21/11/2024 21:31
Getting your Trinity Audio player ready...

 

Chile dejará de existir como se le conoció. Un país reconocido en Latinoamérica como poseedor de una economía bastante sólida y por tener un sistema neoliberal muy bien establecido. Fue el Nobel Milton Friedman junto a los «Chicago Boys», quienes llevaron a cabo el «milagro de Chile», lo cual fue la liberalización económica que permitió a Chile recuperarse de la crisis económica en la cual estaba inmersa a causa del extinto gobierno comunista de Salvador Allende. 

Asimismo, Chile goza de la mejor educación y sanidad de América Latina. Chile posee el mayor PIB per cápita de toda la región y es la quinta economía más importante, luego de Colombia.  

Pues bien, los allendistas esperaron varias décadas para retomar el poder y poder acabar con el «neoliberalismo salvaje», como lo llaman. También, de seguro llevaran a este país a una nueva crisis económica. La nueva constitución que ya no tiene vuelta atrás, de seguro destruirá ese milagro chileno, entendiendo que el socialismo del siglo XXI que se piensa instaurar y que ya comenzó, pretende llevar a Chile a un deterioro económico y político que le costará décadas de trabajo duro y que alterará la calidad de vida de los chilenos. 

A su vez, es absurdo el nivel de abstinencia electoral en Chile, los ausentes a las urnas dejaron el camino libre a movimientos minoritarios e incluso anárquicos que buscan transformar la constitución. Es algo irreparable e inaudito. El nuevo alcalde de Chile es comunista y es una mujer, algo que ya no es muy raro; pero sí un poco perjudicial, pues, en Barcelona y en Bogotá, donde acontece una situación similar, las cifras de favorabilidad no son muy alentadoras.  

Irací Hassler, no es más que una feminista posmoderna radical, y una fiel servidora de Marx (líder de las Juventudes Comunistas y militante del Partido Comunista), además de una inexperta en el tema, el futuro de Santiago no es más incierto que el de todo el país. Del mismo modo, quienes redactaran la nueva Constitución chilena son en su mayoría «independientes», seguidos por la izquierda. Son las feministas, los indígenas, los progresistas y todo espectro del socialismo. Personas incluso analfabetas funcionales, morales, culturales e históricos, y sin ningún conocimiento jurídico-político, quienes se osarán de escribir la nueva Constitución. Solo falta esperar a la elección del nuevo presidente, claro está, un comunista radical. 

Por desgracia, todo el proceso de involución de Chile comenzó con las marchas vandálicas, anárquicas, altamente estructuradas y financiadas de octubre de 2019, que obligaron a Piñera a rendirse ante el horror. Y la situación en Colombia es más que similar.  

El actual «paro» es eso mismo y está financiado y estructurado por los mismos. Su fin no es otro que el mismo de Chile: una nueva Constitución que legitime y legalice un Estado comunista. Gustavo Petro se autodenomina «alternativo» y acusa al uribismo de ser fascista, cuando es el mismo quien estimula el desorden, la anarquía y el conflicto social en Colombia. Su fin es el de encabezar un eventual gobierno de facto, pues cuando habla de un potencial «golpe de Estado», es evidente que si eso llegará a suceder saldría de sus propias entrañas.

Autor

David A Rosenthal
Últimas entradas
LEER MÁS:  La ley podemita “de protección de la infancia” es bárbara ingeniería social contra la familia y la natalidad. Por José Miguel Pérez