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Así lo confirman las cifras de participación en Hungría: cerca del 70% de los votantes con derecho a voto participaron y emitieron votos válidos el pasado domingo. Aunque los resultados oficiales de la votación aún no se han anunciado, ya está claro que Fidesz-KDNP ha logrado una hazaña política de magnitud histórica: nunca antes tantas personas habían votado por una fuerza política en Hungría: casi 2,85 millones (al 99% de los votos escrutados), lo que representa el 54% de los votos. Esto significa un mandato extraordinario para la alianza conservadora gobernante.

El 3 de abril de 2022 pasará a la historia política húngara como el acontecimiento más significativo de la democracia húngara en la época posterior a la transición fuera del comunismo. Por cuarta elección parlamentaria consecutiva desde 2010, el Fidesz ha ganado dos tercios de los escaños parlamentarios: ahora con más de un 18% de ventaja sobre la Oposición Unida, que abarca de la extrema derecha a la extrema izquierda, y el primer ministro Viktor Orbán volverá a formar gobierno. La izquierda se ha hundido: con el 34% de los votos ha obtenido su peor resultado -excepto por las elecciones de 1990- de la Hungría moderna.

La oposición sólo ha ganado en Budapest (16 de 18 distritos), Pecs y Szeged.

Las elecciones parlamentarias del domingo y el referéndum sobre la protección de la infancia, celebrados al mismo tiempo, demostraron que la democracia húngara está viva. A pesar de que los resultados del referéndum no tienen fuerza vinculante, nunca antes tanta gente había votado en la misma dirección: más húngaros votaron a favor de la posición del gobierno en el plebiscito que a favor de la adhesión de Hungría a la OTAN y la UE. Una media de más de 3.414.736 personas votaron «No» en las cuatro preguntas, y esa cifra aumentará cuando se cuenten los votos de los ausentes.

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Porcentaje y número de votos.

También ha quedado claro que el marco jurídico es estable y ofrece suficientes garantías para salvaguardar la integridad de las elecciones, tanto contra las injerencias externas como contra los abusos internos.

Fuente: Centro de Derechos Fundamentales de Hungría.

Autor

REDACCIÓN