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Pues estas cosas son las que hacen que uno no sienta simpatía por el personaje, pese a lo que le hayamos alabado hasta ayer. Y es que la cosa no deja de ser escandalosa: Guernica símbolo martirial internacional, ahora también en boca de un cómico. Bien es cierto que se repite lo que se dice: Guernica como símbolo de crueldad franquista y resistencia roja-separatista, y Paracuellos no existe. 

    ¿Sabe el cómico Volodímir Oleksándrovich Zelenski​ dónde está la población de Guernica? ¿Qué sabe del bombardeo que sufrió en una guerra generalizada por tener fábricas de armas? ¿Sabe el número real de los que murieron, no el inventado por la ralea? Más aún, ¿sabe que no fue la aviación del bando nacional la que efectuó el bombardeo?

    Dicho esto, ¿sabe el cómico Volodímir Oleksándrovich Zelenski lo del bombardeo de Cabra? ¿Sabe cuántas personas, hombres, mujeres y niños murieron? ¿Sabe que fue la aviación roja?

    Aunque de Volodímir Oleksándrovich Zelenski​ es de alabar su resistencia, su coraje y su patriotismo. Volodímir Oleksándrovich Zelenski no deja de ser un cómico.

    Cómico, que es, a lo que parece, la nueva profesión de quienes aspiran a presidir el Gobierno en cualquier país de Europa, y España no podía ser menos presentando, de momento para la ínsula Barataria de Tabarnia, al cómico con cara de memo Alberto Boadella. Radical de la extrema izquierda-separatista-catalana, de la que fue icono cultural, cuyos espectáculos cómicos durante muchos años tuvieron dos obsesiones: el Ejército y la Iglesia católica, con los que era, especialmente beligerante. Procesado y sentenciado, su odio cainita a Franco fue tal, que hasta arremetió contra Dalí por su amistad con el Caudillo, de quien, en 2003, este sinvergüenza escribió el guion y dirigió la película “Buen viaje, excelencia”, una caricatura de los últimos meses de la vida del Caudillo.  

   Pero lo que son las cosas, este cómico comienza a cambiar cuando la progresía del Partido Popular, representada en Esperanza Aguirre, siendo presidenta de la Comunidad de Madrid, le regala en el año 2009, el cargo de director artístico de los Teatros del Canal de Madrid. Puesto excelentemente pagado que el payaso con cara de memo no rechaza. A partir de lo cual comienzan a lloverle los premios y distinciones, puede que dentro de poco también el “Princesa Leonor”:

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    En 2012, el premio “Alfonso Ussía” otorgado por el periódico La Razón, al Personaje del Año. En 2014, el “Premio Sociedad Civil” en defensa de la libertad, que supongo no sería por sus muchos años en la algarada revolucionaria izquierdista-separatista-catalana. En 2017, el XX Premio Nacional de Teatro Pepe Isbert. Entre otros premios, distinciones y halagos, mayormente venidos del lado de las gentes del Partido Popular.

    Este payaso con cara de memos, el 16 de enero de 2018 se hace con la presidencia de Tabarnia.

    Pero ojo, porque hay más. Alberto Boadella, el encanto de rojas y progres, este payaso, el progre, el revolucionario que quería “asaltar el cielo” como todos los menos que en el mundo son, el antifranquista, antemilitar y anticatólico, resulta, y no lo sabían ellas, que no le pone reparos al acoso a la mujer, ¡quién lo diría de un antifranquista tan visceral como él!: “Las manos de un macho no están para estar quietas”. A la par de protegerse, por si acaso, de cualquier denuncia que le pudiera venir cuando todavía tenía potencia sexual, que los años no pasan en balde: “El acoso sexual se denuncia en el momento o se deja estar”. (Ambas declaraciones recogidas de La Voz de Galicia, 24-10-2019).

    ¿Qué dirán nuestras queridas feministas? Pues le disculparán, como a otros, porque este payaso siempre llevará el pedigrí de rojo, y para siempre la cara de memo.

Autor

Pablo Gasco de la Rocha
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