Getting your Trinity Audio player ready...
|
Sr. Director:
Buena parte de la sociedad catalana ha escuchado al capitán Haddock, célebre personaje del mundo infantil y juvenil de muchos de nosotros, que nos advierte en una de las aventuras del célebre personaje Tintín que “sólo quien está cerca del puerto es capaz de escuchar las sirenas de los barcos”. Digo que ha escuchado al capitán Haddock, y al “gerundense cien por cien y español practicante” Don Jaime Serrano de Quintana que in extremis alertaba el voto a VOX: “Ante las próximas elecciones de Cataluña” (El Correo de España, 15 de febrero).
Me da por pensar que la irrupción de VOX en Cataluña puede ser el inició de un renacer de lo español en esta comunidad; algo así como una reconquista del espacio ocupado por la falacia contumaz, grosera y criminal de todo el espectro separatista. Y siendo este mi parecer, como seguramente es el de muchos de ustedes, no logró entender a quienes ponen reparos al proyecto con argumentos que en modo alguno pueden sostenerse desde el punto de vista de la utilidad que más le conviene a España.
Aquí, señores, no hablamos hoy por hoy de lo absoluto, sino de lo relativo, que es la magnitud con la que tenemos que lidiar, y preferentemente en Cataluña, hoy tomada por una banda de forajidos, cuyo sheriff siempre ha sido un cobarde. ¿Acaso no saben que la vida es buscar posibilidades de espacio en este tiempo disolvente? O si se quiere, los planteamientos que hay que utilizar para intentar alcanzar los objetivos. De momento es innegable que VOX ya tiene tropa en el teatro de operaciones.
Autor
Últimas entradas
- Actualidad11/08/2024¿Quiénes celebran el 18 de julio? Por Pablo Gasco de la Rocha
- Actualidad13/07/2024El esfuerzo por sobrevivir comienza a ser titánico: Se Acaba La Fiesta y la Corona pone a dar consejos a las Niñas. Por Pablo Gasco de la Rocha
- Actualidad09/07/2024Los tres Mosqueteros de la CEE contra los españoles y los inmigrantes. Por Pablo Gasco de la Rocha
- Actualidad09/07/2024Sr. Marlaska, nadie va a prohibir que le siga haciendo la cena a su “marido”. Por Pablo Gasco de la Rocha