). Las unidades militares asaltaron el ayuntamiento, aunque cambió de manos varias veces. Entre tanto las manifestaciones continuaron y la policía quedó dividida. El 8 de mayo el ayuntamiento quedó bajo control gubernamental. En mayo llegaron las unidades nazis de la Guardia Nacional -especialmente el Batallón Azov y la Unidad Omega- que disolvieron las manifestaciones a tiros,  pusieron la ciudad bajo su control e impusieron el saqueo y el terror (13 de junio).

La intervención rusa y la llegada de las milicias del Donbass ha sido muy esperada por las poblaciones de los territorios de los oblast del Este, recibiéndolos como liberadores. Buen ejemplo es el de Mariupol.

Los batallones Azov pusieron sus defensas en zonas residenciales de Mariupol (especialmente puestos de cañones D-30). Los Azov también disparan desde edificios civiles (incluido el hospital) con los C-90 españoles. Durante el mes de marzo de 2022 se ha ido estrechando el cero. Sobre mediados de mes las tropas rusas han comenzado a entrar en la población. Los Azov se han ido retirando hacia los distritos del centro de la ciudad y el distrito industrial, dejando asolados los distritos que van abandonando. Human Right ha denunciado la violación del Convenio de Ginebra sobre prisioneros de guerra rusos a manos de los Azov.

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El día 18 de marzo las tropas rusas comenzaron el asalto los distritos de Livoberezhny y zhovtnevy para dividir la ciudad en dos. Previamente el mando ruso propuso por dos veces la formación de “corredores humanitarios” que fueron boicoteados por los Azov. A partir del día 20 los ataques aéreos rusos han ido machacando las posiciones de Azov con una intensidad de 20 ataques diarios (según el padre del subomandnate de Azov -muerto en uno de estos ataques- Dunikov Denis Alexandrovich alias Phantom, día 22). Ante la derrota, la ciudad prácticamente liberada y dados los crímenes cometidos desde 2014; los Azov han permitido los “corredores humanitarios” para intentar escapar mezclados con la población civil. Los controles rusos son exhaustivos, inspeccionando a los hombres todo el cuerpo en busca de los tatuajes nazis con los que se marcan los Azov al entrar en el Batallón. Los Azov intentan huir como civiles con los tatuajes cortados haciendo que parezcan heridas de guerra o -mal menor- como soldados del ejército regular con el fin evitar caer cautivos a manos del ejército ruso o -peor aún- acabar ajusticiados por la población. Para intentar huir por los “corredores” también utilizan ambulancias, incluso como cobertura para sus contraataques (como muestra el video de Dimiri Sokolov, 19 de marzo).

Durante 8 años el Batallón Azov ha hecho el “trabajo sucio” al gobierno de Kiev en los oblast del Este. Antes de que se cerrase el cerco de Mariupol, el Batallón Azov reclamó ayuda al gobierno de Kiev pero éste los ha abandonado -ahora que están derrotados- dado que son irrebatibles las masacres realizadas y el terror impuesto por este batallón en las poblaciones de los oblast el Este, como Mariupol. Azov ha seguido atacando las zonas liberadas especialmente con lanzamisiles Tochka.

Conforme se han ido liberando los distritos de la ciudad han salido a la luz las checas del Batallón Azov. Especialmente terrible ha sido la checa del aeropuerto llamada La Biblioteca donde, entre otras barbaridades, se descuartizaba a los prisioneros tanto militares como civiles. A día de hoy, 25 de marzo, la ciudad está prácticamente liberada. Los rusos han entrado ya en el centro y han asaltado el distrito industrial. Los Azov ya casi no tienen donde esconderse.

Por último, recalcar que no se trata de que haya más o menos unidades militares en el ejército de Ucrania con ideología nazi. Es todo un ambiente nazi que afecta a diversos sectores e individuos de la sociedad. Por ejemplo: al canal público ucraniano de 24 horas, donde el presentador Fakrudin Sharafmal hizo apología nazi. Elogió a Adolf Eihman: “Me adheriré a la doctrina Eichmann”. Continuó lanzando lindezas propias de Eichman, como: Hay que “destruir la nación [rusa] matar a los niños porque si matas a sus padres los hijos crecerán y se vengarán… tenemos que masacrar a sus familias [rusas] … seré uno de los primeros en hacerlo”.

Autor

Antonio R. Peña
Antonio R. Peña
Antonio Ramón Peña es católico y español. Además es doctor en Historia Moderna y Contemporánea y archivero. Colaborador en diversos medios de comunicación como Infocatolica, Infovaticana, Somatemps. Ha colaborado con la Real Academia de la Historia en el Diccionario Biográfico Español. A parte de sus artículos científicos y de opinión, algunos de sus libros publicados son De Roma a Gotia: los orígenes de España, De Austrias a Borbones, Japón a la luz de la evangelización. Actualmente trabaja como profesor de instituto.